El escritor Jorge F. Hernández es cesado como agregado cultural de México en España

Un comunicado de la SRE informó que el escritor fue cesado por incurrir en «comportamientos graves y poco dignos de una conducta institucional»

Redacción / Ciudad de México

Firmado por el director ejecutivo de Diplomacia Cultural de la Secretaría de Relaciones Exteriores, Enrique Márquez, a través de un comunicado fechado el 7 de agosto, dicha institución dio conocer que fue solicitada «la cancelación del contrato del escritor Jorge F. Hernández como Agregado Cultural de México en la Embajada de España y como director del Instituto Cultural del México» en el mismo país.

Lo anterior por incurrir en «comportamientos graves y poco dignos de una conducta institucional». Desde enero de 2019 el autor se integró al proyecto de Diplomacia Cultural encabezado por Marcelo Ebrard y aun cuando en el mismo comunicado se reconoce su trayectoria como escritor e historiador, su obra literaria y su labor como gestor cultural, no se especifican cuáles fueron las acciones que llevaron a la SRE a tomar dicha decisión.

A través de sus redes sociales, Jorge F. Hernández dio a conocer la noticia y agradeció el trabajo realizado junto al equipo del Instituto Cultural de México en España y la Biblioteca Octavio Paz.

Luego del primer comunicado emitido, Diplomacia Cultural de la SRE retiró éste y subió uno más donde se eliminaba la palabra «graves» del cuerpo de texto.

Diferentes personajes de la vida cultural de este país han brindado apoyo al autor de Un bosque flotante, como la escritora Carla Faesler o el también escritor Alberto Ruy-Sánchez.

El pasado 5 de agosto en su columna Agua de azar, que aparece en las páginas de M2 del diario Milenio, Jorge F. Hernández hizo una defensa de la lectura como una actividad placentera, «Por placer», la tituló.

«Por supuesto que se puede leer bajo la muy ideologizada militancia del errado o confundido bibliotecario improvisado que acaba de clamar algo en torno al consumismo capitalista como afán opuesto a quienes creen que leyendo reviven Playa Girón o las heridas de Camboya, cuando en realidad su tufillo más bien apesta a Pol Pot (que no es precisamente un guiso inglés), ese demente que pintó en letras rojas la condena fanática contra todo aquél que llevara lentes, gafas o quevedos de diversa dioptría “pues revelan que se trata de un lector”. Por supuesto que se puede exhortar al populis a que lea por adiestramiento, por memorización, por inculcación ideológica y como ungüento de uniformidad, pero yo parto aquí una lanza en favor de quienes leemos por insomnio, para viajar sin maletas a cualquier paisaje y sin reloj a cualquier hora y época…»

Dicha defensa contradice las palabras del director de Materiales Educativos del SEP, Marx Arriaga, enunciadas durante la conferencia Formación de docentes lectores en la escuela normal, donde señaló que «leer por goce es un acto de consumo capitalista».

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