Su estilo es una huella indeleble que guarda el mismo valor que su obra pictórica; el también diseñador dio identidad gráfica a parte del imaginario cultural del siglo XX
Redacción / Ciudad de México
Escriben Amanda de la Garza y Cuauhtémoc Medina: «Rojo contribuyó como casi nadie más a dar forma y fondo a la producción cultural de la segunda mitad del siglo XX» y es que desde su llegada a México en 1949, la incansable curiosidad de Vicente Rojo fue dejando huella en cada uno de los ámbitos en los que se implicó.
«Rojo fue uno de los principales editores de la nueva cultura intelectual y literaria en lengua española». Fue socio e impulso de ediciones Era, pero el camino inició mucho antes como asistente de Miguel Prieto como asistente en la Oficina de Ediciones del Instituto Nacional de Bellas Artes y Literatura, donde permaneció hasta 1956, iniciando ahí lo que ha sido su contribución a la historia de la cultura visual en México, como escriben los curadores antes citados en el libro Vicente Rojo. Escrito/Pintado, que responde a la exposición del mismo nombre que tuvo lugar en el MUAC en 2015. Y que se puede descargar libremente en la página del museo.
Ahí se lee:
«Vicente Rojo es ampliamente reconocido como el precursor referencial de la profesión del diseño editorial en México. Esa prominencia tiende a velar el carácter multifacético de su función. En efecto, Vicente Rojo fue cofundador y en buena medida editor de Ediciones Era […] y diseñó algunas de las colecciones fundamentales de la producción editorial mexicana como la Serie del Volador de la editorial Joaquín Mortiz (1963) y buena parte de las portadas de la Colección Popular del Fondo de Cultura Económica (1959-1964)».
Aquí algunas otras: