Frente a una inminente recesión económica, en parte provocada por la pandemia de COVID-19, que nos pone contra la lona, pensar, imaginar, buscar otras vías se hace necesario y urgente
Ciudad de México (N22/Ana León).- ¿Cómo entender nuestro modelo económico actual y su fractura frente a la crisis sanitaria? ¿Cómo entender este modelo fundamentado en el consumo rampante y el deseo, y la razón del por qué, en una pandemia como ésta, se encuentra a punto del colapso? Para responder a ésta y otras preguntas que surgen en momentos como éste, cuando aún no salimos de una crisis como la de 2009 y nos enfrentamos a otras, consultamos al economista político Esteban González. Voltear la mirada a la historia de nuestra economía y pensar que hay otras narrativas, se hace urgente.
–Lo que tenemos ahora o el mundo en el que vivimo ahora, es un mundo con relativa libertad económica para tomar decisiones de consumo y de producción con un componente gubernamental muy importante que lo va a moldear con impuestos, con subsidios, con regulaciones. También es un sistema que va generando sus propios problemas, en particular, parte de esta mezcla mercado-gobierno que tenemos, es un énfasis, como economía y como sociedad, en el consumo.
Tenemos que entender que este libre mercado que tenemos está rodeado de decisiones políticas que tomaron algunas personas en algún momento en nombre de todos.
Cuando se ha anunciado una recesión parecida a la crisis de 1929, cuando todavía no superamos la crisis de 2009, preguntarse si frente a este sistema tan vulnerable que nos pone contra la lona, hay otras vías de economía posibles, es necesario y urgente.
Hay otras narrativas más interesantes para entender todas estas cosas.Las personas que realmente defienden el libre mercado, los verdaderos capitalistas, te hablan más de la función del ahorro. ¿Qué es un sistema de libre mercado? Un sistema donde el que quiera llegar a esta arena de intercambio, que conocemos como mercado, con un bien, con un producto, con un servicio, lo ponga a disposición de personas, siempre que no esté dañando a la propiedad ni las personas; dejar que esta actividad tenga lugar.
¿Cuándo me preguntas qué sistema o cómo caminar hacia ese sistema alternativo? La base de este sistema es dejar que los problemas y sus soluciones se den de abajo hacia arriba.
No se trata de promover el autoconsumo, digo está muy bien, pero no se trata necesariamente de eso. No se trata de un asunto de localidad o de estar cerca geográficamente, sino de pensar más cuáles son mis deseos, cuáles son mis necesidades, cómo puedo yo satisfacer los deseos y las necesidades de otras personas. Con la tecnología que tenemos ahora, con todo el crowdfunding, con todo el crowdsourcing, yo creo que hay una vía posible
Y en un sistema así, ¿qué pasa con la moneda como lo conocemos hoy?
¡Uy!, la moneda como la conocemos… La moneda como la conocemos, sí. Y la moneda como la conocemos, no.
¿A qué voy con la moneda como la conocemos sí? Es que el intercambio es bueno, la dinámica del intercambio es buena y el dinero ayuda para esa dinámica. El dinero es una institución muy importante como sociedad. Es otra de estas cosas que históricamente tenía sentido como sociedad, pero hoy en día con tecnologías como Blockchain aplicadas a criptomonedas, esta clase de cosas, esta idea de tener a una persona o a una institución vigilando, es obsoleta.
Si fuera una economía libre, pues yo puedo usar lo que yo quiera para pagarle a las personas, siempre y cuando las personas lo quieran aceptar. El gobierno nos obliga a utilizar la moneda que emite, pero el gobierno tiene un dedo puesto en el renglón relacionado también con la capacidad de cobrar impuestos, pero justamente limita la libertad económica que tienes.
¿Cómo te imaginas que va a ser la salida cuando termine la cuarentena y volvamos a la calle y a la “normalidad”?
Está de miedo. Ahorita la moneda, aunque todavía está en el aire, creo que se está cargando hacia el resultado nefasto. Y el resultado nefasto es salir de esto con un gobierno más fortalecido. Un gobierno que toma un papel más fuerte en la economía, en la “reactivación” de esta economía.
Robert Hicks, escribió un libro que se llama Leviatán y sus crisis, que muestra cómo en cada crisis o en cada “crisis” definida por alguna entidad política, se genera la excusa para crecer facultades, para crecer el espacio del Estado en la sociedad y esas crecidas nunca se van a reducir. Una vez que pasa la crisis y ya estando allí el garrote y la vigilancia, no se va a ir.
Desde mi lado y lo que yo intentaré hacer como para tener un cambio positivo más, con mayor impacto, es hacer realmente narrativas de abajo hacia arriba. Hacer una especie de compendio de cómo la libertad humana, a un nivel muy local, es la que está siendo capaz de mejorar nuestra situación frente a la crisis. Los doctores que son capaces de transformar un respirador en siete. Las personas que están organizando fondos para rescatar empresas o emprendedores. Hay muchas organizaciones, hay mucha personas que están allá afuera preocupándose por el prójimo. Haciendo cosas por el prójimo. Y vaya, a mí me gustaría que esa fuera la narrativa que nos quedara después de todo esto, a través de innovación, a través de buenas ideas.
Imagen: Still Tiempos modernos (1936)