Redacción/CDMX
En 1773, el zoólogo alemán JAE Goeze al mirar una pequeña muestra de agua a través de un microscopio encontró un animal diminuto con ocho patas que se movía lentamente.
Y debido a su aspecto arrugado y encogido decidió llamarlo “oso de agua”. Tiempo después el biólogo italiano Lazzaro Spallanzani apodó a la criatura como tardígrada lo que significa “paso lento”.
Los tardígrados son una de las criaturas más resistentes de la Tierra, poseen una casi inmortalidad y los medios para sobrevivir en condiciones extremas, algo que ha intrigado a los científicos por muchos años.
Durante los al menos los 600 millones de años que han vivido en el planeta han soportado los cinco eventos de extinción masiva.
Estos resisten la radiación del espacio exterior, el calor, la presión alrededor de los respiraderos volcánicos del océano y temperaturas climáticas cercanas al cero absoluto.
Incluso pueden sobrevivir a disparos de un arma a más de 3 mil kilómetros por hora.
Un nuevo estudio, publicado el miércoles en PLOS ONE explica como el oso de agua puede lograr estas hazañas de supervivencia.
Anteriormente se conocía que ante factores externos, los osos de agua se acurrucaban en forma de bola para así entrar en una especie de hibernación llamada “tun”, donde sus patas se retraen, su metabolismo se ralentiza drásticamente y se deshidratan casi por completo, pero no se podía explicar cómo es que lo lograban.
El coautor Derrick Kolling y los demás investigadores, expusieron a los tardígrados a una variedad de condiciones duras, descubriendo que al igual que otros animales, al estresarse comenzaron a producir radicales libres -átomos de oxígeno con un electrón adicional desapareado- que al combinarse con la cisteína -un aminoácido utilizado en la producción de proteínas- lograban entrar en hibernación.
Cuando impidieron que los radicales libres entraran en contacto con la cisteína los tardígrados no pudieron lograr su hazaña.
El tun no es la única forma con la que los tardígrados aguantan los tiempos difíciles, ya que, por ejemplo, para soportar fríos extremos, estos no entran en tun.
Por ello se requiere realizar otras investigaciones en torno a estos animales. Sin embargo, el equipo descubrió que los osos de agua no podían sobrevivir a la congelación cuando bloqueaban la capacidad de los radicales libres para oxidar la cisteína.
A los radicales libres se les ha relacionado con dolencias de la edad, por lo que el equipo espera que próximas investigaciones ayuden a averiguar más sobre el envejecimiento. Además, creen que este análisis podría informar cómo lograr viajes espaciales a largo plazo y profundizar la comprensión de los científicos sobre estados latentes como la criptobiosis.
(Con información de Smithsonian Magazine)