INAH restaura templo de la cultura pame que data del siglo XVIII


Distrito Federal, 09/07/12 (N22).-

La madrugada del 1 de julio de 2007 cayó un rayo sobre el techo de palma del templo pame de Santa María Acapulco, en la Sierra Gorda de San Luis Potosí, las llamas generadas por el relámpago afectaron retablos, esculturas, óleos, el artesonado y la pintura mural; tras cinco años de trabajos entre especialistas y la comunidad, la edificación del siglo XVIII ha sido restaurada.

Durante la fiesta de la Asunción de la Virgen, el próximo 15 de agosto, el Instituto Nacional de Antropología e Historia (INAH-Conaculta) entregará la reproducción del retablo principal, luego de que el original se perdió en el siniestro.

El templo de Santa María Acapulco es el santuario principal de las autoridades civiles y reli­giosas de los pames o xi´ói, en la región medio-septentrional de San Luis Potosí; de los casi 12 mil indígenas de esta etnia que habitan en el país, cerca de la mitad depende de esta gubernatura local, conformada por 22 comunidades.

La recuperación del inmueble concluyó recientemente, cuyos trabajos se realizaron aun cuando en 2009 fue reabierto al culto; es considerado joya arquitectónica de la ruta de los conventos franciscanos, y su recuperación arquitectónica ha significado recobrar también una de las tradiciones más importantes que dan identidad a este pueblo de la familia otopame.

Renata Schneider, restauradora de la Coordinación Nacional de Conservación del Patrimonio Cultural (CNCPC) del INAH, informó que la edificación quedó totalmente restaurada, luego de la atención de la pintura ornamental del presbiterio, el primer tramo y pilastras del altar de Guadalupe, el artesonado que decora el techo y la cubierta de palma tejida a usanza pame, lo mismo que la fachada con sus esculturas, las pilas bautismales y arcos.

Dijo que con apoyo del Programa de Empleo Temporal (PET) se intervinieron el curato y el atrio, también construidos en el siglo XVIII, cuyas labores fueron coordinadas por Begoña Garay, arquitecta perito del Centro INAH-SLP, quien también estuvo a cargo del cambio del sistema de seguridad y la colocación de un segundo pararrayos externo para protección del templo y del curato.

“Durante las intervenciones en el curato descubrimos fragmentos de pintura mural de motivos sencillos como la flor de acanto, aplicada formando cenefas y guardapolvos, la cual fue restaurada”, comentó Renata Schneider.

En la fachada, que también ya se concluyó, explicó la restauradora, se trabajó con un criterio arqueológico, de manera que no se le aplicaron nuevos aplanados, a fin de que se pueda evidenciar su antigüedad y las transformaciones que ha tenido la edificación a lo largo del tiempo.

La especialista del INAH subrayó que las restauraciones se hicieron bajo las normas indicadas por las convenciones internacionales, relativas al respeto a los materiales originales y sin falsear las características de las obras, por lo cual, en el caso de los objetos que se perdieron totalmente, se decidió la reproducción de aquellos que son motivo de culto, y de los cuales se tiene información suficiente para ello, como el caso de los retablos.

En este sentido, Schneider indicó que el altar principal, dedicado a la Virgen de la Asunción, patrona de Santa María Acapulco, fue reproducido por Cuauhtémoc Soto, uno de los retablistas más destacados de México, quien hizo la estructura y talló la decoración de la madera, que es de cedro rojo; será entregado el próximo 15 de agosto, junto con el inventario del acervo del templo y seis libros del siglo XVIII también recientemente restaurados.

“Los lienzos del retablo fueron realizados por Roberto Giles; se trata de dos óleos de pequeño formato dedicados a Santa Bárbara y Santa Gertrudis, y cuatro pinturas de mediano formato con iconografía mariana”, dijo Schneider.

Destacó que entre las cenizas se encontró la cabeza de un querubín que había formado parte de este altar y que el fuego no alcanzó a consumir, mismo que fue restaurado y a partir del cual se hicieron moldes para reproducir el resto de los ángeles de la misma estructura. “Para los pames esta pequeña pieza —de apenas unos 15 cm— da autenticidad a su templo y es una señal de renacimiento.

“Se trata de una pieza muy compleja porque tiene varios niveles y un sagrario dorado con hoja de oro; tiene corladuras, es decir, barnices coloreados sobre la hoja de plata, igual que el original, y está pavonado, también como el retablo que se perdió, para generar matices y juegos de luz con el metal.

“Es una talla impresionante, que tiene la figura de la Virgen con un desplegado de querubines, hoy ha cobrado un valor especial para los pames porque además de ser el principal, es el único de los cuatro retablos que tenía la iglesia”, destacó Renata Schneider.

La especialista también informó que junto con el retablo principal se terminó la restauración de la mayoría de esculturas que se salvaron del siniestro, entre ellas de una Dolorosa, así como de varias piezas del acervo documental del siglo XVIII del templo, como misales y títulos de tierras, y se reintegraron carpetas de registros de bautizos, defunciones y matrimonios de la comunidad.

Respecto al resto de los retablos, la restauradora comentó que están pendientes dos restituciones: del altar dedicado a San José, y el de Siete Dolores de la Virgen y La Pasión de Cristo, este segundo retablo estará terminado este año.

Aún están en proceso de restauración un textil de seda; mientras que la pintura de San José y las Ánimas del Purgatorio, y un lienzo de Guadalupe Peregrina, se prevé hacer sus reproducciones el año próximo.

La restauradora abundó que en el caso de la obra mural, los pigmentos sufrieron procesos de óxido-reducción por el fuego, de manera que de tener una paleta en negros, rojos, amarillos, ocres, ahora sólo se ve café, y fue reintegrada en este tono; en espacios que perdieron pintura, ésta fue restituida con la técnica del puntillismo y en escenas que por contexto y por documentación gráfica se podía completar.

En tanto que los murales que decoran las paredes laterales del presbiterio, conservaron sus líneas azules porque el calor del incendio no los destruyó, debido a que fueron elaborados mediante el uso de cerámica vidriada molida, resistente a altas temperaturas.

El proyecto de recuperación del templo pame también ha comprendido un trabajo antropológico, fundamentalmente de etnografía aplicada, esto, para conocer la forma en que cada pieza y espacio del templo es usado por la comunidad en las distintas fiestas. Asimismo, se impartieron tres cursos de capacitación a la población, encaminados a lograr la vinculación con su patrimonio sin deteriorarlo, como en el caso de las esculturas cuando son usadas en las ofrendas, peregrinaciones o procesiones.

Por último, la restauradora Renata Schneider añadió que el INAH terminó el inventario del acervo del templo, e integró una carpeta de registro con los datos técnicos importantes de cada pieza, documentación que será entregada a las autoridades de la comunidad, municipales y estatales el 15 de agosto.

12MAG

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