Reflexionar sobre la pandemia mundial desde la lectura de obras clásicas a través de Twitter: #Tragedia2020

Guiados por Pablo Maurette, profesor en literatura comparada, en esta red social se leen obras de Esquilo, Sófocles, Séneca y Eurípides.

Ciudad de México (N22/Huemanzin Rodríguez).- ¿Qué podemos aprender de la lectura de los clásicos durante el confinamiento que nos provoca la pandemia del COVID-19? Pablo Maurette, profesor en literatura comparada, está detrás del hashtag en Twitter #Tragedia2020, a través del cual se leerán obras de Esquilo, Sófocles, Séneca y Eurípides a lo largo de este año. Esta empresa no es algo nuevo, ya antes coordinó también en Twitter #Dante2019, que invitó a leer y reflexionar en torno a la Divina comedia. Aunque #Tragedia2020 se anunció desde inicios de año, ahora ofrece redimensionar tanto la lectura de obras clásicas, como la actualidad.

«Yo creo que, como muchas otras formas de comunidad que tenemos los seres humanos, las redes sociales nos permiten establecer contacto con gente que podríamos no haber conocido personalmente. A finales de 2017 propuse leer la Divina comedia, un canto por día, y fue fabuloso. Después leímos a Cervantes y el año pasado leímos en Twitter La Ilíada y La Odisea, de Homero. Este año tenemos las tragedias y, simplemente la idea era unir a gente de diferentes países para leer juntos, y como en toda comunidad a veces tenemos nuestras diferencias, pero el resultado me parece bueno.»

Entre las personas que han participado hasta ahora en #Tragedia2020, que arrancó hace unos días con la lectura de Los Persas, de Esquilo, está la académica y escritora mexicana Margo Glantz, quien hace unos días sostuvo una discusión en torno a la interpretación de ciertas frases e ideas de una obra estrenada en el 476 a.C. No sólo por leer esto en un medio como Twitter, también por nuestros contextos, el fondo me parecía de una tremenda actualidad.

Es la confirmación de por qué los clásicos son eso, se han leído desde hace 2500 años en lenguas distintas y justamente hoy son perfectamente vigentes porque hablan de cuestiones universales: la vulnerabilidad, el destino, de cómo los seres humanos enfrentamos situaciones que trascienden completamente la esfera muy pequeña de nuestra voluntad. Y me parece que los clásicos funcionan muy bien en lecturas colectivas porque generan comunidades más grandes que, quizá obras más contemporáneas. Mi salida de emergencia con los clásicos, siempre sale bien, y une a los hispanoparlantes estemos en donde estemos.

De los dramaturgos clásicos, ¿con cuál te sientes más afín, Esquilo, Sófocles, Eurípides…?

Te podría decir que Esquilo y Sófocles me llegan mucho más que Eurípides, de los tres grandes. Pero tengo un especial interés por Esquilo, especialmente por obras como La Orestíada, Los Persas, y tiene a la vez una vigencia impresionante y una antigüedad, esa cosa primitiva del teatro occidental, obviamente Esquilo no lo inventó, hubo otros antes, pero es el primer testimonio completo del teatro que nos llega de su tiempo. Y tiene esa cosa primitiva, un tanto cuanto exótica, pero no lo suficientemente lejana para no entenderla hoy y no sentirnos identificados hoy.

#Tragedia2020 comenzó con la lectura de Los Persas, y lo que he leído con los que participan me hace pensar mucho en nuestro tiempo. Si vemos las noticias, especialmente de los medios estadounidenses, hay una sutil, pero insistente afirmación que ocurre a la menor provocación, para asociar al virus con China. Claro que ahí es donde comenzó esta pandemia. Y esos medios no son tan burdos como las declaraciones de Trump que en ningún momento se refiere a la pandemia por el nombre de la enfermedad o al nombre del virus que la provoca, siempre dice China virus. Durante los siglos coloniales, todo lo malo que le pasaba a Europa tenía como adjetivo indias, o el nombre de una región de África o Asia. Hace un siglo, el nacional-socialismo hizo lo mismo. Quiero decir, en Los Persas está como simiente, esa idea de “los otros que no somos nosotros”, vienen a destruir lo que tenemos.

Lo interesante es comprobar que esta actitud que tenemos ahora, ha existido siempre, desde que la humanidad existe se culpa a los otros. Cuando en Europa a finales del siglo XV estalla la pandemia de sífilis, algunos le llaman “la enfermedad francesa”, otros le llaman “la enfermedad napolitana”, cada nación se la atribuye a su enemigo. Lo mismo sucedió con la peste bubónica, dependiendo de dónde estallaba y qué pueblo era el enemigo. Lo que hace Trump es el truco más viejo de la Historia, con todo lo horrible que resulta culpar a otros por nuestros errores. Lo interesante es replantearnos lo siguiente: ¿por qué si estamos “progresando” como especie, en realidad estamos siempre en el mismo lugar? Esto que sucede hoy, pasaba hace 2500 años y seguramente antes de eso en los inicios del ser humano, el miedo convertido en odio, culpar al otro para que sea más digerible nuestra desgracia. Y eso puede llevar a guerras y genocidios. La tragedia está en las bases mismas de lo que entendemos humano. Si bien Esquilo centra su obra en los persas, que son el enemigo, lo cual es muy original porque en lugar de contar la historia del lado de los griegos lo hace del lado de los enemigos; la obra está escrita en griego, es decir, los griegos son el pueblo civilizado y los persas son los bárbaros. Es cierto, hay mucha humanidad en la forma en que está escrita la obra y están descritos los persas pero, al final, la obra plantea como pueblo civilizado a Grecia.

Como nunca antes en la historia de la humanidad, las redes sociales están siendo utilizadas como un espacio para sanar, hay muchas propuestas para que la gente en esta cuarentena mundial la pase lo menos mal posible a través de lo que se puede encontrar en línea. ¿#Tragedia2020 crees que puede ser también un vehículo para la resiliencia?

No tengo nada contra la oferta del escapismo, jamás juzgaría a nadie que prefiera opciones que le ayuden a escapar de su realidad y crear su universo paralelo, especialmente ahora. Pero en #Tragedia2020 nos vamos al universo clásico siempre con la idea de conectar con temas que tenemos en la cabeza ahora mismo: la vulnerabilidad, nuestra propia muerte… algunas personas pueden pensar que porque se es joven el virus no los va a matar. El hecho es que el virus sí mata a gente joven, no a demasiadas, pero también mata a jóvenes, todos somos vulnerables. Creo que esto nos puede ayudarnos a distraernos, a aprender más y pensar en conceptos como la mortalidad, la finitud, la calamidad; el hecho de que en occidente hace mucho tiempo dimos por sentado que nuestro estilo de vida es el mejor, inmejorable, y de pronto surge esto que lo amenaza totalmente. Cada año nuestro estilo de vida puede ser distinto a causa de esto. Esto nos recuerda que todo se termina.

Eso me hace pensar en los tiempos de Sófocles (496-406 a.C.), si alguien apoyó a la creación artística como la de Sófocles, fue Pericles (495-429 a.C.), militar, abogado, orador y gobernante de Atenas. Pericles defendía la libertad intelectual. En esa Grecia de oro, también comenzó la degradación de la democracia que condenó a Sócrates a beber la cicuta. Esa realidad se ve reflejada tanto en Aristófanes como en Sófocles, que se cree, era amigo de Sócrates. Toda esa idea de orden, esa pedantería de orden y progreso, construida a lo largo de los años, en un parpadeo desaparece.

La costra de la civilización es muy finita, uno rasca un poco y aparece ese impulso de demonizar al otro del que hablabas antes, aparece la finitud, la peste, los males que aquejaron a la humanidad desde siempre. Nosotros nos creímos más allá de eso, invulnerables.

En otro orden de ideas, no quiero dejar pasar esto. Hace tres años fue publicado un libro tuyo El sentido olvidado. Ensayos sobre el tacto (Ed. Mardulce, 2017). Ahora que en esta emergencia médica mundial en donde, para estar o al menos sentirnos más seguros cedemos nuestros derechos civiles a los gobernantes, entre ellos la posibilidad de tocarnos, pienso mucho es ese libro tuyo. ¿Cómo ves este mundo en donde nos vemos y reconocemos sin tocarnos?

El tacto es un sentido que estamos perdiendo, en este mundo telecomunicado, este mundo virtualizado de las redes, sociales. Hace muchos años que se habla de esta pérdida del contacto, la gente se aísla. Lo que estamos viendo ahora es el colmo de esta situación.

Una cosa es el tacto epidérmico, el taco de agarrar a otra persona, besar, acariciar. Pero el tacto es un sentido mucho más complejo y multifacético que incluye otras facultades. Que incluye lo afectivo, que se manifiesta de manera táctil, al interior del cuerpo: la bronca, el miedo, la pasión, etcétera.

Yo creo que esta situación que vivimos sí va a durar mucho tiempo, por más que se relajen las medidas, habrá que ver cuán mortífero será al final este virus, pero puede que deje un estigma por varios años.

Hay una anécdota muy interesante de Erasmo de Rotterdam (1466-1536), que viaja a Inglaterra a fines del siglo XV, en 1498 o 1499, y le manda una carta a un amigo en Holanda y le dice: «¡Los ingleses se la pasan besándose y tocándose! Uno llega a un lugar y se besan una y otra vez. ¡Se tocan!» 

Y es algo que uno no identificaría jamás con los ingleses de hoy día, todo lo contrario. Y a lo largo de muchos siglos, a lo largo de muchas epidemias, a lo largo de muchos movimientos culturales y religiosos, fue cambiando un hábito que para Erasmo era chocante. Hoy los ingleses se han convertido en una cosa totalmente distinta. Es interesante, tal vez, nosotros mismos, los latinos que somos tan táctiles quizá en 100 o 200 años, seamos totalmente anti táctiles como los sajones. No me parece ni bien ni mal, me parece interesante que nada que damos por sentado sobre cómo somos, está escrito en la piedra.

Traté un poco de rescatar esta idea de un tacto expandido a otras facultades que por más que estemos encerrados, que no podamos tocarnos, que estemos obligados por un Estado a distanciarnos, no coartan del todo ese sentido. Podemos seguir conectados, seguimos teniendo sentimientos, somos seres humanos, seguimos tocando y siendo tocados de una manera que tal vez no es epidérmica pero que sigue siendo, tal vez muy contundente.

Imagen tomada de:

@PabloPwilliamsg·7 abr.#Tragedia2020 Anterior a Esquilo, un ánfora etrusca del s. VI ac. presenta a los 7 vs.Tebas: el escudo de Tideo tiene como en Esquilo una luna entre estrellas. Iconografía (+sol + 3 arcos) del disco broncíneo de Nebra, encontrado en 1999, la mas antigua imagen cósmica, ca. AC1600