Pérez Gay y una charla sobre cómo se creó el Canal 22

  • «Entonces la frecuencia estaba embargada, por otro lado no teníamos transmisor y además, las perspectivas políticas no eran las mejores», le dijo el ex director de Canal 22 al periodista Huemanzin Rodríguez.
  • «Yo diría que Canal 22 ahora tiene que volver al cause cultural, nacional e internacional; y abrir las ventanas. Un canal cultural es abrir las ventanas al mundo, abrir las ventanas de México al mundo y dejarlos entrar».

Por Huemanzin Rodríguez


CIUDAD DE MÉXICO, México, (N22).- 
Hace unos años tuve una larga entrevista con José María Pérez Gay, primer director de Canal 22, administración con la que empecé mi relación laboral y emocional con esta televisora. Esta conversación de hace cuatro años ha sido usada en fragmentos en varias partes, desde libros hasta emisiones televisivas, pero nunca ha sido reproducida totalmente. Hoy, en memoria del Doctor Pérez Gay y la víspera del XX aniversario de Canal 22 la damos a conocer completa, resulta una interesante reflexión que nos alcanza hasta nuestros días y en cierta forma, nos ayuda a entender no sólo la importancia de la televisión cultural, sino también de alguna manera, nos muestra a un país, junto con sus procesos políticos y sociales.
¿Cómo nació Canal 22?
Bueno, comencemos por un anuncio que salió en todos los diarios, un desplegado firmado por 800 intelectuales, académicos, profesores, miembros de universidades; que le pedían al entonces presidente Carlos Salinas de Gortari que no vendiera el Canal 22, y lo convirtiera en un canal cultural. Le estoy hablando de julio de 1991. Los responsables de este desplegado fueron Carlos Monsiváis y Héctor Aguilar Camín, tres meses después se sumaron 1200 firmas, en esas firmas también hubo universidades, grupos y promotores culturales, escritores, etcétera.
Después del papel, ¿cómo fue sentarse a la mesa de trabajo?
Tardó mucho tiempo para que la idea fuera madurando. El presidente Salinas nos dio la aprobación y se formó un consejo, se llamaba Consejo de Planeación y políticas de desarrollo. Estaba Fátima Fernández, Beatríz Solís, estaba una poetiza que ya murió cuyo nombre no tengo ahora en la cabeza, también Alejandro Rossi por parte de  la revista Vuelta. Dicho consejo lo presidía Víctor Flores Olea, entonces presidente del CONACULTA.
En un principio los miembros de este consejo, imaginaron un canal ideal, ideal en su estructura administrativa e ideal en su programación. Un canal como no podría existir. El modelo que inspiró a Canal 22 fue el de la BBC de Londres, cuyas estructuras imaginaron que en México, no creo ser injusto al recordarlo, funcionarían como el Consejo Universitario. Entonces había una junta académica que iba a decidir sobre la programación.
Cuando lo invitaron a ser el director de un nuevo canal, ¿qué le hizo aceptar?
Cuando el presidente Salinas me nombra (había desde luego una terna), dudé mucho en aceptar porque no sabía nada de televisión, soy un escritor de profesión  y francamente no sabía qué hacer con un canal; pero un canal cultural me llamaba la atención, sobre todo por el canal cultural 9 que Televisa desapareció, lo borró. Era un buen Canal, lo dirigía Miguel Sabido. Por eso me entusiasmó.
                            
Además, Canal 22 vino a ocupar una frecuencia en donde no había ninguna otra estación.
Sí, después de que el 19 de marzo de 1993 en la residencia oficial de los Pinos, el expresidente Salinas con todo su gabinete presidencial nos dio la responsabilidad, comenzamos a trabajar. Originalmente Canal 22 nació en la banda UHF (ultra high recuency), yo no tenía idea de lo que era una banda UHF, entonces comenzó mi verdadero aprendizaje, la ultra alta frecuencia, era una cosa insólita en la televisión mexicana.
Nuestras condiciones eran casi miserables, la antena que estaba en el Ajusco era una antena unidireccional, ¿qué significa esto? Es decir, la antena mandaba la señal de frente a la Ciudad de México y, por ejemplo, en la calle Heriberto Frías 132 lo podía usted ver, pero en Heriberto  Frías 133 ya no. Entonces me di cuenta de la situación que reinaba con la frecuencia misma.
No me lo va creer, pero la frecuencia estaba embargada y embargada por un particular, es decir que no podíamos salir al aire mientras hubiese una situación jurídica tan complicada. Todos los privados se habían amparado y esto dio lugar a un embargo. Este amparo ocurre cuando las frecuencias del Estado salen para un Canal estatal. Esto ha pasado desde la aparición del Canal 13, cuando fue televisión de estado.
Entonces la frecuencia estaba embargada, por otro lado no teníamos transmisor y además, las perspectivas políticas no eran las mejores. ¿A qué me refiero? No eran las mejores porque en la época de las privatizaciones, llevadas a cabo por el gobierno del expresidente Salinas y sobre todo por la cabeza de la Secretaría de Hacienda, que era Pedro Aspe, pues no era el momento para lanzar una empresa descentralizada, una empresa estatal. ¡Demasiado trabajo antes de hacer televisión!
Muchas veces todo parecía un absurdo. En ese momento inicié un largo peregrinar  por todo el gabinete: me entrevisté con Fernando Gutiérrez Barrios, quien siempre me mostró su apoyo, me entrevisté con mi cabeza de sector, Ernesto Zedillo Ponce de León, que era Secretario de Educación Púbica. Me entreviste con un político mexicano que me ayudó mucho, sobre todo en cuestiones de presupuesto, era Luis Donaldo Colosio Murrieta, a quien yo había conocido años antes en Viena, cuando yo era consejero Cultural. Después de eso me entrevisté también con el Secretario de Comunicaciones y Transportes, que era Emilio Gamboa Patrón.
Una vez que tuve el consenso de los secretarios de estado, mi interés era saber si el expresidente Salinas había sacado las manos del proyecto, porque como usted recordará, tardaron nueve meses en darnos el presupuesto.
Éramos 27 personas en el edificio de productores de los Estudios Churubusco, yo no sabía si el expresidente Salinas nos había retirado su apoyo, tampoco sabía si nos iban a dar el presupuesto para salir al aire.
¿Qué seguimiento le dieron al Canal 22 todos los que firmaron el documento a favor de convertirlo en un canal cultural?
En aquel momento también tuvimos una confrontación con la revista Vuelta, concretamente con Octavio Paz, y el grupo en torno a él, ellos hablaron de un “secuestro de las instituciones”  y de un “canal azolvado”. Este Canal azolvado salió en la revista Vuelta cuando Don Octavio Paz publicó La conjura de los letrados que era un ataque directo a la revista Nexos, puesto que yo era parte del consejo de Nexos.
Todo esto que le cuento, no es basura ni anécdota, sino eran los verdaderos impedimentos para que el Canal 22 saliera al aire, sin contar  las dificultades técnicas.
¿Cómo fue levantar la infraestructura de Canal 22?
Me entrevisté con los ingenieros Vaca y Segovia, los dos egresados del Poli, me dijeron que el transmisor que teníamos era un transmisor del año de 1978, que había llegado a los Estudios Churubusco a nombre de la hermana del expresidente López Portillo. Me dijeron que ese transmisor nos podía servir para salir al aire, pero después no era seguro. Entonces la situación era más que desesperante.
Una vez que estábamos en los Estudios Churubusco, los ingenieros  me dijeron que podían armarse ahí los estudios. Les dije: ¡Pero esta es ruina! Me respondieron que en esta ruina tendríamos en cuatro meses, por lo menos un estudio listo. Y debo decirlo, los dos cumplieron perfectamente.
Nuestras oficinas las equipamos con mesas de $35 pesos y cartones que nos sirvieron de escritorios. Sobre ellos empezamos a imaginar un canal ideal y empezamos a hacer una especie de asamblea, diseñamos folletos y programaciones, armamos un canal ideal.
¿Qué quiere decir con un canal ideal?
Bueno empezamos a ver las materias. Nos enfrentamos con una gran dificultad, la producción nacional era carísima y por fin nueve meses después, le hablo del 19 de marzo de 1992 al 8 de diciembre de 1992, del mismo año, llegó el presupuesto. Eran $32 millones de pesos, $3 millones de dólares en aquel entonces. En seguida nos propusimos empezar a armar el proyecto, hablé tres o cuatro veces con Pedro Aspe para que nos permitiera, dentro del presupuesto, comprar una antena omnidireccional, que por lo menos bañara a toda la Ciudad de México y parte de Tlaxcala, parte de Puebla y una parte del Estado de México, pero realmente, sólo pudimos llegar al Estado de México y una parte del Estado de Hidalgo.
Comencé a interiorizarme en el negocio de la televisión, fui a varias ferias a comprar programación, principalmente de la BBC de Londres, Antena Tres francesa, TVE Española, pero sobre todo de la televisión de Quebec, quienes nos ayudaron en el primer momento. La televisión de Quebec era una televisión multilingüista, se hablaba igual francés que inglés. La directora, Madame Ledoux, me ofreció todas las posibilidades técnicas para poder sacar el canal.
¿Cómo cuáles?
Averiguar quién podía subtitular las series que íbamos a comprar, ver qué series íbamos a comprar. Y al mismo tiempo la idea era lanzar un noticiero cultural, que usted conoce de memoria. Y creo que hicimos algo muy importante: la videoteca del canal, creo que es una de las videotecas que mejor equipadas están culturalmente en el mundo, guarda registro de las actividades artísticas y culturales de lo mejor del mundo, y de lo ocurrido en México a partir de las transmisiones, hechas día a día por el Noticiero hasta hoy.
Nosotros los mexicanos, nuestra historia nos impide tener memoria. Yo no concibo cómo toda la historia del Canal 13 fue borrada de un golpe porque se necesitaba sobre grabar en las cintas. Cuando llegué a lo que quedaba de canal 13 no había nada, toda su memoria había sido borrada, de eso soy testigo directo. La desmemoria como ejercicio de la historia mexicana. Algo así vivió también Canal 11. Eso me preocupó muchísimo en la conformación de Canal 22. Yo creo que Canal 22, desde ese punto de vista, desde esa perspectiva, ha contribuido a la memoria mexicana y a la memoria cultural mexicana.
Ya con el canal en transmisiones ¿cómo fue el trabajo con el gabinete?
El trabajo con Rafael Tovar y de Teresa, entonces presidente del CONACULTA, nunca tuvo un sí ni un no. Nunca me censuraron un solo programa, eran otros tiempos, eran otros gobiernos. Uno tenía que mostrarle a RTC (Radio Televisión y Cinematografía) en la Secretaría de Gobernación, toda la programación.
Yo recuerdo un director de RTC, no lo quiero nombrar por respeto, me mandó a llamar después de ver El joven Picasso, programa con el que íbamos a debutar, usted sabe que el joven Picasso comienza en un burdel de Barcelona, entonces el directivo me peguntó:
-¿Qué es eso?
– Pues un burdel. Le dije.
– Pero… ¿Cómo un burdel?
– Bueno Les demoiselle d’Avignonson las prostitutas de Barcelona.
– ¡Ah! No lo sabía yo…
Entonces, también empezamos una lucha cultural, vamos a llamarle así, contra la ignorancia. Yo creo que la ignorancia es una virtud, siempre y cuando se ejerza con humildad, pero nuestros funcionarios no la ejercen con humildad… Con esta frase le resumo a usted, los ocho años que estuve en Canal 22.
Me parece muy importante esto que ha mencionado doctor, enfrentar la ignorancia, enfrentar los límites propios. Ahora ¿cómo ve a canal 22?
Bueno, a nosotros, a mi dirección de ocho años, se nos acusó de elitistas; pero yo entendía un canal cultural en toda la línea. Quizá después hubo que bajarle porque empezó la ideología del rating. El rating, es un invento de los canales comerciales y a nosotros nos hizo sufrir porque yo me di cuenta que nunca íbamos a subir más allá del tres o cuatro por ciento, quien diga lo contrario no creo que diga la verdad. Yo recuerdo con desilusión que un día tuvimos el 9% del rating total de la televisión, ¿sabe usted a qué se debió?… Se debió a un error. Habíamos programado una película mexicana rastacuerera y eso lo vio el 9% de los televidentes. Entonces me dije: bueno, plantéate dónde estás y a qué realidad le estás hablando.
Sí, a veces la idea del rating puede llegar a ser insultante.
 El rating es una ideología.
Si ajustáramos los criterios del rating al mundo editorial, por ejemplo, no se editarían libros de Platón o James Joyce porque nunca serán un best seller.
No, nunca. Fíjese, La fea más bella, esa telenovela alcanzó el 49% del rating, uno como director de un canal de televisión, pues está uno obligado a ver todo lo demás. Yo me sometí al tormento de ver de las nueve de la mañana hasta las nueve de la noche, toda la programación de los canales privados, eso era una tortura. Pero empecé a ver cuál era la realidad de la televisión mexicana. Yo creo que uno de los grandes errores de los gobiernos priistas fue haber vendido y liquidado el canal 13 y el canal 7,  una de cuyas reproductoras era el 22. ¿Por qué se lo digo? Porque todo país que se respete, tiene un canal de estado.
El canal japonés es, no le exagero, una ciudad. La televisión alemana es otra cuidad. Le estoy hablando de lugares donde la televisión estatal se controla, pero si en el cerro del Chiquihuite, en donde se concentran todos y cada uno de los medios importantes de comunicación, desde los celulares a los canales de televisión en México, es la hora que no ha sido declarado zona federal. En cualquier país del mundo, Alemania o en Francia, usted no entra a las zonas donde están las antenas de televisión porque están resguardadas con controles militares, ¡porque las telecomunicaciones son el corazón de la nación!
Y luego llegó TV Azteca e invadió a Canal 40, que ahora lo administra.
Bueno, lo del 40 me parece que es el resultado de la negligencia y del descuido absoluto. Es decir, en la historia de la televisión mundial, nadie ha saltado un canal de televisión.
La semana en que usted llegó al Canal 22 la recuerdo, lo vi en el noticiero y pregunté quién era, entonces me dijeron que se llamaba Huemanzin, sí, me acuerdo perfectamente bien.
Era el noticiero cultural juvenil, se llamaba “Al Aire”, tenía 20 años, entonces no había conductores jóvenes.
No, pero me pareció un acierto de nosotros, porque no teníamos conductores jóvenes. A usted le tocó trabajar con Miriam Moscona y José Gordon, los titulares del noticiero “9:30”. No tenían el peso que pueden tener hoy los conductores ya entrados en años, pero algo que siempre me gustó de Miriam y José fue la frescura con la que decían las noticias, esa frescura la he visto solamente en la televisión cultural inglesa y alemana que yo conozco, los franceses quizá son algo más solemnes, pero esa frescura de los noticieros que tuvimos sólo la he visto con los ingleses y los alemanes.
Recuerdo que hace años usted me dijo que lo más difícil en Canal 22, fue existir.
JMPG: Si, con Enrique Strauss se necesitaba un crecimiento técnico y aumento de programación, era lo que necesitaba el canal y funcionó. Jorge Volpi es uno de los escritores más talentosos de su generación y cuando fue director de Canal 22 me parece que dio aciertos importantes, veo que está muy inclinado a la producción nacional, cosa que en nuestra época era casi imposible con el presupuesto que teníamos. Hicimos cosas importantes como rescatar el cortometraje mexicano, insisto, la videoteca de Canal 22 es una de las mejores videotecas de televisiones culturales que existen, de lo que conozco, en el mundo.
Canal 22 es, desde su inicio, una televisora cultural de Estado, ¿debería ser pública?
Mire Huemanzin, a mí me parece que mientras no se cambien las condiciones constitucionales, la televisión pública es imposible. Le hablaba yo del Consejo de Planeación y Políticas de Desarrollo que inició junto a la idea del 22, Fátima Fernández, Beatriz Solís, Alejandro Rossi y todos los que citados antes, querían una televisión pública. ¿Cómo? ¡Si en México no existe un precedente! ¿Qué se necesita? Se necesitan cambios constitucionales.
Tome usted en cuenta la estructura de una de las mejores televisiones culturales, la BBC de Londres, ¿cómo está conformada? Está conformada por un Consejo, en este Consejo están los representantes de los partidos políticos más importantes, están los representantes de las iglesias, están los representantes de la llamada sociedad civil, y además, está conformado por todos los grupos que tienen que ver con los medios electrónicos. ¿Cuándo puede hacerse una cosa así en México? Se ve muy difícil, en dos o tres generaciones quizá, ahora no.
Y eso que se conoce como Sociedad Civil, ¿cómo la ve en México?
La única vez que yo he visto en acción a la sociedad civil es durante el terremoto de 1985, ahí sí la sociedad civil se impuso, después no la veo.
HR: ¿Cuál o cuáles fueron los modelospara crear Canal 22?
Lo que imaginamos Roberto Gavaldón, Fernando Solana Olivares y yo, coincidió con el modelo de la televisora franco-alemana Arte. Cuando yo llegué a ver al director de Arte y le conté sobre el diseño que habíamos planeado, me dijo: Es el de nosotros.
Era muy parecido, por ejemplo, los lunes temáticos existió antes en Canal 22 que en Arte, se lo aseguro. Pero para esto debíamos tener la cantidad necesaria de programación. Entonces nosotros hicimos inversiones importantes. Compramos el catálogo de la BBC de Londres, compramos el catálogo de Antena 3, y no sólo eran contenidos alemanes, como me acusó entonces. Era toda la televisión internacional.
Y en televisión nacional hicimos producciones importantes, Alejandra Islas por poco gana con Einseinstein en México, el premio de la Academia de la Televisión Norteamericana. Sacamos el premio el Premio Camera de la UNESCO a la mejor televisión cultural del mundo, es un premio que tenía dos años de haberse fundado y es entregado después de que el canal es monitoreado durante tres meses seguidos. Hicimos Los jardines de Toledo donde usted colaboró de manera importante. Esos programas son algunos de los que nos pidió la BBC.
¿Qué ocurrió cuando se otorgó el premio Camera? ¿Benefició a Canal 22?
Sí, ayudó al prestigio que tiene ahora el canal, nada más, ojalá se hubiera traducido en dinero o en capital.
¿Flexibilizó los vínculos con las autoridades?
Sí, a la larga las instituciones mexicanas terminan flexibilizándose, como usted dice, por un simple hecho, somos parte de ellas mismas. Entonces si a uno lo consideran un igual, se van a flexibilizar. El problema era convencer a Pedro Aspe que un canal cultural de Estado tenía sentido en una época de privatizaciones, ese era un enorme problema.
El problema era convencer a Gamboa Patrón que el Canal 22 debía ser una entidad estatal, que tuviera el apoyo de la Secretaría de Comunicaciones y Transportes, para obtener el permiso de salir al aire. Nadie sabía nada, yo espero que esto haya cambiado.
Me acuerdo que tenía un amigo que era el subdirector de propiedad estatal en la Secretaría de Gobernación, entonces le hablé un día por teléfono y le dije: ‘¿qué se necesita para entrar al Chiquihuite?’ ‘Nada’, me dijo, ‘llegas, delimitas tu predio y empiezas a construir’.
Entonces, le hice caso. Delimitamos el predio, construimos y una zapata se nos fue 32 metros abajo y a los ocho días, tenía en la oficina a los representantes del ejido del Chiquihuite. Entonces entendí que nadie sabía nada, no entendían que el cerro del Chiquihuite es un ejido, mucho menos que había autoridades ejidales que reclamaban su parte. Lo arreglamos con la compra-venta, pero fueron meses enormes de negociación.
¿Tuvo otra negociación difícil?
Un día todos los artistas y productores me ocuparon el Canal 22. Era 1992 y todas las oficinas estaban ocupadas, era Julio Alemán, el actor, entonces dije ¿A qué se debe esto? -¡Está prohibido por la ley! -¿Pero qué? -Emplear aquí personas que no sean del Sindicato de Actores.
Tuvimos que negociar otra vez. Fueron años a contra corriente.
Doctor, de niño recuerdo con molestia que los “intelectuales” se referían a la televisión en general como “la caja idiota”. Este prejuicio me tocó en esos primeros años del Canal 22.
Sí, sin duda. La utopía de la televisión cultural, Huemanzin, se puede enunciar así: ‘Hacer que la minoría de hoy, llegue a ser la mayoría de mañana’. La minoría que observa el Canal, que lo ve, que se acostumbra a los programas de Canal 22, podría llegar a ser la mayoría de mañana, es una utopía, pero es nuestro objetivo. Por otro lado, la televisión en todo el mundo y sus televidentes, al menos los que conozco, son iguales.
Fíjese, el rasgo distintivo de la televisión es que siempre es efímera, entonces uno tiene la sensación, la certeza a veces, de que las cosas que hacemos desaparecen… ¿No es cierto? No es como escribir un libro, cuando uno escribe un libro ahí está, se lea o no se lea. Las cosas de la televisión son como el aire, desaparecen.
Sí, lo he pensado. Estamos a un instante del olvido.
Todo es así, está al borde del olvido; y yo creo que la lucha de la televisión cultural es a favor de la memoria, contra el olvido.
 Seguimos construyendo un Canal joven, ¿no lo cree?
 Yo diría que Canal 22 ahora tiene que volver al cause cultural, nacional e internacional; y abrir las ventanas. Un canal cultural es abrir las ventanas al mundo, abrir las ventanas de México al mundo y dejarlos entrar, también es abrir las ventanas de nosotros mismos hacia adentro.
 ¿Cómo fue abrir las ventanas a Vuelta?
Yo siempre tuve con Octavio Paz, después de las diferencias, la mejor relación, una  relación distante. Yo era un gran lector de Octavio Paz y cuando los poetas internacionales le hacen a él un homenaje en Nueva York, yo mandé a todo un equipo del noticiero para grabar el programa Poeta en Nueva York. Al día siguiente recibí una carta de Octavio Paz, que todavía conservo, diciéndome a grandes rasgos: Me equivoqué y lo felicito, el programa me gustó mucho. Esa ha sido para mí, una de las grandes satisfacciones que tuve durante mi período de Director de Canal 22.

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