Cuerpos que trabajan

En el cortometraje documental Cartografías de lo laboral, Rhizomes Films pone la mirada en los cuerpos de quienes laboran en el área de limpieza del Centro Nacional de las Artes; cuerpos precarizados que mantienen vivo un espacio 

Ana León/Ciudad de México 

A unos pasos del metro General Anaya se encuentra el Centro Nacional de las Artes. Basta cruzar uno de los puentes sobre Tlalpan para ver la curva enorme de uno de sus techos y esa torre morada erecta que fragmenta el horizonte, producto del imaginario de arquitectos como Ricardo Legorreta, Teodoro González de León, Enrique Norten, Luis Vicente Flores, Javier Calleja, Alfonso López Baz y Javier Sordo Madaleno. 

Si estás ahí por la mañana, muy temprano, puedes ver cómo el sol va cubriendo cada una de las artistas de sus edificios vacíos por la hora —vacíos también en los meses pasados en la etapa más cruda de la pandemia—, mientras los únicos sonidos que se perciben son los del raspar de la palma sobre el piso, del chorro de agua llenando las cubetas, el movimiento de las cientos de hojas secas que se acumulan cada otoño y la respiración de los cuerpos, cuerpos en movimiento, cuerpos que trabajan para mantener esas doce hectáreas tal cual las conocemos. Cuerpos que ejercen un trabajo precarizado, cuerpos que en el vaivén de los días se vuelven invisibles para muchos otros; cuerpos que sólo se echan de menos cuando faltan y las hojas se acumulan y el pasto crece y el polvo cubre las ventanas; cuerpos que se vuelven visibles cuando una cámara los mira y desde su labor les permite enunciarse a sí mismos. Cuerpos que están ahí. Cuerpos que importan.

«De las primeras cosas que a Erik [Mares] y a mí nos llamaron la atención fue justo la acción de Javier, que es una de las personas que sale dentro del documental que usa la palma; y el movimiento de la palma y el movimiento de su cuerpo junto con la palma fue increíble, tremendamente dancístico. Cuando observo esta imagen entiendo la relación del cuerpo con el espacio y con el objeto con el que él hace su trabajo. Fue una explosión de imágenes y de sensaciones en mi cabeza.»

Estas palabras pertenecen a Andrea Rodea que junto a Erik Mares integran Rhizomes Films. Ambos se detuvieron a observar estos cuerpos y los hicieron protagonistas de Cartografías de lo laboral, un cortometraje documental que se desprende de la investigación de Nadia Lartigue y Juan Francisco Maldonando en su instalación coreográfica ay, olor, ambos, tanto el cortometraje como la instalación coreográfica, formaron parte de la tercera edición de Connecting the Dots. 

Con ay, olor, Lartigue y Maldonado continúan un diálogo sobre los cuerpos que trabajan y los espacios en donde laboran que ya habían iniciado en el proyecto Canciones para personas que también son espacios. Ambos plantean una experiencia extra dancística —por denominarlo de alguna forma— para analizar el movimiento del cuerpo en entornos laborales y cómo, tanto espacio y cuerpos, se van definiendo mutuamente. 

Esta conversación es retomada por Rhizomes Films y llevada a la pantalla a través de las imágenes de estos cuerpos en el espacio que se van haciendo espacio, como dice Mares. Hay un interés político y estético al plantarse en este espacio y observar a los trabajadores hacer lo que hacen todos los días, como también señala. 

El recorrido parece el de un día laboral, sin embargo, lo que vemos en esos veintinueve minutos con cuarenta y tres segundos son muchos momentos de muchos días. La rutina en la que se inscriben estos cuerpos. Ese día a día que es la materia prima de la vida misma. Ese tiempo indefinido de la rutina. 

El cortometraje inicia con la ausencia de esos cuerpos acompañada de los sonidos de sus instrumentos de trabajo. Luego la cámara nos acerca a ellos, poco a poco, para alejarnos nuevamente. 

«Creo que lo que queríamos remarcar narrativamente es este ciclo, que puede ser un día o puede ser infinito, del trabajador», describe Mares. «Esos espacios abiertos donde se siente la arquitectura, pero ¿qué es lo que sostiene estos espacios?» Ésa es la pregunta principal que cruza este corto documental: ¿quién y qué sostiene estos espacios?

Además del tiempo de trabajo, lo que logra captar la cámara es el tiempo de los afectos. Ese tiempo paralelo al de todos en el que los cuerpos que laboran se relacionan, se cuidan entre ellos, se significan entre ellos. 

«No nada más es ir, verlos y ya, sino que se genere algo, un vínculo de confianza y de acercamiento», dice Andrea y Erik continúa, «incluso de amistad; a veces se da, a veces no.»  

El cine está para contar historias, para acercar ese mundo que a veces suele ser invisible y ponerlo en el centro. Es necesaria esa curiosidad y ese trabajo y eso es parte de lo que hace Cartografías de lo laboral, no solo visibilizar sino también acompañar esos cuerpos. 

Aquí puedes ver este cortometraje: