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El inmueble, ubicado a unos pasos del barrio de Tepito, es la primera fundación de los Carmelitas Descalzos en la Nueva España
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© Erik Hernández
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Ciudad de México (N22/Alberto Aranda).- Entre puestos ambulantes y bodegas, a unos pasos del barrio de Tepito, se encuentra el templo de Nuestra Señora del Carmen. En lo que es hoy la Plaza del Estudiante, en el número ocho en el Centro Histórico, la Orden de los Carmelitas Descalzos decidió asentarse. Llegaron a la Nueva España en 1585.
“Es impresionantemente relevante la fundación de este lugar como sitio primero de los Carmelitas porque es la primera fundación de Carmelitas Descalzos en toda la Nueva España. Fue expandiéndose, de hecho llego a tener grandes dimensiones, la iglesia fue muy grande, no es la que vemos en la actualidad. Las leyes de Reforma también hicieron de las suyas en este gran conjunto. La mayoría del predio, del gran solar de los Carmelitas que existía desde el siglo XVI, fue vendido en parcelas a particulares, la iglesia grande fue demolida y la iglesia actual de la Iglesia del Carmen ocupa lo que fue una capilla del conjunto que era la capilla dedicada a la tercera orden Carmelita”, nos explica Gerardo A. Hernández Septién, subdirector de Restauración de Bienes Históricos de la Dirección General de Sitios y Monumentos del Patrimonio Cultural.
Los daños que presenta el templo son visibles ya que datan del sismo pasado así como del de 1985. “Hemos tenido asentamientos diferenciales muy importantes, incluso pareciera que pudiera haber aquí abajo una falla geológica que han partido en dos al inmueble en sentido transversal. Tenemos una gran grieta en el piso que cruza de manera transversal todo el templo, continúa por los muros y llega hasta las bóvedas; tiene muchas afectaciones estructurales históricas. En las pechinas y en la cúpula hay humedades por las filtraciones provocadas por esta ruptura de la mampostería y la filtración del agua. En los últimos sismos de septiembre, por fortuna, la mayoría del inmueble, lo que corresponde al templo, se mantuvo en las mismas condiciones que tenía anteriormente.”
En el altar se levantaba un baldaquino que es una especie de templete que tiene cuatro columnas que sostienen una cúpula la cual cobija la imagen principal. Esta estructura de mármol se vino abajo sin dañar a la virgen. “El baldaquino probablemente era de origen italiano, es mármol de carrara. Las piezas fueron cuidadosamente retiradas, catalogadas y esperan una hipotética restauración. En ese sentido, sí hay mucho que hacer tanto por el inmueble como por sus piezas artísticas.”
Los sismos del 2017, al parecer, no dañaron la nave principal del templo pero sí la sacristía. Este espacio, cerrado a la feligresía está decorado con azulejos poblanos antiguos y pinturas de gran formato con alusiones a la orden. “Hubo necesidad de unas pocas inyección, ya al haber logrado la consolidación continuamos con los aplanados, la aplicación de la pintura y lo más importante fue la limpieza general. De alguna manera dejar este lugar como si no hubiera sucedido nada. Tenemos otro tipo de afectaciones ligeras a causa del sismo que son la zona de habitaciones del padre.”
Actualmente el Templo de Nuestra Señora del Carmen se encuentra abierto al culto y espera que los recursos lleguen para poder intervenirlo. “Hay que decir que aquí la labor de los religiosos actuales que se ocupan del cuidado del templo ha sido relevante en el sentido de que hace doce años, más o menos, los Carmelitas se fueron de aquí por diferentes situaciones, hubo la necesidad de abandonar el templo, regresarlo a la arquidiócesis y que la arquidiócesis dijera a quien se podía ceder y este espacio fue cedido a una congregación que es la que la tiene en la actualidad y es quien se ha dedicado con esmero a mantener el templo en las mejores condiciones posibles.”
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