Es una situación compleja ya que la persona con dismorfia corporal no puede detectar su padecimiento al tener distorsionada su imagen
Redacción/CDMX
Nunca había sido tan fácil editar nuestra apariencia física, la aparición de redes sociales ha ayudado en este proceso con miles de filtros y ediciones a las que tenemos acceso.
Esto no tendría que representar ningún problema, el ver a la gente todos los días en las redes embellecidos por algún algoritmo.
El problema es para nuestro cerebro, “no estamos preparados para ver tanta belleza”, así lo dijeron los expertos del Boston Medical Center, que se han dedicado a estudiar el tema a profundidad.
La doctora Petya Eckler, profesora en imagen corporal y redes sociales de la Universidad de Strathclyde, menciona que nuestro cerebro esta programado para juzgar la belleza de las demás personas y compararla con la nuestra.
En la mayoría de las veces, estas comparaciones con desfavorables para nosotros, lo cual puede ser causante que nuestra autoestima baje creando así sentimientos negativos.
“El problema viene cuando la insatisfacción con nuestra imagen corporal se convierte en una obsesión que tiene consecuencias sobre nuestra vida. Es entonces cuando estaríamos hablando de un trastorno dismórfico corporal”, dijo Eric Soler, profesor colaborador de los Estudios de Psicología y Ciencias de la Educación de la UOC.
Aunque el experto afirma que el termino “dismorfia del selfie” no existe en la psicología, es un término que han adoptado los medios de comunicación para los casos que han surgido de esta enfermedad en relación con las redes sociales.
“El trastorno dismórfico corporal es una enfermedad mental por la que una persona no acepta la realidad de su propio cuerpo y se obsesiona con alguna imperfección, con algún pequeño defecto (real o imaginario), por el que cree que será juzgada por los demás”, explico Soler. “Esta obsesión le imposibilita hacer una vida normal”.
Aunque no hay una edad o género relacionado directamente con este problema, generalmente suelen resaltar los primeros síntomas en la adolescencia, aproximadamente a partir de los 16 años, ya que surge este sentimiento de cambio físico y la incertidumbre de cómo será nuestro cuerpo en el futuro.
Es una situación compleja ya que la persona con dismorfia corporal no puede detectar su padecimiento al tener distorsionada su imagen, puede ver cosas en el espejo que realmente no existen, por eso, es de suma importancia la familia y los amigos cercanos que son los primeros en poder detectar esta conducta anormal y así poder trabajar los padecimientos con un terapeuta.
(Con información de El País)