Desarrollan trabajos de conservación en la zona arqueológica de Cacaxtla

Distrito Federal, 09/07/12 (N22).-
A fin de asegurar la preservación de la Zona Arqueológica de Cacaxtla, en Tlaxcala, cuyo patrimonio pictórico es considerado uno de los más importantes del país por su factura impecable e iconografía única, especialistas del Instituto Nacional de Antropología e Historia (INAH-Conaculta) desarrollan trabajos de conservación y mantenimiento integral en este sitio precolombino de filiación olmeca-xicalanca.

Entre las labores que desde mediados de junio se efectúan, están el reforzamiento de la techumbre que cubre el Gran Basamento, la mejora del área de servicios al público y un diagnóstico del estado de conservación que guarda el sitio prehispánico; posteriormente, se realizará la consolidación de las antiguas edificaciones y el trazo de una nueva ruta de visita.

Las labores de conservación que se desarrollan en el sitio, que también incluirán la atención de sus murales, se enmarcan en el Plan de Manejo de Cacaxtla, creado en 2000 y que se actualiza este año para garantizar la salvaguardia de una de las zonas arqueológicas más importantes del Centro de México. Dichas acciones son desarrolladas por especialistas en arqueología, conservación, operación y manejo de zonas arqueológicas del Instituto.

Cacaxtla se caracteriza por sus edificaciones prehispánicas situadas sobre una elevación artificial (de 200 metros de longitud, 110 m de ancho y 25 m de altura), producto de numerosas superposiciones construidas a lo largo de su historia, sobre la que se construyeron unidades habitacionales y palacios. Se trata de un sitio con un largo periodo de ocupación, cuya etapa de esplendor fue de 650 a 900 d.C.

Uno de sus rasgos más importantes son los murales que albergan diversos edificios, característicos por la presencia de figuras humanas. Se presume que las pinturas, hechas al fresco, fueron realizadas entre 750 y 850 d.C., por artistas que fusionaron técnicas mayas y teotihuacanas; obras hechas con gran maestría en las que destacan tonalidades como azul maya, amarillo, rojo, blanco y negro.

Jesús Velázquez Angulo, coordinador nacional de Obras y Proyectos del INAH, informó que en lo que respecta a la techumbre que cubre el Gran Basamento, se le da mantenimiento a las partes situadas en el área central y extremos de la cubierta de 11 mil m2, y que puede soportar vientos de entre 60 y 80 km/h.

El arquitecto recordó que en 2007 se registró una granizada inusitada que dañó el extremo sur de la estructura; durante su rehabilitación (en 2008) se colocaron canalones o bajadas de agua pluvial de lámina galvanizada para evitar otro colapso.

“Estos mecanismos están diseñados para desprenderse de la techumbre, sin causar daño alguno, en caso de que ocurriera otro fenómeno atípico. Lo importante es implementar acciones preventivas y estar preparados para cualquier otro suceso que pudiera registrarse.

“Posteriormente, se recubrirá el armazón con un esmalte de alta resistencia que garantice su durabilidad varias décadas. Se corregirán los problemas de oxidación de los faldones (estructuras voladas alrededor de la techumbre), además de revisar que no haya ningún tipo de filtración de agua y el buen funcionamiento de los tensores”, abundó Velázquez Angulo.

Cabe mencionar que este tipo de estructuras requiere de un mantenimiento constante, mismas que el INAH ha efectuado periódicamente en los últimos años.

El coordinador nacional de Obras y Proyectos abundó que otra de las acciones que se desarrollan en Cacaxtla es la mejora de los sanitarios, así como de la instalación eléctrica del Museo de Sitio y de algunas oficinas.

Además, dijo, se trabajará en el auditorio, que actualmente está en desuso, del cual se nivelarán los pisos, se mejorarán los acabados y la instalación eléctrica, a fin de darle uso como sala de exposiciones temporales.

De acuerdo con Mario Córdoba, miembro del Consejo de Arqueología del INAH, en lo que toca al aspecto arqueológico, actualmente se desarrolla la etapa de investigación, diagnóstico y levantamiento de datos para establecer las acciones de conservación de las estructuras de la urbe prehispánica.

“Una vez determinado lo anterior, se procederá a las tareas de preservación del sitio, que consistirán básicamente en la consolidación de las antiguas edificaciones, mediante el uso de técnicas y materiales tradicionales, como cal, arcilla, arena y piedra.

“Debido a que en diversas áreas de Cacaxtla se suelta mucho la tierra, lo que provoca la disgregación de materiales constructivos, se colocarán capas de sacrificio (recubrimientos) de materiales pétreos, cal y arena, a fin de proteger los edificios prehispánicos de las inclemencias del clima y eliminar esa tierra que, al estar suelta, hace fricción”, explicó el arqueólogo.

La problemática de la tierra suelta, dijo el arqueólogo, se controla desde hace tiempo con el uso de plantas parecidas a la enredadera —de raíces que no penetran mucho la superficie—, que brindan humedad al basamento, además de que encapsulan parte del polvo y mejoran la estabilidad del montículo, las cuales están sembradas alrededor del Gran Basamento sobre núcleos no excavados.

Mario Córdoba comentó que en esta ocasión se realizará una evaluación de estos mecanismos colocados hace unos años, a fin de conocer su funcionalidad o si es necesario implementar otro más viable a la zona arqueológica, lo cual se definirá más adelante.

Por su parte, Luis Antonio Huitrón, director de Operación de Sitios del INAH, refirió que en lo que respecta a la señalización del sitio prehispánico, actualmente se trabaja en el diagnóstico general de operación y manejo de Cacaxtla, así como en la formación de una propuesta de visita.

“Dicho plan incluirá el trazo de nuevos andadores, a partir de los requerimientos de conservación del Gran Basamento, como la capacidad de carga, de manera que se busca agilizar la visita a otros puntos del sitio y evitar que la gente se concentre solo en esta plataforma. Además, se cambiará el mobiliario para reducir la presión en el monumento, cuidando que no sea invasivo al entorno.

“También se renovarán las cédulas —las cuales fueron creadas en los 90—, incluida la actualización de su contenido, a partir de la información derivada de las investigaciones más recientes, así como la incorporación de recursos gráficos que las hagan más vistosas”, explicó el especialista.

Luis Antonio Huitrón finalizó que tras estos trabajos, y a mediano plazo, se pretende crear un corredor ecológico que conecte Cacaxtla y Xochitécatl, mediante un sendero de aproximadamente 800 metros, que ofrezca la posibilidad de hacer un traslado seguro de un punto a otro y contemplar vegetación propia de la región.

12MAG

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