«Un lugar seguro»

Olivia Teroba hace de la escritura un medio de denuncia, de acompañamiento y de cuidado

Ciudad de México (N22/Ireli Vázquez).- ¿Cuál es el papel la mujer en estos tiempos? Puede ser un cuestionamiento duro y con cientos de respuestas posibles. En nuestra actualidad se ha hecho costumbre escuchar sobre casos de mujeres abusadas tanto física como psicológicamente. ¿Cuántas veces has escuchado que se han quedado calladas por miedo o por temor a que sean juzgadas?

Olivia Teroba, escritora del estado de Tlaxcala, indaga sobre estas cuestiones en su libro Un lugar seguro. A través de diez ensayos personales, Olivia ejemplifica sus vivencias con las obras de Virginia Woolf, Joanna Russ, Clarice Lispector, Elena Garro, entre otras, buscando explicar y exponer las problemáticas que ella sufre en su día a día, las que sufren las mujeres todos los días y las que existen dentro de su Estado de origen.  

A propósito de su presentación dentro de la Feria Internacional del Libro del Palacio de Minería, platicamos con la escritora para hablar de este libro que ve la luz bajo el sello de la editorial Paraíso Perdido.

Olivia Teroba, autora de «Un lugar seguro»

¿Por qué decidiste escribir Un lugar seguro?

Decidí escribir este libro como un ejercicio, creo que la decisión de unirlo tuvo que ver con creer más en la cotidianidad como la fuente de la literatura y no separar lo que me pasaba día a día de lo que escribo o de lo que hago.

Dentro del libro escribes sobre temas fuertes que tienen que ver con la violencia, ¿qué tan difícil fue para ti poder plasmar tus vivencias dentro del libro?

El problema no fue escribirlo, sino publicarlo, porque sí, al principio eran notas, era un poquito como un diario, después fui juntándolo con referencias literarias y buscando hacerlo más literario. Cuando vi el libro como conjunto y salió la oportunidad de publicarlo, llegué a dudar porque también hay muchas personas cercanas involucradas. Creo que publicarlo fue poner al frente de mí, fe en la literatura y en esta empatía que se genera con los lectores, y saber que su lectura siempre va a partir pues de eso, de comprender la situación de otra persona y no de juzgarla.

Que es justo lo que esta pasando con nuestra sociedad en la actualidad, “juzgar por el hecho de juzgar”, sin ponerte en los zapatos del otro.

Sí. Creo que en la actualidad, pese que hay más apertura para expresar nuestras opiniones por las redes sociales, también hay mucha incomprensión, mucho miedo, mucha necesidad de poner nuestra opinión encima de los demás y algo de lo que yo quiero mostrar con este libro es que todos somos también nuestras circunstancias y que es muy difícil juzgar los actos de una persona por sí mismos si no conoces todo el contexto en el que se desarrollan.

¿Qué representa y sobre todo, qué significa para ti Virginia Woolf?

Es uno de los pilares de mi escritura, sobre todo porque yo empecé a escribir sin leer mujeres. Leía a muchísimos hombres y siempre sentía que estaba mal, porque no coincidía con el canon o con lo que está establecido o con lo que es más apreciado en la literatura. Leer a escritoras como Virginia Woolf, Joanna Russ o como Clarice Lispector me hizo decir, “bueno, creo que hay otra forma de escribir, otra forma de leer la literatura y yo puedo inscribirme a esa tradición también».

También dentro de tu libro se menciona a Elena Garro como un pilar dentro de este texto ¿qué sígnica ella para ti?

La verdad es que ella me ayudó a entender mucho la narrativa de otra forma. Estaba muy peleada con las formas tradicionales, entonces quería hacer textos más experimentales, lo cual esta muy bien, pero creo que mi búsqueda no iba por ahí y leer a Elena Garro me hizo aprender a coincidir la búsqueda de innovar, experimentar, y también dialogar con una tradición. Creo que eso es lo que hace Elena y por eso me ayudó muchísimo leerla en cierto momento. Después empecé a leer más sobre su figura para entender cómo vivió ella la literatura en el siglo XX, también creo que nos hace entender la literatura como la vivimos ahora las mujeres.

El tema central del libro es sobre la violencia tanto física como psicológica, pero ¿cómo es lograr que estos temas de cierta manera te ayuden a ti a expresarlos y de cierta manera sacarlos?

Algo que me ha pasado mucho después del libro, es hablar con otras chicas que me han contado que han tenido experiencias similares o mucho más fuertes de las que yo relato en el libro, y me parece que es importante para empezar a comprender nuestros miedos y todos los traumas que cargamos del pasado. Antes que nada hay que aprender a hablar de ellos  porque siempre hay una cultura de secrecía, de esto no se lo cuentes a nadie, o porque le voy a decir a los demás que estoy mal o que tal hecho aún tiene repercusiones en mi vida, incluso el ir a terapia, del lugar de donde yo vengo piensan que es para gente que esta loca y siempre dicen “yo no estoy loco”, y creo que pensar en nuestra salud mental y denunciarla con la gente que nos rodea, puede ser el inicio de un acto realmente revolucionario, es simplemente aprender a cuidarnos a nosotras mismas.

Hace unos meses, en una búsqueda sobre víctimas de trata, llegué a Tenancingo, una de las cabecera municipales que tienen el mayor porcentaje de víctimas de trata, y justo en tu libro retratas muy bien la parte de ver a la mujer como un objeto sexual, retratas bien el hecho de que es un estado de la república que no dice nada sobre el tema, como si nada pasara.

No solo es Tlaxcala es algo que pasa en todo el país, pero a veces la gente prefiere no hablar sobre ciertos temas delicados y, en particular, respecto a la trata es un tema muy delicado, porque hay grupos de poder muy fuertes ahí, y es muy peligroso involucrarse en eso, de hecho me sorprende que hayan ido a Tenancingo porque hay veces que la gente del mismo municipio no se mete, pero para mí fue como un esfuerzo de denunciar las cosas. Creo que la literatura no está en este momento para plantear soluciones, yo creo que en este momento, o al menos en mi escritura, lo veo solamente como una forma de hablar de lo que está pasando y que es un primer paso nada más.

¿Cómo se podría tener un cambio verdadero? Después de perspectiva tu libro habla desde la persona, pero ¿cómo podríamos tener un cambio para tener un lugar seguro?

Lo que yo propongo al final del libro es tratar de buscar relaciones de confianza y de afecto que nos hagan bien, lo cual es realmente complicado, porque como todas sabemos hay niñas que ni en su casa están seguras, entonces creo que incluso habría que empezar con aprender a diferenciar, una casa de un hogar, porque a veces nuestro hogar poder ser lejos de la casa y pues nada más que eso, empezar a hablar y empezar a buscar sobre todo gente que nos haga bien y persistir en encontrar un compañerismo, encontrar compañero y compañeras que siempre estén viendo por el bien común, y por eso siempre apuesto mucho por el autocuidado, porque creo que si nos cuidamos a nosotras mismas empezamos a buscar entornos más saludables y podemos generar un cambio positivo en los demás.

¿Tú encontraste tu lugar seguro?

Para mí, realmente es la escritura, y sí me ha servido mucho. Me ha permitido crear lazos, me ha permitido hablar con otras personas, con otras mujeres. A partir del libro he hecho algunos talleres y realmente ha sido muy lindo y muy fuerte también platicar de todo lo que no hablamos, y justo el ejercicio de escritura que llego a dar en los talleres es que escriban su mayor secreto y con eso ya se empiezan a desarrollar un montón de cosas, y justo en los talleres tratamos de crear un ambiente de confianza donde podamos hablar de eso. Esa creación de círculos para mí puede ser el inicio, o un paso en una serie de un montón de cosas que tenemos que hacer para mejorar nuestro entorno.  

Alguna vez, mientras escribías tus notas ¿llegaste a imaginar que iba a suceder esto, que muchas mujeres se sintieran identificadas?

No, jamás me lo imaginé. En realidad todo lo que está en el libro es verdad y realmente cuando empecé a estar en un momento de crisis empecé a escribir y me decía “no se que hacer, estoy muy preocupada”, y de pronto empezaron a salir otros temas y justo salió el concurso y dije “bueno, vamos a empezar”, es el primer paso, pero el concurso no incluye publicación, entonces hubo un momento en el que pensé que el libro sólo se iba a quedar ahí, como un libro premiado pero sin publicar. Cuando surgió la oportunidad de sacar la publicación, que por suerte Paraíso Perdido estuvo muy dispuesto a hacer la coalición, todo se dio muy rápido. Estoy sorprendida, muy feliz de que este libro halla encontrado su espacio y encontrado tantas lectoras.

Más allá de las publicaciones, ¿qué le dirías a esas mujeres que muchas veces no se atreven a escribir ni a decir lo que les sucede?

Lo más revolucionario que podemos hacer es el autocuidado. Y si encuentran en la escritura un medio para hablar, para hacernos sentir más seguras y más tranquilas, pues que lo hagan. Siempre tratar de alejarnos de los temores, de todos estos prejuicios que no vienen sólo de nuestra formación o de nuestra vida personal, vienen de un sistema patriarcal que ha ido durante generaciones callando la voz de las mujeres. Creo que lo más valioso que podemos hacer es retomar la palabra que nos han quitado.