Las mutaciones de “La Esmeralda”

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La directora de la Escuela Nacional de Pintura, Escultura y Grabado, Carla Rippey, nos explica en qué consiste la nueva licenciatura en Docencia y los últimos cambios del plan de estudios de la licenciatura en Artes Visuales

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Todas las imágenes: © Mitzi Buendía

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Ciudad de México (N22/Mitzi Buendía).- Una de las características más destacables de la Escuela Nacional de Pintura, Escultura y Grabado “La Esmeralda” es su continua maleabilidad, que le ha permitido adaptarse a los cambios sociales, culturales y tecnológicos.

Con una valiosa historia que surge del renacimiento artístico mexicano, en el periodo posrevolucionario, dicha institución ha sobrevivido en constantes cambiosgracias a su continua investigación y actualización para ofrecer una preparación de excelente nivel académico en las artes.  

Su actual directora Carla Jean Rippey Wright, artista visual estadounidense nacida en la ciudad de Kansas en 1950, nos cuenta en qué consiste la nueva licenciatura en Docencia y los últimos cambios del plan de estudios de la Licenciatura en Artes Visuales.

 

Del callejón de la Esmeralda al Cenart

Carla Rippey recordó el momento histórico en que surgió “La Esmeralda”: “Como bien se sabe, una de las transformaciones más importantes de la Revolución Mexicana, fue el giro a una educación gratuita tras la creación de la Secretaría de Educación Pública por José Vasconcelos y la apertura de escuelas al aire libre por Alfredo Ramos Martínez en 1913, dos años después de la huelga en que los estudiantes de la Escuela Nacional de Bellas Artes (ENBA) buscaron libertad a una expresión artística más nacional”.

“Y en nuestro caso”, continuó esta destacada artista visual, “fue la Escuela Libre de Escultura y Talla Directa, que dio origen en el ex-convento de la Merced en 1927, la cual sobrevivió cuando la mayor parte de las escuelas habían desaparecido. Y esto porque el director y fundador, Guillermo Ruiz, fue amigo del presidente Lázaro Cárdenas.En aquel momento era posible ingresar a la escuela desde los doce años, no era licenciatura, sino una escuela donde se aprendía a trabajar, como en los talleres tradicionales […] Entonces, cuando el gobierno decidió, en 1943, dar comisiones y espacios para obras públicas y muralismo […] fue que hicieron esta escuela de escultura también de pintura. Se volvió licenciatura en los años ochenta, y en ese momento agregaron la carrera de grabado. Entonces, uno salía como licenciado en Grabado, licenciado en Pintura o licenciado en Escultura.”

A mediados de 1930, trasladó su sede al callejón de La Esmeralda, de donde toma su nombre actual, y desde 1994 hasta la actualidad, la escuela se ubica en el Centro Nacional de las Artes (Cenart), mismo año en que el plan de estudios cambia para egresar como licenciado en Artes Plásticas, y en 2007 como licenciado en Artes Plásticas y Visuales. “Este último cambio se debe a la inclusión de nuevas tecnologías multimedia y otras especializaciones”, comentó Rippey.

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Hacia una formación integral

“Hoy en día hay una especie de crisis internacional en el costo de la educación […] tratamos, en el nuevo plan de estudios, de cambiar el campo laboral, porque se sabe que en el país e internacionalmente, no pueden absorberse ochenta o noventa nuevos artistas visuales al año, pero sí capacitarlos para trabajar en equipo y aterrizar con una visión propositiva del medio”.

Con respecto a la inclusión de nuevos cursos como: herramientas metodológicas a la expresión, panorama en prácticas curatoriales, taller de técnicas antiguas, tejido, storyboard, moda, tatuaje e incluso la reactivación del taller de laboratorio de fotografía, la directora mencionó que “se busca generar una hibridación entre las nuevas tecnologías y las disciplinas tradicionales a fin de brindar un amplio panorama, en donde el alumno tiene la libertad de elegir sus propias herramientas, desarrollar desde el habla, escritura e investigación la capacidad para trabajar en equipo, producir y autogestionar proyectos culturales en galerías o museos.”

También mencionó un cambio de ángulo en las introducciones a la especialización: Promoción de las artes plásticas y visuales por Gestión; Teoría y Crítica del arte por Curaduría; y Docencia de las artes plásticas y visuales por Enseñanza en las artes.

En cuanto al proceso de ingreso, consta de tres etapas de selección: “La primer parte es un examen escrito y la entrega de una carpeta, en la cual se evalúa, por tres profesores distintos,  su pensamiento creativo; luego pasan a un examen práctico que puede planearse de antemano, pero debe ejecutarse en la escuela para ver si realmente lo que está en la carpeta es su trabajo y no de otra persona; y entonces los seleccionados van a una entrevista, que es la última etapa. En general abrimos el espacio a mil lugares, de los cuales entran cien, entonces sí, es un proceso muy selectivo.

Licenciatura en Docencia, una nueva carrera a la altura de los tiempos

“Pudimos abrir la licenciatura en Docencia gracias a fondos que nos fueron otorgados por la comisión de cultura de la Cámara de Diputados para pagar los maestros del primer semestre y para contratar a los especialistas que nos ayudaron en el diseño de la licenciatura.”

Fue entonces, el pasado lunes 13 de marzo, que la primera generación estrenó una licenciatura diseñada especialmente para profesores en materias relacionadas a las artes que aún no cuentan con un título profesional. Añadió Rippey: “Entonces hicimos este programa semipresencial de dos años en donde tienes que ser docente actual en las artes para poder ingresar, así como tener una trayectoria de al menos cuatro años de docencia en su campo.”

Consta, en mayor parte, de estudio en línea, con presencia de tres días a la semana o en horario sabatino, para no interferir con el espacio y la necesidad personal de los alumnos, que son profesores también. Disciplinas como música, danza, teatro, artes plásticas y artes visuales, son mezcladas con la idea de enriquecer su campo, práctica docente y el trabajo en equipo.

La directora comentó que existe un taller de fundición con el que no cuentan otras escuelas en el que se impulsa la combinación de técnicas tradicionales con las nuevas técnicas de impresión en 3D, “la idea no abandonar las técnicas tradicionales, porque lo artesanal tiene un riqueza mayor a lo virtual, pero tratamos de aprovechar todo.”

Rippey también adelantó información con respecto al nombre de la escuela: “Contamos con un área de artes tecnológicas muy fuerte y se busca ser ahora Escuela Nacional de Artes Visuales ‘La Esmeralda’, porque crea el problema de decir ‘No, pero por qué están dando performance y artes tecnológicos, si es una escuela de pintura, escultura y grabado’, en fin. Pero es un trámite largo, aunque ya tenemos la aprobación de nuestro consejo académico para tratar de hacer ese cambio.”

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La directora explicó que el plan de estudios cuenta con un metacurso que se enfoca en artes tecnológicas, básicamente en cómo utilizar la computadora en sus clases, cómo hacer un blog e investigación en línea.

Con respecto a mantener la vitalidad de “La Esmeralda” como una escuela que forma grandes artistas, Carla Rippey señaló que “es de vital importancia su continua actualización en una época en donde las nuevas tecnologías y su constante renovación se da a una velocidad impresionante. Utilizarlas correctamente como una herramienta de trabajo da una apertura mayor para nuevas propuestas y proyectos a favor de la sociedad.”

“Creo que la gente debe apreciar eso, porque es muy fácil que critiquemos al país y al Estado, pero realmente siguen habiendo beneficios en México que no hay en otro lado. Eso quiere decir que tenemos alumnos de todo tipo de trasfondo social, y para todos ellos sirve como una especie de plataforma para integrarse al mundo de la cultura. Es esa nuestra meta, hacer una contribución creativa y valiosa a la sociedad, como artistas visuales”, concluyó Rippey.

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Carla Rippey (Kansas, 1950), artista visual afincada en México desde 1974. Comenzó a trabajar en talleres de grabado y arte experimental, luego como profesora en la Universidad Veracruzana, colaboró en diversas exposiciones colectivas e individualmente, por primera vez, en 1983 en lugares como el Museo Carrillo Gil, el Museo Nacional de la Estampa, el Museo de Arte Moderno de la Ciudad de México, la Galería de Arte Mexicana y el  Museo de Monterrey, entre otros.

Rippey es considerada una de las artistas mexicanas más importante en las artes visuales contemporáneas. El Museo Carrillo Gil espacio que ha recibido en mayor apertura su obrareunió parte del trabajo de cuatro décadas de esta artista en la exposición Carla Rippey. Resguardo y resistencia. Exposición retrospectiva 1976-2016.

Dicha exposición, en curaduría de Carlos Palacios, salió del Museo Carrillo Gil en octubre del año pasado para deambular ahora en el Museo de Arte de Ciudad Juárez. Estará abierta hasta el 18 de junio de 2017.

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