Insulina, una hormona aliada o enemiga

Redacción/CDMX

La insulina, una de las hormonas más conocidas e importantes del cuerpo humano, esta les indica a nuestros tejidos que absorban el azúcar de la sangre.

Si llegase a existir una cantidad insuficiente en el sistema sanguíneo provoca niveles elevados de azúcar lo que a su vez puede provocar diabetes, desencadenando una serie de síntomas debilitantes como: fatiga, visión borrosa, estupor o incluso hasta llegar al coma.

Sin embargo, un equipo de investigadores del envejecimiento de la Universidad de Westminster asegura que puede ser un arma de doble filo, en un artículo recientemente publicado en la revista Antioxidants, los investigadores describieron que un exceso de esta hormona acelera el envejecimiento celular.

Teniendo en cuenta la dieta occidental habitual (cereales refinados, bebidas con alto contenido de azúcar y dulces) es más que probable que se tenga demasiada insulina.

La insulina no solo favorece la eliminación del azúcar de la sangre:

«La insulina le indica a la célula que la energía es abundante y, por lo tanto, no hay necesidad de ser conservador con los recursos y operar con estricto control» escribieron los investigadores.

«La hormona acelera el ciclo de una célula, para replicarse más rápido, evitando pausas para comprobar si la copia del ADN se realizó correctamente y evitando una buena dosis de limpieza intracelular».

Si esta limpieza no existiera, la tasa de apoptosis celular (muerte celular programada) se ralentizaría.

Este proceso elimina las células dañadas que no tienen posibilidad de reparación y así mantener los órganos funcionando de manera óptima.

Si las células viejas y degradadas crecieran demasiado podrían causar enfermedades crónicas, así como signos externos de envejecimiento.

Por ende, es necesario lograr un equilibrio con la insulina ¿Cómo? Existen varias formas, una de ellas es a través de una dieta cetogénica, en esta, se consumen menos de 200 calorías de carbohidratos por día, una gran disminución con respecto a las más de 1000 calorías que consumen la mayoría de las personas.

Otra manera es probar el ayuno por 24 horas en el que comes una sola vez al día todo lo que quieras. O la más común, podrías consumir más alimentos que no aumenten el nivel de azúcar en la sangre: huevos, cereales integrales o nueces.

Así como reducir los que lo hacen: yogur, jugos, pasta, leche, entre otros.

Aunque también los investigadores dicen que la mayoría de las personas no necesitan cambiar su dieta, simplemente con comer menos funciona.

Cuando hay menos azúcares simples e insulina circulando en la sangre, el cuerpo comienza a descomponer más grasa para obtener energía lo que lleva a liberar moléculas llamadas cetonas.

Estas le indican al cuerpo que los tiempos son difíciles, promoviendo la eficiencia en la producción de energía una mayor apoptosis y la reparación del ADN.

Esto quiere decir que: «células más sanas, un individuo más sano y una oportunidad de maximizar la esperanza de vida».

(Con información de Big Think)

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