Muralismo mexicano murió, no así el espíritu de los jóvenes: Eduardo Subirats

  • El mundo artístico está dominado por los Estados Unidos, en donde todo es «post»; y hay artistas en México que repiten esas estupideces: Subirats a propósito de un curso que ofrecerá en el Centro de las Artes de San Agustín Etla.
  • El muralismo ha muerto pero no el espíritu de los jóvenes pintores, ese espíritu de protesta, democrático, y eso tiene plena actualidad en este mundo de capitalismo atroz.

Por Alizbeth Mercado (@alizbeat)

Ciudad de México, México, 23/05/13, (N22).- Lo que hay en el mundo
artístico de hoy ya lo sabe todo el mundo, es un mercado artístico dominado por
los Estados Unidos y es ridículo, no dice nada, no innova nada. En Estados Unidos se
habla de post arte y de post vanguardia y post estética, todo es post; es un gesto
de nihilismo que está de moda y en México hay artistas e intelectuales que
repiten las mismas estupideces. El arte se ha convertido en una suerte de
retóricas baratas y pura banalidad, es
la consecuencia de la política global de adquisición de modas artísticas en
torno al arte abstracto, comentó el doctor Eduardo Subirats.

Del 27 al 30 de mayo, el
filósofo y estudioso de la cultura, Eduardo Subirats*, impartirá en el Centro de las Artes de San Agustín Etla en
Oaxaca, un seminario sobre el Muralismo Mexicano durante la Revolución mexicana
y sus repercusiones.

El seminario constará de
conferencias y un taller donde el doctor presentará dos tesis: la primera
sobre José Clemente Orozco, David Alfaro
Siqueiros, Diego Rivera y la segunda
sobre la polémica entre el muralismo mexicano y la vanguardia
norteamericana. “Hablo mucho de la elaboración de mitologías antiguas y su
integración con la situación sociopolítica”.

Muralismo, sólo un puente político 
Para Subirats, el muralismo fue un mito político: “Diego Rivera
descubrió en Chapingo restos de seres 
mitológicos de las culturas precolombinas, de diosas como Coatlicue, Rivera
era muy consciente de sus óleos y murales, puso una versión moderna de esta
diosa en Chapingo como objeto de culto. Es político porque no sólo trata de esa
diosa, sino que trata de la relación con el poder y es una caricatura del mal
gobierno, es un puente”.
La Revolución mexicana y su
relación con el Muralismo mexicano se concretó “cuando el presidente Álvaro
Obregón tuvo la buena idea de nombrar a José Vasconcelos ministro de cultura,
quien le dio carta a un grupo de jóvenes y agitados estudiantes de pintura de
la Academia San Carlos. La consigna fue que pintaran frescos en la Secretaría
de Educación Pública, en la Escuela Nacional Preparatoria, los primeros frescos
son joyas, pero ellos dijeron ‘vamos a pintar varios lugares hasta conseguir
pintar el país entero’. La vida del muralismo va de 1928 al 1971, cuando
Siqueiros inauguró el Polyforum”.

Muralismo mexicano también fue norteamericano

Sin embargo, el Muralismo no
fue bien recibido en algunos países. Existe una tesis de que los gringos debaten –abundó el
doctor- , ellos saben que el muralismo mexicano también fue norteamericano. “Los pintores hicieron grandes obras en
Estados Unidos, parte de ellas fueron destruidas y el muralismo fue enterrado como un
movimiento dado al nacionalismo, fue justificado con el bolchevismo. Se ha
generado a partir de esta polémica, la censura y que no es interesante y fue
nacionalista; es todo lo contrario, aportó y fue no sólo un fenómeno artístico
mundial de primera importancia y una expresión de arte del siglo XX, sino que fue una de las más importantes y al mismo tiempo quiero destacar la vitalidad de este proyecto”.

La mayor valía del
movimiento, en opinión de Subirat es que se trata de un movimiento que desarrolló
una de ruptura informal con repercusión política, a diferencia de la
revolución  en Europa que fue degollada
por el estalinismo, “el movimiento artístico no se desarrolló como acá”.

Las sesiones son libres y de
la entrada es gratuita, para más información se puede consultar el link:
* Eduardo Subirats nació en Barcelona en 1947, estudió en París y Berlín, y ha sido profesor de filosofía, arquitectura, literatura y teoría de la cultura en São Paulo y Caracas, Madrid, México y Princeton. Expulsado de la Universidad de Barcelona en 1980, Subirats es uno de los últimos exiliados intelectuales del postfranquismo español. Colabora, con escritos siempre polémicos, en las mejores revistas académicas del mundo y en periódicos de España y América Latina. Es autor de más de treinta títulos. Sus obras más importantes son: El continente vacío (Madrid: 1993; México: 1994; Bogotá: 2011), Linterna Mágica (Madrid: 1997), Memoria y exilio (Madrid: 2003), La Existencia sitiada (México: 2006), Filosofía y tiempo final (Madrid: 2010). Su último libro, Mito y Mimesis se encuentra en proceso de edición. Subirats es profesor en New York University y en la Escola da Cidade, Faculdade de Arquitectura de São Paulo.
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