Pensar las maternidades desde la literatura

Es necesario un discurso más honesto y diverso sobre las maternidades en general. Aquí un acercamiento desde la ficción 

Ana León / Ciudad de México 

Desde la ficción, la ficción especulativa o desde la realidad ficcionada, la literatura ha abordado la maternidad a través de diferentes perspectivas que se mueven de ese lugar común llamado “el deber ser”. Estas sugerencias de lecturas que ensayan y reflexionan diversas formas de la maternidad constituyen diferentes puertas de entrada para pensar la maternidad desde lugares distintos, desde lo colectivo, desde la enfermedad, desde el lugar común, desde la incomodidad y también desde aquellos cuerpos que no han dado vida. 

La hija única, Guadalupe Nettel

En su más reciente libro la autora mexicana no sólo aborda a través de tres historias distintas lo que se experimenta como maternidad, sino también el tema de la enfermedad y cómo ésta cruza el cuerpo de les hijes, de las madres y del núcleo que funciona como familia. 

El devorador de calabazas, Penélope Mortimer

Una comedia negra impecable donde la propia experiencia de la autora constituye el eje sobre el que da forma a una narración donde la maternidad dota de “sentido” y de “importancia” a la vida de la protagonista. El pequeño castillo que construye en torno al hecho de ser madre se va minando poco a poco junto a su estado de ánimo y su salud mental. La claustrofobia de la vida doméstica y de las tradiciones del matrimonio inundan estas páginas. 

El bosque, Nell Leyshon 

La historia central aquí es la relación de una madre con su hijo y la guerra en una Varsovia marcada por la violencia instrumentalizada. La narración de esa relación en dicho contexto nos lleva por la memoria de Zofía, una mujer que es hija, que es hermana, que es esposa, que es madre, que es mujer y ser humano. Todas esas capas de lectura se cuelan en la narración de cómo huye de Varsovia durante la invasión alemana en la Segunda Guerra Mundial. La memoria de su hijo Pawel abona a la construcción de este paisaje de la maternidad. 

Querida Ijeawele. Cómo educar en el feminismo, Chimamanda Ngozi Adichie

En cada uno de sus libros, tanto novelas como ensayos, la autora nigeriana se cuestiona el sentido de lo que narra el mundo que habita junto a millones de seres humanos: el contexto en el que le tocó nacer (Nigeria) y al que decidió migrar (EE.UU.). Desde esta perspectiva en tránsito también ha pensado lo que para ella constituye el ser mujer y la maternidad. Desde ahí, desde la subjetividad de la experiencia propia y desde la objetividad con la que escribe sus ensayos escribe esta carta de amor que intenta dar respuesta a la pregunta de una de sus más queridas amigas que en aquél momento acababa de convertirse en madre: ¿cómo educar a su hija en el feminismo? Nadie nos enseña a ser libres, a gritar nuestra incomodidad, a decir lo que pensamos. Es algo que aprendemos en el camino y junto a otrxs. Aquí, uno de esos caminos. 

Roza tumba quema, Claudia Hernández 

Durante la guerrilla en El Salvador muchos bebés fueron robados de sus madres y vendidos a familias en el extranjero. El hecho no ha sido tan visibilizado como lo son el de los nietos de las Abuelas de la Plaza de Mayo en Argentina. Pero sucedió. Es en este fragmento de la historia es que se centra la novela de la escritora Claudia Hernández. Una madre, excombatiente de la guerrilla, muchos años después del robo de su hija, va a encontrarse con ella: una chica criada en París. Dos desconocidas a las que sólo les une la sangre empiezan a reconocerse y a entenderse en toda su complejidad. 

El cuento de la criada, Margaret Atwood

Una de las narraciones que desde la ficción especulativa plantea un futuro distópico donde la instrumentalización del cuerpo de la mujer se ha llevado a su máxima expresión. Aquí, las mujeres han sido anuladas por completo así como todos los derechos humanos de la sociedad. Dicha sociedad está completamente condicionada a la función sin emoción o sensibilidad. Allí, las mujeres son utilizadas sólo para concebir sin experimentar la maternidad. Si no logran crear vida son enviadas a una isla a realizar trabajos en un ambiente tóxico donde eventualmente morirán.

Linea Nigra, Jazmina Barrera

Casi a manera de diario, la autora de este libro va narrando las experiencias que vive mientras gesta a su primer hijo. La narración de Jazmina Barrera nos lleva por los cambios que experimenta en cuerpo y mente, y que hacen eco con episodios en la vida de su madre. Un viaje a un país extranjero llamado maternidad. 

Matate, amor, Ariana Harwicz

Sin pelos en la lengua, desde una honestidad que a veces suele incomodar a aquellxs que mitifican la maternidad como un estado ideal, en esta novela, su primera novela publicada en 2012, la escritora argentina da forma a un relato bucólico sobre la maternidad y nos narra con una escritura que arrasa, su crudeza y enfermedad. 

El tapiz amarillo, Charlotte Perkins Gilman

Una mujer es tildada de loca y antinatura cuando después del parto rechaza a su hijo y el ser madre. Al pasar por episodios de depresión e inestabilidad emocional es tratada como enferma, como demente, cuando lo que experimentaba era la depresión posparto. La narración en primera persona nos lleva por la mente de la protagonista que mira el mundo desde un lugar que todos tachan de incorrecto, inadecuado, antinatura. Uno de los libros esenciales para pensar la maternidad. 

Cuando las mujeres fueron pájaros, Terry Tempest Williams

Los diarios en blanco heredados por su madre llevan a la autora de este libro a pensar aquella historia que decidió no ser contada, pero sí visibilizada en ese silencio de la página en blanco. Es ese gesto rebelde de no contarlo todo frente a una tradición mormona que la obligaba a todo lo contrario, es el que detona una reflexión íntima y sensible sobre la mujer que fue su madre y la madre que va construyéndose en la autora a través de la narración y la experiencia de vida.