Redacción/CDMX
Una mañana de noviembre de 2012, cerca del lago Bracciano, en Italia, fue encontrado por un transeúnte, el cuerpo de Federica Mangiapelo, de 16 años.
Según las autoridades no había signos de trauma en el cuerpo de la chica, solamente su hombro se encontraba dislocado, su chaqueta estaba a medio quitar y faltaban pertenencias como su bolso y teléfono celular.
La noche anterior había sido lluviosa lo cual ponía en duda si la mujer había estado dentro del lago o no.
En la autopsia se determinó que había sufrido un paro cardíaco y murió cuatro horas antes de que el hombre la encontrara, por ende, catalogaron su muerte como una por “causas naturales”.
La familia de la chica no estaba tan convencida de este resultado, por ello trabajaron en mantener vivo el caso.
Mientras tanto en Turín, ciudad de Italia, Paola Magni se encontraba completando su doctorado de biología.
Antes de que se encontrara el cuerpo, Magni había dado una presentación sobre las ciencias acuáticas forenses en una academia de la policía militar y justamente una policía asignada en el caso de Federica había asistido a esa platica.
Esta le recomendó a la familia contactar a Magni, para ver si ella podía determinar qué había sucedido esa noche en la orilla del lago.
El trabajo de Paola Magni como entomóloga forense se trata de investigar como los insectos y criaturas que se encuentran en una escena del crimen pueden ayudar a los investigadores a resolver el misterio.
Esta ayuda de los insectos se conoce desde más o menos desde el siglo XIII y se cree que el primer uso moderno de la entomología ocurrió en Francia en el siglo XIX.
Sin embargo, actualmente la entomología forense sigue siendo una especialidad oscura donde hay poca gente acreditada e interesada en trabajar con los pequeños insectos.
Desde un inicio, las autoridades habían sospechado de novio de Federica, Marco Di Muro, de 23 años, pero este contó que después de recogerla en su casa fueron a una fiesta y a las 2 o 3 de la mañana discutieron, por lo cual él la llevo a un supermercado cerca del lago y se fue directamente a su casa, manteniéndose firme en que él no estuvo con ella en el lago.
Pero las cámaras de seguridad lo captaron en una gasolinera en las primeras horas de la mañana, cuando él aseguró que había estado de casa.
Además, los familiares de Federica afirmaron que Di Muro tenía antecedentes de ser violento con la chica, tanto que ella estaba decidida de terminar la relación.
Según la plática de Magni, la ropa puede contener restos de plancton, el mismo que si una persona se ahogara ingeriría. Un análisis del tejido cerebral o hepático o de la médula ósea puede ayudar a determinar si una persona estaba viva antes de entrar al agua, ya que solo un sistema cardiovascular en funcionamiento puede transportar el agua que llega a la sangre, el corazón, el cerebro u otros órganos, esta contine un fitoplancton llamado diatomea que esta presente en los ambientes acuáticos.
Magni decidió analizar la ropa de Di Muro, a pesar de haber sido lavada un día después, ya que las diatomeas pueden sobrevivir incluso a un viaje en lavadora.
En casa del joven, tomó las prendas, así como muestras del agua del grifo para diferenciarla con las pruebas del lago. Con ayuda de otro estudiante, Magni encontró que algunas de las prendas de Di Muro contenían rastros claros de diatomeas que coincidían con muestras tomadas del lago.
Emocionados por los resultados, se le realizó otra autopsia a Federica donde se encontró el mismo tipo de diatomea encontrado en el lago y en la ropa de Di Muro.
Gracias a los conocimientos entomológicos de Magni, en diciembre de 2014, Marco Di Muro fue acusado de ahogar a Federica Mangiapelo y declarado culpable en julio de 2015.
Después de este caso, Magni ha participado en más, ayudando en investigaciones criminales de diferentes países, como la India o Venezuela. Además, es profesora, investigadora y de hecho en Italia es una especie de celebridad académica.
(Con Información de Smithsonian Magazine)