Ana Clavel construye sombras de erotismo y dolor

  • “Como ella siempre ha sido una diosa, nadie la ha violentado. El personaje de Las ninfas a veces sonríen es gozoso porque asimila su devenir no como una víctima” 
Por Alizbeth Mercado (@alizbeat)
Distrito Federal, 08/04/13, (N22).-
“Estos tiempos de violencia, de caos, de corrupción, nos orillan mucho a una interpretación devastadora, la realidad que estamos viviendo es terrible. Pero ante esa realidad hay una parte donde uno decide qué tanto está en el infierno o se erige como una persona autónoma a partir de las circunstancias. En ese sentido no es que Ada no tenga momentos dolorosos, pero lo cierto es que el crecimiento mismo de una persona implica heridas y un aprendizaje ligado al dolor, ella decide no supeditarse a la realidad y va creando otra realidad alternativa donde se sitúa gracias a su mirada y su voluntad como un ser más gozoso y pleno”, comentó Ana Clavel.
Las ninfas a veces sonríen  es el nuevo título de la escritora. El texto tiene como eje central al erotismo y a lo largo de la narrativa (Ada), el personaje principal, o –la diosa de ese paraíso textual- recrea una suerte de aprendizaje y crecimiento de lo que significa ser una chica. Relata sus experiencias desde niña hasta adulta. “La particularidad es que tiene tono picaresco como la novela picaresca, pero sin culpa. Se trata del desarrollo gozoso de Ada”.
Me pasaba horas contemplándome al espejo. Miraba mis labios carnosos, el arco perfecto de mis cejas, los dominios de la mirada, los pómulos y el mentón altivos… una verdadera diosa.

En mis libros anteriores no había esa intención erótica, es un sesgo que tengo desde la primera novela, en donde es palpable una huella corporal. En Las ninfas decido entrar frontalmente al tema, el erotismo, explicó Clavel.
Para que dejara de contemplarme me habían contado la historia de un primo lejano: Narciso, moribundo de amor por su propia imagen.
Erotismo como elemento existencial
“A partir del texto inicial hay una suerte de fabulación del personaje de considerarse como una suerte de deidad y asumir la experiencia vivida como un paraíso por su simple y absoluta voluntad, de ahí nace ese reino, donde ella se siente princesa y jugué con diferentes elementos mitológicos, y fabulé  en una suerte de terreno intertextual, una suerte de referencias que le darán mayor relevancia a las experiencias del personaje para circunscribirlas en un discurso más vasto como la mitología grecorromana”.
A partir de las referencias, el erotismo parece ser el pretexto para hilar a los personajes y las historias dentro del mundo de Ada. El erotismo se transforma en una comunión, o citando a Octavio Paz: “el erotismo es una necesidad existencial como lo es la ficción”.
“Siempre en mis libros tengo una aproximación lúdica y de apuesta de transgresión a la convencionalidad, me permito ‘devrayar’ en esta fabulación y se da en diferentes niveles de lectura. La naturaleza humana desencadena a sus propios vaticinios, sus devenires, con la impronta que Ada se adueña de ese destino por reconocerse como una ninfa en facultad de poderes”.
Yo, diosa, capullo, fuente, declaro: he amado a ese hombre desde toda la eternidad -aunque sobra decirlo- acabo de conocerlo.

Durante el recorrido de la historia Ada observa al gozo como móvil principal. Ella no concibe al placer como una falta moral. Entre líneas se advierte el gusto por sí misma, la mirada autónoma que no persigue complacer a terceros.
“La culpa como conciencia dolorosa no existe, hay una intención deliberada de ir conceptualizando y asimilando sus experiencias más allá de esos castigos o premios. Es una exploración permisiva donde la culpa no tiene lugar y que permite que el personaje se desarrolle y sea una potencia de las partes más sublimadas del ser humano, la belleza, el placer, la autoaceptación y nos hace falta como sociedad, creer en esto. Tenemos ejemplo de gente valiente, estigmatizada, victimizada y este personaje ofrece otra lectura en diálogo”.
La novela está estructurada en tres partes que van señalando tres grandes momentos  hacia el interior del descubrimiento que consigue Ada. Está compuesta por pequeñas unidades que pueden considerarse como minificciones. Para Clavel, la forma es “una apuesta en ese sentido porque es dar una velocidad a esa lectura y pueda dar un acercamiento ágil y placentero”.
Ana Clavel presentará Las ninfas a veces sonríen el próximo 11 de abril en el Centro Cultural Bella Época, ubicado dentro la librería Rosario Castellanos del Fondo de Cultura Económica. La cita es a las 19:30 horas. Además, se presentará el multimedia «Cinco rutas para explorar el misterio de una sonrisa» con obra de las artistas Rocío Caballero, María Eugenia Chellet, María José Lavín, Maribel Portela y la autora.
A continuación les presentamos este multimedia que Ana Clavel compartió con la agencia N22:

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