Chichinero Lizana trajó todo la tradición chilena al FIC43


Al ritmo de cueca, vals, bossa-nova y cumbia, el público del Cervantino disfrutó del organillero y del chinchinero Lizana. Originarios de Chile, esta pareja de músicos han sobrevivido al paso del tiempo y son considerados por su país como un tesoro humano vivo.
“Para nosotros es importante este oficio porque es un pasaporte abierto, fue la primera radio del mundo, el primer comienzo con la computación y del sistema braille, estamos hablando más de 600 años atrás”. Compartió Manuel Lizana, el encargado del órgano.
El responsable del chinchín añadió: “Por un señor que se llamaba Lázare Kaplan que llegó de Europa, que era hombre orquesta, llegó con cuatro organillos a Chile. Su hija cantaba y él tocaba, llevaba el ritmo y su esposa tocaba un organillo, entonces era como una familia de músicos, y el chileno, tú sabes que empezó a practicar y sacarle un poco de instrumentos y quedó como el chinchín, tú lo vez”.
Hecho a mano, un organillo tarda alrededor de 6 meses en fabricarse y tiene la capacidad de almacenar 8 melodías. El Chinchín, un hombre orquesta, por su parte toca al ritmo del organillo e implica una mayor dificultad.
Héctor Lizana Gutierrez, líder de la dinastía Lizana, fue el pionero en integrar este instrumento en Chile, hace más de 50 años.
“Claro mi abuelo es patriarca del organillero y chinchinero en Chile, tiene 87 años, después sigue mi papá, y mi tío como segunda generación, después seguimos, el que habla es mi hermano Manuel Lizana y mi hijo que viene siendo la cuarta generación.” Recordó Héctor.
 “Y para que esto dure que la gente coopere con el organillero esa es la llave de que este oficio siga vivo por cien años más, 200 años más, porque ya lleva más de 500, es el instrumento más sano que hay en la tierra”. Finalizó Manuel Lizana.

Por Karen Rivera.

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