Acuse de Recibo (Libros): «El taller de no ficción» de Bruno H. Piché

  • El Centauro descabezado rumbo a los Estados Unidos 

CIUDAD DE MÉXICO, México, (N22).-

A la redacción de la agencia de noticias de Canal 22 -que por cierto se llama Redacción «Fernando Benítez»- llegó uno de los libros coeditados por el Consejo Nacional para la Cultura y las Artes (Conaculta). Se trata de un trabajo hecho de la mano con Libros Magenta bajo el título de El taller de ficción, del ensayista Bruno H. Piché, que según la solapa, nació en Montreal, Canadá, en 1970. Debo confesar que, aunque Piché ha escrito para revistas y suplementos tan conocidos como Letras Libres y Confabulario, no recuerdo haberlo leído antes. Este texto es una recopilación de los ensayos editados en la prensa periódica en donde el manejo de referencias universales, combinadas con hechos mexicanos, hacen de cada artículo una narración amena que puede interesar a más de un lector.

Tomé al azar el texto titulado «Ensayo sin cabeza», que da cuenta de un viaje que Alfonso Reyes realizó en la década de 1940 de la Ciudad de México hasta California, en los Estados Unidos. Un viaje que según Piché, en este siglo XXI, sería un trayecto más que violento, pues los cuerpos decapitados por el crimen organizado serían parte del paisaje. Bruno toma esta anécdota para hablar de manera curiosa sobre las características del mismo ensayo como género literario, género abierto que es capaz de ser escrito de diferentes maneras e incluso cercanas al cuento o a la crónica periodística; por ello, dice que el continuador de Reyes podría ser en la actualidad un Sergio González Rodríguez, que con sus crónicas sobre la violencia en México da continuidad a este Centauro de la literatura que permite al escritor no tener límites.

Tomando en cuenta esta premisa que el mismo autor ha descrito, habla también en el libro sobre los más variados temas, e incluso algunos anecdóticos, como sobre sus primeros trabajos, algunos mediocres o sin sentido, antes de encontrar su vocación literaria, o de cómo para entender la música de Frank Sinatra tuvo que ver primero la serie de televisión Mad Men para contextualizar el tiempo en que «La Voz» vivió.

 Así la soledad del escritor es analizada por medio de los diarios que personajes como Kafka o Cioran desarrollaron para combatir y corregir esas vidas que ellos sentían perdidas. Este libro, El taller de no ficción, es una buena muestra de ese ensayo literario, en que lo importante no es lo que se dice, sino cómo se dice. No es el ensayo académico duro, sino el que lleva sus líneas finales hasta los comienzos del poema y de la ficción. Me recuerda a la forma en que escribe el estadounidense Phillipe Lopate en Retrato de mi cuerpo, en donde bien puede escribir de su gusto por picarse los oídos o de fijar un retrato de su larga nariz. Se parece también al ensayo sobre las escaleras del periodista mexicano José Alvarado. Lástima que a los editores se les fueron algunas erratas por ahí; sin embargo, es un buen taller para escribir historias de no ficción, como lo es el ensayo literario. (Por Marcos Daniel Aguilar)

13MAG

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