Su muerte, ocurrida a los 79 años de edad, fue confirmada por el Institut Lumière de Francia, del que se desempeñó como presidente
Redacción / Ciudad de México
Bertrand Tavernier, el prolífico cineasta francés conocido por películas como Coup de Torchon (1981), Un domingo en el campo (1984) y Round Midnight (1986), falleció este jueves a los 79 años de edad.
La muerte del director fue confirmada por el Institut Lumière de Francia, del que se desempeñó como presidente. Tavernier había luchado contra una infección pancreática durante algún tiempo.
«Junto a su esposa Sarah, sus hijos Nils y Tifanny y sus nietos, el Instituto Lumière […] comunica con tristeza y dolor la desaparición hoy de Bertrand Tavernier», indicó a través de Twitter la institución.
Además de presidir Lumière y organizar su festival de cine anual con Thierry Fremaux, Tavernier estaba trabajando en una adaptación cinematográfica de un libro de Russel Banks y también escribiendo la secuela de su libro 50 Years of American Cinema.
Pasión por el séptimo arte
Bertrand Tavernier, nació en Lyon bajo la ocupación nazi en 1941 y su padre René, un escritor, estaba en la Resistencia francesa.
Tavernier desarrolló una pasión por el cine cuando era adolescente mientras se encontraba en un sanatorio, recibiendo tratamiento para la tuberculosis. Su trabajo abarcó varios géneros, desde thrillers hasta dramas históricos, también fue guionista, actor y productor.
En 1983, 1280 almas fue nominada a los Oscar y un año después, Un domingo en el campo se llevó un premio en Cannes. En los años 1990, La vida y nada más se alzó con el BAFTA a la mejor película extranjera y La Carnaza, con el Oso de Oro de la Berlinale.
En Francia, reunió cinco premios César a lo largo de su carrera y la Mostra de Venecia le recompensó con un León de Oro por el conjunto de su obra.
El cineasta, de estatura imponente y espesa cabellera, escribía sus propios guiones, ya fueran sobre tramas policiacas, políticas, históricas, de aventura o guerra.
Tavernier deja una filmografía producida desde el sentimiento, en guerra contra las injusticias, el racismo y el desempleo. Mimaba la narración y los personajes, lo mismo que rechazaba la corriente cinematográfica de la Nouvelle Vague. Su objetivo era «explorar e introducirse en las épocas y universos mediante personajes» con destinos complicados. «Y no aburrirse, ¡es una cuestión de cortesía!», afirmaba el director, que describía como «placer físico», lo que le producía estar en un estudio y dirigir a los actores.
Roger Ebert calificó a Tavernier como «uno de los directores franceses más talentosos y hábiles, el líder de la generación posterior a la Nueva Ola» y afirmó que el trabajo del director representaba un silencioso repudio de «la teoría del autor que una vez apoyó, ya que Tavernier nunca fuerza él mismo o un estilo» sobre el espectador.
Con información de: BBC, AFP y Variety