Redacción/CDMX
Cuando un árbol de bosque muere, los hongos y bacterias despiertan y viajan para comer de él. Así como las termitas alertan a su colonia y en masa devoran la madera muerta que se encuentra en descomposición.
La madera muerta tiene funciones significativas en el ecosistema, ya que se desempeña como fuente de vida para otras especies. Los árboles producen moléculas como la celulosa (hebras de glucosa), hemicelulosa y la lignina (hetero-polímero que provee rigidez al tejido de las moléculas).
Los hongos que pudren la madera extienden sus hifas hacia aberturas en la madera o crean sus propios caminos. Los hongos de podredumbre blanca descomponen la lignina, dejando la madera blanca y fibrosa, mientras que los de podredumbre parda descomponen la celulosa, dejando un sustrato marrón.
Estos hongos pueden ser muy territoriales, ya que utilizan la melanina para marcar las áreas donde sus micelios se enfrentan a otros hongos por el control del espacio.
Los insectos son los responsables de al menos un tercio de la descomposición de madera muerta a nivel mundial.
Incluyendo a las termitas, avispas, moscas, escarabajos, entre otros. Estos insectos aceleran la descomposición microbiana triturando la madera en pequeños trozos para alimentarse de ella.
Estás formas de vida, al devorar la madera, nutren a otros seres vivos. Un ejemplo de ello son los escarabajos que se alimentan de esporas, micelios u hongos que descomponen la madera, así como algunas hormigas se proveen de termitas.
Un tercio de las especies de insectos de un bosque dependen de la madera muerta, sirviendo de alimento para otros invertebrados, pájaros y murciélagos.
Los troncos podridos también ofrecen un entorno ideal para el crecimiento de plántulas de árboles y para nidos y madrigueras de otros animales.
Los árboles en descomposición son vitales para el ciclo natural de la vida de los bosques. Así como los árboles muertos se convierten en árboles vivos.
(Con información de The Smithsonian)