«No ha habido una política pública desde el siglo XIX que rescate la calidad de vida de un indígena hablando en su propia lengua»: Concepción Company

Una conversación con la lingüista acerca de su más reciente libro El español en América: de lengua de conquista a lengua patrimonial

Karen Rivera / Ciudad de México

¿Cómo el español pasó de ser una lengua de conquista a una lengua patrimonial? En su publicación más reciente, la lingüista Concepción Company Company nos invita a adentrarnos en la evolución histórica del idioma de más de 500 millones de hispanohablantes y a conocer cómo la lengua española en América, y en particular en México, adquirió un carácter propio resultado del contacto y mestizaje entre pueblos. 

«El libro se concentra en un segundo momento que es a partir del siglo XVIII, que es un proceso muy complejo de integración, eso no se puede negar. La lengua española en México es una lengua enriquecida profundamente por léxico indígena, pero también por sintaxis y por procesos morfológicos mezclados de lengua indígena con lengua española.

»A medida que se mestiza el español de la actual República Mexicana, se va desapareciendo la presencia de los indígenas, los indígenas quedan arrumbados, nos prestan, nos regalan sus lenguas, pero el discurso oficial político arrumba, hace a un lado el mundo indígena y no ha habido una política pública desde el siglo XIX que rescate la calidad de vida de un indígena hablando en su propia lengua. Eso es un hecho real y no sirve de nada el discurso político oficial de que “ay, los pueblos originarios” o este discurso de ahora de “500 años de resistencia”, no pueden ser 500 años de resistencia cuando eso se escribe y se dice en español.»

El español en América: de lengua de conquista a lengua patrimonial es el nombre de este libro que pública El colegio Nacional y en el que la colegiada analiza por primera vez las estrategias lingüísticas que llevaron a la integración de la lengua española en la vida cotidiana de México.

«Ningún hablante de banqueta lo notamos. Esto está asimilado en nuestro ADN como mexicanos, pero cuando decimos enchilarse, la palabra dominguera para ese proceso parasintético, es que tengo un inicio español “en”, un final español, que es la terminación del verbo, y la base del radical es “chile” que es un nahuatlismo. […] Algo que hago en el libro, que me parece importante es señalar que el contacto es el estado normal de los seres humanos, entrar en contacto, prestarse, aclimatarse al otro, aprender el respeto a la otredad y el interés por la otredad. Les costó mucho a los españoles, les costó muchísimo a los indígenas, pero finalmente eso ha sido así. Es una lengua nivelada, mestizada, enriquecida por las muchas otredades, eso es el español de México.»

Dividido en siete capítulos, que van desde la historia de la lengua y el Estado hasta el proceso que implicó primero, la extrañeza trágica para los indígenas y después la integración de la legua, el libro se basa en documentación de archivo.

«También lo que hago es cómo se llega a una lengua que tenga tal capacidad de cultura, de comunicación, de imprenta, de vida diaria enriquecida, pues eso ha requerido unas políticas de estado en cuatro o cinco momentos claves de la historia del español. […] Es un país con unas contradicciones históricas lingüísticas, con unas grandes paradojas muy interesantes que dan motivo para construir este libro y para seguir investigando hasta el final de mis días seguramente.»