«Quiero que el lector se pregunte sobre las personas que escribo»: Joe Sacco

Dibujante por don y periodista por educación, Joe Sacco es un referente en el mundo de las novelas gráficas cuyas historias son reportajes

Ciudad de México (N22/Huemanzin Rodríguez).- Joe Sacco (Malta, 1960) es periodista por la Universidad de Oregon, y aunque nunca trabajó como reportero en un medio de comunicación, su trabajo es referente del periodismo ilustrado como historieta. Sus obras han sido reconocidas con el American Book Award y ha sido merecedor de la Beca Guggenheim en Artes. Sacco considera al periodismo como punto de partida de la Historia y su trabajo parte de las pequeñas historias personales.

«Comencé a dibujar cuando tenía unos seis años y nunca dibujé por el simple hecho de dibujar, siempre tuve una historia. Entonces, desde muy joven estaba haciendo cómics, porque los cómics son una historia y dibujas; esas dos cosas me encantaron. Cuando me hice mayor nunca pensé que podría ganarme la vida dibujando, nunca se me ocurrió. Luego estudié periodismo, me interesó mucho porque finalmente podía contar las historias de otras personas. Cuando salí de la universidad con mi título en periodismo, no pude encontrar un trabajo, fue muy difícil. Así que tuve otros trabajos, incluso estuve en fábricas y cosas así. Eventualmente intenté ganarme la vida de alguna manera en el arte, fue muy accidental, porque estudié periodismo y estaba interesado en lo que sucedía en el mundo y pensé en ir a un lugar que me interesara, como los territorios palestinos, pensé hacer un cómic sobre mis experiencias allí. Nunca tuve una gran teoría, simplemente funcionó de manera orgánica. Después de un tiempo mejoras en esto, te vuelves un poco más sofisticado en la forma como aborda las cosas. Espero que sea un poco más sofisticado de lo que era cuando comencé.»

Joe Sacco / © Huemanzin Rodríguez

Siempre se habla de la objetividad del periodismo, pero es un hecho que en tu trabajo hay subjetividad. Si vas a un lugar para escribir la historia de lo que después será tu historieta, tienes que poner atención en las formas de las cosas, detalles que podrían pasar desapercibidos, por ejemplo los árboles, son diferentes a los que ilustras en tus historias de los Balcanes o de Palestina; los transportes son diferentes a los usados en Gaza que en la Gran Guerra. 

Es cierto, porque si cuentas una historia en donde la gente fue llevada en una camioneta, tienes que pensar muy bien qué tipo de camioneta fue, tienes que pensar muy bien lo que dibujas, tienes que investigar qué tipo de camioneta es la que corresponde al relato, sólo para conseguir acercarte lo que más puedas a la verdad. Por eso, dibujar siempre es una experiencia muy subjetiva. Encuentro que siempre hay una tensión entre la subjetividad y los hechos, pero ¿cuáles son los hechos? Voy a obtener la cita correcta que busco y ¿cómo dibujas algo? Porque ningún ilustrador va a dibujar lo mismo de la misma manera, siempre hay un elemento subjetivo.

¿Cómo diseñaste tu libro La gran guerra. 1 de julio de 1916: Primer día de la batalla del Somme (Penguin Random House, 2013)? Ilustración sin texto, como plano secuencia, de casi 7.5 metros de longitud por 21 centímetros de ancho.

Hay muchas posibilidades para contar cosas desde las imágenes, incluso sin usar ni una palabra. En esta narrativa puedes extenderlo como un acordeón y, como leemos de izquierda a derecha, simplemente puedes seguir la lectura de esta representación visual y leer una historia. Básicamente cuento la batalla desde lo general hasta la tumba.

Desde que tenemos teléfonos inteligentes e internet, todo mundo habla de «nuevas narrativas», ¿no te parece que no hay nada nuevo bajo el sol?

Esas nuevas narrativas las hemos estado generando durante años. La gente hacía fila en Italia para ver la más reciente pintura de Caravaggio. Sabían que estaría ahí la obra, se formaban en la calle para ver lo que iba a ser mostrado. Si lo pensamos, las imágenes siempre han sido importantes para las personas, los niños siempre han sido atraídos por las imágenes. Ahora, con el tiempo que necesitas invertir para dibujar, creo que eso es una pequeña desventaja si estas haciendo periodismo. Pero puedes superar esa desventaja si frenas y analizas las cosas, para ver de qué manera puedes contar una historia compleja a través de los dibujos y de las palabras.

«Dibujar siempre es una experiencia muy subjetiva»

¿Cómo escoges el proyecto que vas a desarrollar?

Realmente tiene que ser algo que te pateé las entrañas, porque te llevará mucho tiempo trabajar en ese libro. Tiene que importarte mucho, porque algunos de los libros llevan cuatro años, cinco años, incluso siete años, y tienes que pensar cuando comiences «¿esto todavía me va a importar en tres años cuando esté más o menos cansado de ello? ¿Todavía me va a importará de la misma manera?» Tienes que hacer todo lo necesario para lograr seguir a lo largo de varios años. Todo lo que escribo me importa y eso no significa que otras cosas no me importen. Tienes que elegir y elegir bien, pues tenemos vidas limitadas. Hay un número limitado de libros que podré hacer en mi vida y siempre es difícil elegir.

¿Cómo conjuntas los pequeños detalles de tu dibujo con la estructura de tu guión?

Creo que es importante y eso es algo que sabes, si vas a hablar con alguien que es un refugiado y si a través de los dibujos realmente puedes y quieres mostrar dónde viven, cómo viven, cómo juegan con sus hijos, cómo beben café, todo eso que puede parecer algo normal para el lector. La vida transcurre justo en aquello que parece familiar para ti y para mí, y que ocurre también en esos lugares. Los hechos de las víctimas son otra cosa, y por supuesto se tiene que hablar de eso, pero primero son seres humanos.

En tus publicaciones claramente se ve tu preocupación por sociedades vulnerables como los inmigrantes.

La inmigración es la gran historia de este siglo debido al cambio climático. Así es, escribí una historia en 48 páginas de mi tierra natal, vengo de una pequeña isla llamada Malta, en el Mediterráneo, adonde demasiados inmigrantes africanos llegan. Y mi historia es sobre cómo los malteses perciben hostilmente a los inmigrantes africanos, de cómo los africanos enfrentan un lugar incómodo para ellos, además de la persecución de la policía antiinmigrante. Realmente quería escribir desde mi pequeño punto de vista esa enorme historia: muchísima gente de África huye de la guerra, también hay factores económicos que detonan la inmigración, pero también está el cambio en el clima. Mucha gente viene de lugares en donde literalmente se ha secado la tierra.

En las grandes ciudades no hay trabajo. ¿Qué pueden hacer? ¿Adónde van? Esta es una historia enorme en la que podrías trabajar años y años.

Alguna vez un dibujante me comentó, en una convención de cómics, que trabajaba una página por semana, ¿cómo es para ti?

Es diferente para todos. Mi trabajo es muy detallado y cuando trabajo muy rápido puedo hacer en una semana entre dos y tres páginas. Lo que pasa con los cómics es que tienes que mover, podría trabajar así de bien pero el 95% de mi trabajo es rastrear lo que voy a hacer en 260 páginas. Así que no soy perfeccionista, intento hacer lo mejor que puedo, pero no presiono por el trabajo. Sólo al estar con la gente, conversar con ella y observar los entornos, es que puedes entender lo que está pasando.

¿A qué parte de los lectores quieres llegar con tu trabajo?

No estoy seguro de cómo puedo definirlo, pero siempre estoy tratando de interesarme en lo humano, en las cosas que los humanos hacemos y las maneras en que reaccionamos a esas cosas. Intento, quiero que el lector también vea algo de eso, que se pregunte sobre las personas que escribo e invitarlo a pensar que, de estar en una situación similar, se comportaría de la misma manera o se victimizaría de la misma manera.