Editan material sobre la cosmovisión indígena en torno a los volcanes

Distrito Federal, 24/07/12 (N22).- El territorio mexicano está conformado
en 60 por ciento de montaña, estas “fábricas de agua”, proveedoras además de
oxígeno, carbono y ecosistemas con una amplia biodiversidad, han sido a lo
largo de la historia, hasta hoy, reverenciadas por diversos grupos humanos;
todo lo anterior, hacen de las cumbres de nuestro país, el motivo de una serie
editorial impulsada por el Instituto Nacional de Antropología e Historia
(INAH-Conaculta).

            Doce
títulos publicados son resultado de las investigaciones derivadas del Proyecto
Eje Conservación del Patrimonio Cultural y Ecológico en los Volcanes, el cual
de acuerdo con la doctora Margarita Loera, coordinadora del mismo, intenta
penetrar desde el punto de vista de las diversas disciplinas antropológicas,
hacia una cosmovisión milenaria que aún pervive en algunas comunidades.
            “Las
montañas y volcanes han sido consideradas morada de deidades a las que se le ha
rendido culto en todo el mundo, casi desde que el humano puso sus primeras
huellas en la tierra. En las sociedades mesoamericanas y en las que pervivieron
con su raíz cultural tras la llegada de los españoles, esta realidad ha sido
contundente.
“Después de la
conquista hispana esos rituales continuaron en forma clandestina, y ya
encubiertos en la forma cristiana, pervive hasta hoy su núcleo original, que
tiene como común denominador la sacralización a deidades o fuerzas
sobrenaturales pluviales; y es que, en efecto, ya con una influencia del
pensamiento occidental, hoy a las montañas se les denomina ‘fábricas de agua’”,
explicó la especialista del INAH.
En este sentido, como
parte de los trabajos derivados del proyecto, especialistas de las siete
licenciaturas de la Escuela Nacional
de Antropología e Historia (ENAH) han establecido una relación profunda con
miembros de algunas comunidades, sumamente importantes para la conservación del
ecosistema de montaña, por ejemplo, los llamados “graniceros”, que encabezan
ritos de petición de lluvia en sitios del Popocatépetl y el Iztaccíhuatl.
Entre los títulos
editados hasta los momentos en este campo, tanto colectivos como individuales,
están: Flor de volcanes. Sor Juana Inés
de la Cruz: vida
y región donde nació
; Moradas de
Tláloc. Arqueología, historia y etnografía sobre la montaña
; Identidad, paisaje y patrimonio; La
Sierra Nevada
de
Calimaya (sus tiempos y espacios)
y El
hongo sagrado del Popocatépetl
.
Desde 2007, la
iniciativa —en la que también participa la Dirección de Estudios Históricos, del INAH— ha
logrado consolidar un equipo multidisciplinario que a su vez se divide en
diversos subproyectos, entre ellos: Etnohistoria en los pueblos de origen
prehispánico aledaños al Xinantécatl, al Iztaccíhuatl y al Popocatépetl;
Astronomía y calendario en la alta montaña en México; Montañismo ENAH y Entre
montañas y cavernas.
Bajo la dirección
general de Margarita Loera, el Proyecto Eje Conservación del Patrimonio
Cultural y Ecológico en los Volcanes tiene dos subcoordinadores, los doctores
Stanislaw Iwaniszewski y Ricardo Cabrera Aguirre, quienes guían los estudios de
arqueología y arqueoastronomía, así como a los grupos de montañismo, de manera
respectiva.
El propósito del
montañismo —anotó la etnohistoriadora—, es ante todo preparar a cuadros de
jóvenes estudiantes para el ascenso, “pues hablamos que los estudios
arqueológicos o etnográficos se llegan a realizar incluso a cuatro o cinco mil
metros sobre el nivel del mar, lo cual obviamente requiere una condición física
óptima”.
Con respecto a la
serie editorial, la docena de libros que han salido a la luz en los últimos
cuatro años reflejan la consolidación del proyecto. En breve, también bajo el
sello del INAH-ENAH, se publicará Nuestro
patrimonio subterráneo
, el primer volumen dedicado al tema desde esta
perspectiva académica, y que fue coordinado por la experta Johanna Broda.
El Proyecto Conservación
del Patrimonio Cultural y Ecológico en los Volcanes, además de estudiar las
grandes cumbres de México, ha investigado la elevación sudamericana Cayambe, en
Ecuador, localizada a 4740 msnm, con fines de investigación arqueoastronómica y
etnográfica, para su futura publicación.
Algunos integrantes
del equipo, como el doctor Arturo Montero, participaron en esta exploración
denominada Expedición 0° φ / 0° c —es
decir, 0° de latitud a 0° centígrados—, a través de la cual en septiembre de
2009 se descubrió el lugar más alto del mundo por donde cruza la línea
ecuatorial: una arista en la ladera sur de dicho volcán.
            Ahora,
la cumbre del mundo —un punto no referido en los mapas hasta antes de la citada
expedición—, recibe el nombre de Arista
del Águila y el Cóndor
, un título que obedece al encuentro entre la nación
mexicana, que representa al hemisferio norte con el águila, y la República del Ecuador
con el cóndor, para el hemisferio sur.

 Finalmente, en
esta internacionalización del proyecto eje, Margarita Loera dio a conocer que
dentro de unos meses saldrá el primer tomo de una serie dedicada a América, tierra de montañas y volcanes.
Los títulos serán: Huellas de la
arqueología
, Voz de los pueblos,
e Historia y naturaleza. Los ensayos
que componen dichas obras fueron escritos y enviados por especialistas de
varios países del continente.

Foto: INAH 
12MAG 

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