La historia de la anestesia y su tortuoso camino

Redacción/CDMX

El anestesiólogo Lars Prag Antonsen publicó recientemente su libro «Los secretos de la anestesiología. Todo lo que el anestesiólogo debería haberte dicho antes de quedarte dormido».

Fue inspirado en las preguntas que a lo largo de sus diez años de carrera fue recibiendo, junto con una tesis doctoral sobre el tema.

«El objetivo de los primeros pioneros de la anestesiología era desarrollar técnicas que hicieran que la cirugía fuera indolora para los pacientes», dice Antonsen. «Pero la historia de la anestesia también está marcada por la drogadicción y los programas de entretenimiento cómico».

Se calcula que los primeros procedimientos quirúrgicos se realizaron hace unos 12 mil años. Se han encontrado esqueletos con miembros amputados o hasta con agujeros en el cráneo.

Según Antonsen en las investigaciones se encontró que el tejido óseo había sanado por ende sobrevivieron, pero no se sabe si fueron sedados ni cómo.

Algunas teorías son que pudieron usar el enfriamiento o la comprensión nerviosa (como cuando se te duerme la pierna después de estar mucho tiempo con las piernas cruzadas) o también la asfixia, pero el equilibrio entre la inconsciencia y la muerte era delicado.

Por ejemplo, tiempo después en las guerras napoleónicas a principios del siglo XIX, el cirujano en jefe de Napoleón, Jean Larrey dejaba inconscientes a los soldados heridos con un garrote, eso sí, primero les deba un casco de cuero para evitar fracturas de cráneo.

Quien es considerado el padre de la anestesia es el dentista William Morton. El 16 de octubre de 1846 celebró una manifestación pública donde debía extirpar un tumor de la garganta del paciente después de que lo anestesiara con éter.

La operación fue un éxito, el paciente no había sentido nada. Pronto la noticia de la cirugía indolora dio vuelta al mundo

Este se considera el comienzo de la anestesia, incluso al año siguiente, el éter se utilizó en cirugías en el Hospital Universitario de Oslo en Noruega

Los casos de comportamientos inadecuados o “travesuras” con esta sustancia se volvieron comunes.

Por ejemplo, el médico estadounidense Crawford Long anestesió a su amigo con éter en una fiesta para extirparle un doloroso bulto en el cuello.

“Otro médico le aplicó anestesia espinal en la espalda a su asistente y le pellizcó los testículos para ver si funcionaba”, dice Antonsen.

Dejaban de lado toda ética y seguridad del paciente, simplemente lo intentaban. Muchas de esas veces las cosas salieron terriblemente mal, los médicos culpaban a la mala suerte del paciente y argumentaban que no toleró la anestesia.

Antonsen considera que probablemente estos arriesgados experimentos lograron avances valiosos a pesar de la alta tasa de mortalidades, y que probablemente habría llevado más tiempo lograr tanto progreso en el mismo periodo de tiempo sin los individuos imprudentes.

A finales del siglo XVIII, Humphrey Davy empezó a utilizar el óxido nitroso (gas de la risa) por casualidad. En 1790, ganó popularidad entre la élite cultural de Europa y Estados Unidos, las fiestas con gas de la risa se hicieron populares, lo utilizaban como droga recreativa.

También se organizaron espectáculos de gas de la risa, los voluntarios se subían al escenario inhalaban y se comportaban deshinibidamente. El dentista Horace Wells fue testigo de tal actuación y notó que chocaban contra cosas, pero no sentían nada.

Al día siguiente, experimentó consigo mismo y le pidió a su asistente que le extrajera un diente, anunciaba el óxido nitroso como anestésico.

No obstante, su demostración no salió muy bien, su paciente gritó de dolor cuando intento sacarle el diente, la dosis fue demasiado débil.

Al final, el éter es más fuerte que el óxido nitroso y se convirtió en un anestésico en 1846. Luego vino el cloroformo.

En la Segunda Guerra Mundial la gente intentó encontrar gases menos inflamables que el éter.

Una empresa de control de plagas intentó desarrollar un gas para matar escarabajos en los silos de cereales. Pensaron que los habían matado hasta que volvieron a salir de nuevo.

Se percataron que la sustancia solo tenía un efecto anestésico, “La sustancia finalmente se desarrolló hasta convertirse en un gas anestésico llamado halotano. Se utilizó durante muchos años”, afirma.

El desarrollo de la anestesia tuvo dos caras. Por un lado, estaban las personas que simplemente se sumergían sin pensar en la seguridad (motivados por alcanzar la fama y el honor) y por el otro lado estaban los científicos con consciencia que creían que la anestesia debía desarrollarse gradualmente.

En los años recientes, el aplicar anestesia local se está convirtiendo en algo más común, incluso la inteligencia artificial puede dosificar en tiempo real la dosis a administrar.

(Con información de sciencenorway.co)