«Todos los que integramos a la comunidad cinematográfica tenemos que luchar por la conformación de un nuevo fondo que sea democrático y plural»: Víctor Ugalde

El director y guionista desmenuza aquí la actual situación del Foprocine

Ciudad de México (N22/Huemanzin Rodríguez).- Víctor Ugalde es guionista, cineasta y un testarudo defensor del cine mexicano. Desde el sexenio de Ernesto Zedillo ha discutido y participado en cada cuerpo legislativo de cada presidente, hasta la fecha, en la defensa y mejora de las formas de producir cine en México.

Durante ese lapso, México pasó de producir cada año un puñado de películas ha más de cien, sin considerar la gran presencia del cine mexicano en el mundo. Queda demostrado el éxito de esas políticas públicas que permitieron, entre otras cosas, la creación de fondos de apoyo a la producción como el Foprocine y el Fidecine, por las que ha peleado buena parte de la comunidad y Ugalde, en ella.

Ahora, con el anuncio de la inminente desaparición del Fondo para la Producción Cinematográfica de Calidad (Foprocine), surgen varias preguntas: ¿de qué ha servido?, ¿por qué desaparecerlo?, ¿cuáles son los argumentos a favor y en contra?, ¿es un exceso que el Estado apoye al cine en México? El también actual presidente del Observatorio Público Cinematográfico «Rafael E. Portas» e integrante del GRECU (Grupo de Reflexión en Economía y Cultura), responde:

«Hablar de la desaparición de un fideicomiso, en este caso el Foprocine, parte de una política pública que va de acuerdo con la Constitución y que va de acuerdo con lo establecido en los tratados internacionales, es un retroceso denunciable en el Pacto de San José de los Derechos Humanos, porque es una caída muy importante en una política pública. De pronto, la Secretaría de Cultura como la directora general del IMCINE (Instituto Mexicano de Cinematografía) nos dio la peor de las noticias con la mejor redacción. Después de mucho luchar, nos dan la noticia de que sí va a desaparecer tanto FONCA como Foprocine, pero después corrigieron rápidamente: “No se preocupen por los fondos».»

¿Cómo es eso de desaparecer el Foprocine pero permanecen los fondos? ¿Se trata de desaparecer la estructura plural con la que se creó este fideicomiso?

El año pasado Foprocine aplicó 114 millones de pesos en apoyos a 34 películas, ¡es un número importantísimo! Y la mayoría de estos apoyos fueron para jóvenes. El problema es que, con la desaparición del Foprocine, reduces la posibilidad para pedir apoyos con un tipo de jurado, de tres opciones se reduce a dos y eso es más grave que el dinero. Nos dicen que este año no nos preocupemos por el dinero porque la cifra prometida se repetiría con relación al año pasado, 114 mdp, con 3.2% de incremento de la inflación deberían ser 120 mdp. Pero está bien, como está el precio del petróleo mantengamos los 120 millones.

Fue una mala noticia a medias, lo positivo es que se mantiene el dinero para ser seleccionado y concursable. Lo negativo es que desaparece un fideicomiso que salió de una petición de la comunidad en 1998, cuando nos fuimos a las calles y nació el Foprocine. Veinte años después, un gobierno que piensa en las mayorías, que piensa en los pobres dice: “Ya no es necesario”. ¡Al revés! ¡Es más necesario! La directora del IMCINE estaba transformando las convocatorias para que participaran las comunidades indígenas y los más desposeídos. Eso es preocupante. Nos dicen: “Lo vamos a fusionar con el Fidecine, vamos a apoyar el cine de calidad”. Una frase muy bonita pero el doble de preocupante. Con una decisión hicieron una carambola en las políticas públicas cinematográficas.

Pero estructuralmente el Fidecine es distinto al Foprocine ¿cómo es que lo fusionarán?

El Fidecine está en la ley, es un fideicomiso con participación social en donde el gobierno tiene sólo dos votos y cinco la comunidad cinematográfica. Desde que nació el Fidecine, cuando lo redactamos nosotros, a todos los del Gobierno Federal, la Secretaría de Hacienda y a otras áreas de la política cultural, les chocaba su composición con participación social en la toma de decisiones. En los seis años que estuve al frente (2003-2009), no hubo actos de corrupción ni los llamados amiguismos. Todas fueron decisiones colegiadas. A lo mejor la selección no fue perfecta en el entendido de que, como el cine también es arte, se hacía una valoración estética. Pero tuvimos un alto índice de recuperación económica porque el Fidecine, decía, era «para películas de alto impacto con el público y recuperación”. Esto se perdió en el sexenio de Enrique Peña Nieto, cuando el director del IMCINE era Jorge Sánchez, seleccionaban proyectos cuyos motivos no se explicaban, obviamente la recuperación fue cero. Hubo tráfico de influencias, alguien los ha denunciado y la Secretaría de la Función Pública, que hoy dice que los fideicomisos eran corruptos y para todos los cuates, con las denuncias en sus manos no actuó. Que se enfrente a quien haya sido es responsable, pero no a la comunidad cinematográfica.  

Si se fusionan el Foprocine y el Fidecine, ¿quiénes establecerían su marco legal?

Ahora nos dicen que vamos a discutir un nuevo proyecto, ya veremos si es vertical, como hasta ahora ha sido la 4T, o va a ser con la participación de la comunidad que es lo que vamos a exigir los integrantes de esa comunidad con los sindicatos de cine, los cineastas independientes, las A.C., las sociedades de autor. Todos tenemos que participar. Y lo primero que pediríamos es «queremos una participación social más amplia». Son insuficientes los cinco votos que teníamos (en los cuales participaba un productor y un miembro de un sindicato). Quedó demostrado que en eso hubo intereses coludidos en el sexenio de Peña Nieto. La forma de evitarlo es acrecentando la participación social y metiendo a testigos sociales, esa figura que tienen muchas asociaciones que lo único que hace es ver si, realmente, quien se ha inscrito cumple con todos los requisitos para que no haya un trato diferenciado; después, observan que todas las etapas se superen por méritos y no por «amiguismo». De no ser así, que se denuncie y se anule a quien no cumpla las reglas.

Así que, dentro de los más negro, que es desaparecer dos opciones de selección perfectamente perfiladas, lo bueno es que estamos en un momento en que, si toda la comunidad cinematográfica exige un diseño democrático, incluyente, transparente y plural, a lo mejor lo tenemos. Va a ser una batalla más dura que cuando sacamos el Reglamento de la Ley de Cine y cuando hicimos el Fidecine, porque ya vieron que un mecanismo de participación social puede evitar el uso discrecional de los recursos.

El Fidecine, en 2008, recibió un reconocimiento por parte de una secretaría por ser un fideicomiso con alta participación social en el cual se respetaban las decisiones del comité técnico. Hubo una investigación de fideicomisos, 280 no estaban constituidos, aunque estuvieran en ley. De esos 280, 140 tenían comités que sólo eran tapaderas, no decidían ellos, decidía el ejecutivo y el “comité” simplemente firmaba. Es el caso de Consuelo Sáizar en el FCE, todo se lo daban resuelto como si lo hubieran avalado. Unos, medio funcionaban y otros no, los tres fideicomisos que fueron reconocidos son: el CONEVAL (Consejo Nacional de Evaluación de Política de Desarrollo Social), la Comisión del Río Balsas y el Fidecine, porque todos los miembros del comité técnico recibían la información, no se les ocultaba nada, tomaban las decisiones que se acataban y se le daba seguimiento. Así es como debe de funcionar cualquier nuevo fideicomiso que nazca al amparo de la ley. Pero ojo, este nuevo fideicomiso que están proponiendo ya se va a otra categoría porque ya no lo puede diseñar el IMCINE, no lo puede diseñar la Secretaría de Cultura, lo tienen que diseñar los diputados, porque la reforma de ley nada más la pueden hacer ellos.

¿Con quiénes se tiene que trabajar y negociar la siguiente propuesta de fideicomiso?

Recuerda que nosotros desde hace un año estamos sentados con el señor diputado Sergio Mayer, buscando la reforma integral de la Ley de Cinematografía, hemos avanzado en muchos artículos, pero hay artículos cruciales que no se han discutido a fondo: Artículo 8, sobre doblaje o no doblaje; Artículo 19, sobre el tiempo de pantalla del cine y permanencia en las salas; Artículo 37, sobre la confirmación de Fidecine; y eso se va a volver muy amplio porque nosotros le presentamos a los diputados una reforma al artículo 37 que ellos la aprobaron, donde le quitamos el monopolio al Sindicato de Trabajadores de la Producción Cinematográfica (STPC, dirigido durante veinte años por Marcela Fernández Violante) y nosotros propusimos que todos los sindicatos deberían tener presencia ahí. Y eso está aprobado en Comisiones, pero no está aprobado por el Pleno. Hay muchos intereses ahí y va a ser difícil que salga como lo concibe el ejecutivo.

Vamos a participar todos los que están en la mesa. Seguramente se va a bajar Martí Batres, recuerda que hizo una propuesta de Artículo 8. Seguramente van a bajar los nuevos diputados que aprobaron la obligación de que las películas mexicanas fueran subtituladas para la lectura de los sordos. Como ves, no va a ser tan fácil, pero de lo perdido lo que aparezca. Si vamos a hacer una transformación, que sea plural, incluyente y en beneficio de los mexicanos. Los primero que tenemos que hacer es excluir de la mesa de discusión a la MPA (Motion Picture Association/Asociación Cinematográfica de Estados Unidos), pues unos particulares no pueden participar en la redacción de las leyes nacionales. ¡Eso viola la Constitución! Todo está demasiado confuso, con falta de transparencia. Está riesgoso, pero si se mueven todos, los cineastas jóvenes, todos los cineastas de larga tradición –donde siempre entraba Gabriel Retes, quien era un luchador constante–, si nos movemos todas las personas que integramos la comunidad cinematográfica podemos reducir estas ventanillas de entrada para que sea verdaderamente amplio y democrático. Si la 4T dice que no quiere que existan privilegios y que haya transparencia, vamos a aprovecharlo.

Según la página electrónica del IMCINE, el Foprocine es: «Un monto a otorgar que podrá ser de hasta diez millones de pesos y en el caso de óperas primas de hasta cinco millones de pesos o hasta el 80% del costo total, debiendo considerar que si el responsable del proyecto desea financiar la obra con el Estímulo Fiscal 189 y cuenta con un apoyo anterior del Foprocine, la suma de estos, no podrá rebasar el 80% del costo total del proyecto entre las dos instancias, ya que el productor siempre debe contar con el 20% sobre los derechos patrimoniales, por sí o a través de un tercero con inversión privada.»
Mientras que el Fidecine: «La aportación que el Fidecine realice, en ningún caso podrá exceder los límites siguientes: 49% (cuarenta y nueve por ciento) del presupuesto total del proyecto; y 10% (diez por ciento) de los recursos provenientes del Presupuesto de Egresos de la Federación que anualmente se destinen a la operación del Fidecine.”

  • Víctor Ugalde dirigió el Fidecine de 2003 a 2009, año en el que renunció luego de denunciar una reglamentación excesiva «y absurda», por parte de la Secretaría de Hacienda y Crédito Público, con relación al proceso de asignación de recursos para la coproducción de cine mexicano. Fue entonces que durante tres años enfrentó tres acusaciones, una de ellas por supuesto desfalco de 12 millones de pesos. Ugalde ganó la demanda que interpuso en su contra la Contraloría Interna del IMCINE. La Décima Primera Sala Regional Metropolitana del Tribunal Federal de Justicia Fiscal y Administrativa, en sentencia emitida el 16 de febrero de 2015 por la magistrada María de Jesús Herrera Martínez, manifestó que «no se encuentra en el registro de servidores públicos sancionados».