Redacción/CDMX
Matthew Read, un joven excursionista de 19 años se adentró el 5 de mayo de 2023 a una parte poco poblada del Parque Nacional Glacier en Montana, Estados Unidos.
Dos días después, este no había regresado por lo que los guardabosques comenzaron una búsqueda terrestre y en la noche con helicópteros un escaneo desde arriba.
La falta de pistas y la meteorología detuvieron la búsqueda.
Ya el lunes 8 de mayo, el equipo aumentó a 30 personas, donde se incluían la Patrulla Fronteriza de Estados Unidos y la Oficina del Sheriff del condado de Flathead, junto a perros de búsqueda.
En situaciones como esta, un subcampo de la ciencia ayuda a los equipos de búsqueda y rescate (SAR) a saber dónde empezar a buscar y cómo podría comportarse una persona perdida, es especifico un universitario, en estas zonas.
En 2008, un investigador llamado Robert Koester recopiló, analizó y publicó datos sobre cómo se comportan los diferentes tipos de personas cuando se perdían en la naturaleza y así poder encontrarlos. Este trabajo se convirtió en fundamental en el campo del comportamiento de las personas perdidas.
Cuando era estudiante en la Universidad de Virginia, Koester se unió al grupo SAR de su escuela, donde a menudo lo enviaban a buscar personas perdidas con demencia.
Él comenzó a ver patrones de comportamiento y conectar puntos de referencia.
Al principio, se le ocurrió una regla general, en un mapa topográfico estándar colocaba la parte inferior de su pulgar donde había sido vista por última vez la persona, generalmente podían encontrarla dentro de la longitud del dedo. Pero, la gente con demencia no se comporta igual que quienes no la padecen.
En 1989, Koester examinó los informes de misiones de búsqueda y rescate de dos docenas de personas con demencia y para la década de los 2000, formó parte de un poyecto financiado por el Departamento de Agricultura de Estados Unidos, donde recopiló los detalles de más de 50 mil casos de personas perdidas y los compiló en la Base de datos internacional de incidentes de búsqueda y rescate, o ISRID.
Con todos estos datos, Koester propuso 41 categorías diferentes de personas perdidas, entre ellas: pescadores, conductores de vehículos todo terreno, excursionistas o ciclistas.
Para cada categoría, Koester calculó, en cuartiles, las distancias que las personas normalmente viajaban desde el último punto donde fueron vistas y el cambio de elevación que por lo regular hacían.
Además, señaló cuánto tiempo permanecieron en movimiento, qué tan cerca de elementos como carreteras o arroyos se encontraron y qué escenario los llevó a su situación.
En el campo, los equipos de búsqueda establecen un área relevante tomando en cuenta la última posición del sujeto y limitando la distancia probable que viajó.
Envían miembros para verificar senderos o áreas donde el perfil de una persona sugiere que podría estar.
Buscan en el área inmediata, buscan en los límites de la región relevante y detectan puntos de alta probabilidad. Si no la encuentran los equipos pueden completar el resto del área amplia que han establecido dividiéndose en pequeñas secciones para que puedan buscar.
Pero, también incluyen información externa personalizada según la situación y el terreno.
Los hallazgos del investigador son impartidos en cursos y actualmente se encuentran en el proceso de renovarlo para incluir nuevas estrategias.
Además, otros científicos toman su trabajo como pie para mejorar las búsquedas de personas extraviadas, mientras que otros, a pesar de la ayuda que ha ofrecido, visualizan algunas lagunas en la investigación.
Matthew Read, fue encontrado luego de que un helicóptero visualizara marcas de patines en la nieve cuesta abajo, al seguir estas señales dieron con Read quien se encontraba algo congelado, pero vivo.
Read se encontró con complicaciones en sus tres días de desaparición, pues la nieve y el terreno no le permitieron buscar una salida, por lo que decidió quedarse quieto y construir un refugio cerca de una corriente de agua, lo cual es una buena estrategia según “Lost Person Behavior” libro de Koester.
Las decisiones que tomó el joven como seguir el drenaje y luego permanecer cerca de un arroyo encaja con el perfil de excursionista de Koester. «Los excursionistas son guiados por el terreno hacia otras características lineales», escribió el investigador.
Koester ha estado recopilando nuevos informes de casos, ISRID ahora tiene alrededor de 300 mil incidentes y “Lost Person Behavior” tendrá una segunda edición.
(Con información de UNDARK)