El Museo del Chopo organiza una serie de videoconferencias en donde ponentes de diferentes disciplinas, desde productor@s hasta filósof@s, reflexionan en torno éstas desde el aislamiento
Ciudad de México (N22/Ana León).- Las artes vivas, difine Gabriel Yépez, coordinador de Artes Vivas del Museo del Chopo, «son la presencia y el encuentro con el otro, el teatro, la danza, la música, la performance –la música de concierto me refiero– eso son artes vivas, las que implican la presencia y el encuentro con el otro, precisamente, lo que entra dentro de este distanciamiento social que no podemos realizar.» Y justo ahí, cuando los cuerpos se separan, que ya no hay encuentro, ¿qué pasa con esta definición cuando las artes vivas ahora tienen que estar mediadas por una pantalla, cómo se transforma?
Gabriel Yépez me dice que no cambia, que las artes vivas allí están, que persisten, «que en este momento no las podamos realizar por la pandemia es distinto, pero tampoco quisiera que el público tuviera la idea –y esto es muy personal– de que podemos hacer artes vivas a través de los medios. Es otra cosa, las artes vivas son el encuentro y la presencia, y el cuerpo de los otros en un momento en presente.» Para este gestor cultural y también implicado en la creación y producción de artes vivas, la televisión y el video son mediaciones y esos registros de eventos de artes vivas se convierten en material de archivo, pero no son las artes vivas en sí.
Este se vuelve entonces un buen momento, si bien es forzado por una pandemia, para reflexionar en torno a los modos de producción en torno a las artes vivas. Un momento para «pensar cómo la idea de producción en artes vivas podía tener algunas consecuencias, cambios, distintas formas de repensarse. También apelando al tiempo que pasamos en casa.» Y esto es justo lo que tienen planeado en el ciclo de videoconferencias “Romper el tiempo. Diálogos desde el aislamiento”, que sucederán cada martes y jueves al mediodía, a partir del 19 de mayo y hasta el 18 de junio. Motivo por el cual también ocurre esta charla.
En este momento, cuando, de acuerdo a la información que da la Secretaría de Salud cada noche a las 19 horas, hemos dejado atrás el momento de mayor contagio de la epidemia que situaron el 8 de mayo. Seguimos en fase 3 y seguimos en aislamiento y, en consonancia con la información más reciente que anuncia que la desescalada será a partir del 18 de mayo, pero para actividades de primera necesidad a las que se sumaron la industria de la construcción y la automotriz, no queda claro cuándo teatros, salas de concierto e incluso librerías, podrán volver a una actividad no como conocíamos, pero sí con “sana distancia”. Entonces, el encuentro de los cuerpos sigue negado. En este contexto, este ciclo de videoconferencias busca reflexionar sobre el tiempo de producción de las artes vivas, «romper la lógica del tiempo de producción» me explica Gabriel cuando hablamos de la comprensión del tiempo a través de las artes vivas.
«Tú sabes que con el día a día, como hemos estado educados en un modelo neoliberal, tienes que estar generando contenidos, tienes que estar generando ofertas, tienes que, tienes que… ir a ensayo, estrenar tantas obras al año y son números, se vuelve numeralia y está bien, porque es un compromiso, sobre todo de las instituciones pública como el Museo del Chopo de la Universidad Nacional. Pero qué pasa también con ese día a día de los artistas, de los gestores, de los académicos que de repente nos metemos en un trajín en donde ya no pensamos que ese modelo tendría otra opciones. Y creo que este momento, de pausa, de impasse, como decíamos, es adecuado para detenernos. Esa lógica del tiempo de producción es la única que conocemos o que conocíamos, nunca nos habíamos detenido de esta manera, bueno, digamos en la época contemporánea, de inmediatez y de un tiempo de producción cada vez más vertiginoso.»
El ciclo inicia el martes 19 de mayo y reúne a un grupo de investigadores que fueron cuestionados con preguntas como por ejemplo, definir artes vivas, ¿cuál ha sido la lógica de producción de las artes vivas?, ¿cómo se han desarrollado dentro del contexto en el que tú trabajas? y, finalmente, ¿cómo influyen en aspectos de la vida social y política en contexto inmediatos y cómo se generan en su relación con el contexto internacional? También abordar cuál sería la estrategia para mantener las artes vivas. Esto de acuerdo a lo que me cuenta Gabriel y quien también me especifica que ya tiene tiempo que se realizaron estas charlas porque hay una preproducción. Ahora, en el contexto mundial vemos que ya hay varias estrategias que se están implementando en otros países que empiezan a reducir el confinamiento, pero para Gabriel Yépez es muy importante que estas charlas se contextualicen en el contexto mexicano en fase 3 y aún en un confinamiento al cien. «Ya estamos viendo que en oriente algunos teatros ya están abriendo; esta semana en España empezaron ya abrir algunos teatros. Son otros momentos, en ese momento en que se hicieron las preguntas todavía no se conocía esto que está pasando ahora porque el tiempo va muy rápido y se están inventado diferentes estrategias para resolver la proximidad con el otro; y los espacios como los museos o los teatros o las salas de concierto, pues será los últimos en resolver este asunto de proximidad. La idea es pensar cuáles son esas estrategias posibles para el reencuentro con el otro.»
Pensar las estrategias posibles para el reencuentro con el otro es la siguiente etapa, lo que viene, no sólo para las artes vivas sino para todo. ¿Cómo superar el miedo a ese enemigo invisible que es el virus y que la OMS ha dicho ya que no va a irse en mucho tiempo?, ¿cómo volver a encontrarnos?, ¿cómo reunirnos en un presente cuyo encuentro va a estar, en un inicio, mediado por la distancia aún y por la mitad de nuestro rostro cubierto por una máscara?
Hacia allá entonces apuntan estas reflexiones que en el ámbito de lo escénico también miran «a la noción de producción, es importante, porque es una producción del arte que también ha estado basada en modelos de producción empresarial. Hay muchos casos donde creo que es pertinente preguntarnos, como gestores de cultura, cómo estamos incidiendo en los contextos inmediatos […] y la vinculación de las artes y la producción de las artes con la educación. Estamos acostumbrados a un programa educativo donde el arte aparece todavía como algo optativo, secundario, ¡no! Hagámoslo dentro del programa, ¿por qué? porque el arte es aprendizaje, es un aprendizaje a través de una experiencia sensible, cosa que no tienen otras áreas del conocimiento. Cómo el arte puede expandir esta mirada a través de lo sensible, eso me parece muy importante. Te diría que una de mis conclusiones es ésa. Así como la gente tiene derecho a la salud y a la educación, también debería tener derecho al arte; de vivir a través de una experiencia sensible otras posibilidades de existencia.»
Imagen: Cultura UNAM/ Matieu Doyon