INAH exhibe hallazgos de la isla de Jaina en Washington

Distrito Federal, 24/07/12, (N22).-  La isla de Jaina, ubicada en la costa
norte de Campeche, fue construida artificialmente por los mayas prehispánicos a
modo de centro ceremonial; ahí se han hallado gran cantidad de entierros de
infantes con ofrendas, compuestas por varios objetos, entre los que destacan
las célebres figuras de arcilla que se elaboraban para acompañar a los difuntos
en su “camino al más allá”, y que son piezas estelares de una exposición que se
presenta actualmente en el Instituto Cultural de México en Washington DC, en Estados
Unidos.

            Con
el título Hina/Jaina, el portal al
inframundo
, dicha muestra organizada por el Instituto Nacional de
Antropología e Historia (INAH-Conaculta), exhibe 58 piezas arqueológicas, 42 de
las cuales se presentan al público por primera vez, y proceden de la Bodega de Bienes Culturales
del Centro INAH-Campeche. El resto pertenecen a los museos de Arqueología Maya
de Hecelchakán y Fuerte de San Miguel, de esa entidad.
            Presentada
a petición de la Embajada
de México en EU, con el fin de difundir la grandeza y el esplendor de la
civilización maya, la exposición ofrece un panorama de la riqueza arqueológica
de Jaina —localizada a 40 km al norte de la ciudad de Campeche—, que tiene la
particularidad de haber sido construida artificialmente; mide mil metros de
largo por 800 de ancho, aproximadamente.
El centro ceremonial
de Jaina o Hina tuvo su auge entre los años 600-700 d.C., en el periodo Clásico
Tardío; a partir de investigaciones arqueológicas, ahí se han encontrado gran
cantidad de entierros humanos con ricas ofrendas, compuestas por vasijas,
herramientas líticas y las singulares figurillas, además de restos de estelas
grabadas con inscripciones jeroglíficas, y de vestigios de edificios estilo
Puuc (serrano).
El coordinador de la
curaduría de la muestra, el antropólogo Marco Antonio Carvajal Correa, detalló
que además de explicar la función de la zona arqueológica y el significado de
las figurillas que formaban parte de las ofrendas funerarias, la exposición
también refiere al entorno del sitio, en particular de los manglares, árboles
que los antiguos mayas vinculaban con el inframundo.
El director de Museos
del INAH en Campeche explicó que la exposición se divide en siete módulos;
comienza con El enigma de Hina/Jaina,
que detalla su ubicación geográfica y las características de dicho asentamiento
prehispánico, conformado hace 1,400 años. Durante más de cinco siglos la isla
artificial cumplió con su función de centro ceremonial y funerario.
El segundo apartado,
titulado Costumbres funerarias mayas,
aborda el sentido de los numerosos enterramientos humanos que se sucedieron al
paso de los siglos, así como sus respectivas ofrendas, en las que destacan las
figuras de arcilla con representaciones antropomorfas y zoomorfas, algunas
asociadas a la música, pues han sido identificadas como flautas, silbatos o
sonajas.
“Algunas de ellas, de
excepcionales cualidades estéticas, retratan a individuos de manera realista en
sus actividades cotidianas; otras son representaciones de dioses o gobernantes,
y algunas más semejan flores de tallo largo de donde emerge un personaje al que
se le identifica con el Dios del Maíz. En la exposición se detalla el
significado iconográfico de estas figuras para los mayas”, señaló el
antropólogo del INAH.
Mencionó que estas
figurillas han sido estudiadas por la investigadora de la UNAM, Francisca Zalaquett,
quien las ha investigado desde el punto de vista musical, y su función como
instrumento para “llamar a las almas de los familiares difuntos” en los días en
los que se les rendía culto. “Hay toda una tradición religiosa en ese sentido,
lo que acrecienta la idea que se tiene de Jaina como una isla muy enigmática”.
Mitos y cosmogonía de la creación a través
del maíz
,
es el tercer núcleo temático en el que se explica la forma en que los
campesinos mayas almacenaban el maíz. “Las mazorcas eran depositadas en una
especie de cama conformada por capas de mazorcas y de cal viva colocadas
sucesivamente; este sistema les permitía conservar el grano hasta por tres
años”.
 
La siguiente sección,
Características constructivas de la isla
Hina
, detalla cómo fue realizada esta obra de ingeniería y cuál era su
función. “Los habitantes de Jaina acarrearon gran cantidad de toneladas de sascab (piedra caliza molida), mediante
canoas y cayucos que recorrieron canales abiertos entre los manglares, para
construir la isla y tener un lugar de enterramiento sagrado, y donde se han
encontrado hasta cinco niveles de entierros en menos de dos metros de
profundidad”.
Costumbres funerarias en Hina es otro segmento
de la muestra que alude a los enterramientos y su relación con el inframundo,
donde el manglar adquiere un significado metafórico. “En la cosmovisión maya,
todo lo que se sumerge tiene relación con el inframundo, por lo que el manglar,
durante las temporadas en las que permanece bajo el agua, es parte de ese
ámbito, aunque también se le confiere un sentido de renacimiento, pues todo lo
que está enterrado volverá a florecer”.
Artefactos varios recuperados en la isla y Nuevas hipótesis sobre la función de Jaina,
son las dos últimas secciones en que se divide la muestra y en las que se
explica el origen del nombre de la isla, “al parecer fue producto de un error
ortográfico, porque su nombre antiguo es Hina, palabra que hace referencia al
lugar que los campesinos mayas construían en sus patios para almacenar el
maíz”.
Asimismo, el
antropólogo Marco Antonio Carvajal comentó que la exposición busca también dar
a conocer al público los nuevos planteamientos sobre la isla de Jaina,
derivados de investigaciones más recientes. “Se ha escrito mucho sobre este
asentamiento prehispánico, pero una gran parte es producto de estudios hechos
décadas atrás; actualmente, a partir de estudios actuales, se empieza a dudar
de las aseveraciones que se hacían, como el considerarla una ciudad de
pescadores, cuando no hay vestigios de viviendas. Ahora lo que se plantea es
que era un centro ceremonial”.

La muestra, abierta desde mayo pasado en la capital
estadunidense, continuará en exhibición hasta el 15 de septiembre en el
Instituto Cultural de México en Washington. En la parte curatorial también
colaboraron los investigadores Armando Anaya y Lorena William Beck, de la Universidad de
Campeche, así como Stanislaw Iwaniszewski, profesor de la Escuela Nacional
de Antropología e Historia.

Foto: INAH
12MAG 

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