Redacción/CDMX
La embajada de Serbia en México lamentó la noticia sobre el fallecimiento de Goran Petrović la cual se dio a conocer este viernes, y consideran que su pérdida es indescriptible para la literatura serbia y mundial.
En septiembre pasado, con motivo de la presentación en México de su novela Papel con sello de agua, donde presenta la historia de la reina de Nápoles, Giovanna II, en su búsqueda de papel de Amalfi, el más fino de la Edad Media, el cual la monara quiere utilizar para escribir una carta a su amante.
La novela sería la primera parte de un ciclo de al menos diez novelas, donde las primeras cuatro se ubicarían en la Edad Media.
Seguidas de dos o tres que se ubicarían en el siglo XVIII y las demás en el siglo XX, pero Petrović no descartaba que la última fuera futurista.
El narrador, aseguraba que era un proyecto en el que había trabajado por 23 años pero apenas había conseguido poner en marcha.
Afirmó que decidió enfocarse en el papel para la primera de esta serie de novelas, porque era el momento de las ciudades italianas ya producían lo producían masivamente.
Recordó que antes se escribía en pergamino, y para un par de hojas se necesitaba la piel fina de un cordero, entonces, un libro de 100 páginas requería de un rebaño de 100 corderos.
Posteriormente, el papel se haría con trapos viejos, así que la mayoría de los talleres de producción se enriquecieron en la época de la peste, pues había muchos muertos y los productores de papel les quitaban la ropa.
“La mayor parte de esos trapos pertenecían a gente analfabeta, era su ropa la que se convirtió en el papel más bonito y suave, ese en el cual estarían escritos los versos más sublimes”, recordó en su presentación en el Foro del Tejedor de la Ciudad de México.
Respecto al papel que suele jugar lo fantástico en sus obras, respondió “Creo que nuestras vidas no solo se componen de cuidar nuestro cuerpo, nuestras vidas no son lo que comemos o vestimos sino lo que soñamos e imaginamos”.
Durante su visita a México, también aseguró que una influencia importante en su obra fue la literatura clásica rusa, la clásica francesa y la hispanoamericana.
En ese sentido, mencionó tanto a Juan Rulfo como a Carlos Fuentes, incluso en el libro El cerco de la iglesia buscó crear una “Terra Nostra”, como la novela de Fuentes.
Y tampoco dejó de recordar a 100 años de soledad, Catedral, Yo el supremo, El beso de la mujer araña y Rayuela.
(Con información de Excélsior y El Universal)