Entrevista con el investigador Vladimir Ávila, investigador del Instituto de Astronomía de la UNAM
Karen Rivera/Ciudad de México
En 1924, el astrónomo Edwin Hubble descubrió la naturaleza de las galaxias, estos enormes sistemas integrados por las estrellas, los planetas, el polvo cósmico y la materia oscura. El científico norteamericano y, a su vez, el astrónomo belga Georges Henry Lemaitre, observaron que cuanto más lejos se encontraba una galaxia de otra, más rápido se alejaban mutuamente. Así surgió la premisa que indicaba la expansión del Universo y para medir el ritmo al que ocurría este fenómeno se desarrolló el concepto de la constante de Hubble.
Vladimir Ávila, investigador del Instituto de Astronomía de la UNAM: «El coeficiente de proporcionalidad de esta relación que hay entre velocidad y distancia es la que se llama la constante de Hubble, lo que nos dice esa constante es que nos da la tasa o el ritmo al cual el Universo actual se está expandiendo. Y también la edad del Universo, en realidad es inversamente proporcional a esa constante, por eso es tan importante determinarla para saber en qué Universo vivimos.»
La constante de Hubble se mide en millones de kilómetros por segundo entre megaparsec, un megaparsec equivale a tres millones de años luz, y para obtenerla existen diversos métodos, uno de éstos es la medición del ángulo que se forma entre una estrella observada en la primera mitad y la segunda del año. En consenso, la comunidad científica estima que el valor de la constante de expansión del Universo obtenidas con estas técnicas oscila entre los 72 y los 74 kilómetros por segundo entre megaparsec. Sin embargo, desde hace dos décadas surgió una manera distinta de determinar ese valor con ayuda de la radiación cósmica de fondo.
«Ese método se basa en el estudio de la radiación cósmica de fondo de microondas, esta es una radiación que baña uniformemente todo el cielo y que proviene en realidad del último eco del Universo caliente, del Big Bang. Esa radiación tiene fluctuaciones muy tenues, pero las han logrado descubrir y además tiene una distribución espacial muy, muy compleja, yo la llamo los pulsos del Universo bebé y en ellos está contenida básicamente toda la información del código genético del Universo actual.»
Estudiando estos pulsos del Universo temprano se pueden determinar los parámetros del cosmos, desde la cantidad de energía oscura hasta la cantidad de materia que lo conforma, y a su vez el ritmo de expansión y su edad.
«Y ¡oh sorpresa! El valor que se obtiene con este método observando el Universo temprano y extrapolando al día de hoy esa tasa de expansión, esa constante de Hubble, nos da valores que son un diez por ciento más bajos que los que se miden con la escalera de distancia, con otros métodos tipo Hubble locales, y el valor que da estas observaciones de la radiación cósmica de fondo es del orden de 67, como les decía un 10 por ciento menor.»
Con esta diferencia en valores ¿es posible hablar de una crisis en la cosmología? ¿Será que el modelo actual de medición tiene algún problema?
«Yo creo que el modelo cosmológico que tenemos es muy sólido, está de acuerdo con una enorme cantidad de observaciones y teorías, y posiblemente esta tensión del parámetro de expansión del Universo con la constante de Hubble, nos está indicando que ese modelo que se llama el modelo de constante cosmológica con materia oscura fría, así se llama, que está basado en la teoría de la Gran Explosión, a lo mejor está indicando que algo más requiere algún ingrediente físico nuevo, y esa es la pregunta en la que están trabajando muchos grupos, incluyendo el grupo con el que trabajo en estas cuestiones.»