Redacción/CDMX
Durante más de 50 años José Agustín cimentó una de las trayectorias creativas más respetadas del ámbito cultural mexicano, gracias a su originalidad, irreverencia e inagotable rebeldía.
Obras como “La Tumba” y “De perfil” hicieron de él un estandarte de la contracultura y las letras urbanas.
Mientras que “Ciudades desiertas”, “Se está haciendo tarde”, y los tres volúmenes que comprenden su “Tragicomedia mexicana”, lo consagraron como uno de los más influyentes y prolíficos escritores mexicanos de la segunda mitad del siglo XX.
Su talento para contar historias, sin embargo, comenzó a florecer muchos años atrás.
Tapatío de nacimiento, pero acapulqueño de corazón, José Agustín irrumpió en el medio literario con su novela “La Tumba”, que comenzó a escribir con 16 años de edad, y terminó de pulir tiempo después en el taller literario de Juan José Arreola.
Inspirado por autores como Nabokov, Sartre y Camus, el joven escritor inauguró –acaso sin saberlo– una nueva corriente literaria que insufló un aliento de renovación a las letras nacionales, al incorporar elementos de la cultura pop y retratar, con gran sensibilidad, las preocupaciones, motivaciones y anhelos de los jóvenes de la época.
Artista multifacético, practicó la escritura en casi todas sus formas e incursionó en otras disciplinas. Por supuesto, fue narrador, ensayista, traductor y dramaturgo, pero también docente, periodista, promotor cultural, director y guionista de cine, así como conductor de programas televisivos y radiofónicos.
A pesar de ser considerado uno de los iniciadores y líderes de la llamada “Literatura de la Onda”, denominada así por la escritora Margo Glantz, siempre manifestó que ese término le parecía “reduccionista”.
En el año 2009, a raíz de un accidente ocurrido durante una conferencia en el Teatro de la Ciudad de Puebla, el autor tomó la decisión de retirarse de la vida pública.
Así pasó más de tres lustros: alejado del foco mediático y rodeado de su familia en su casa de Cuautla, Morelos, donde escribió la inmensa mayoría de sus obras.
Hoy despedimos a una de las figuras literarias más entrañables que ha dado México. Un transgresor de espíritu rebelde, cuya obra cada día refrenda su vigencia y gana nuevos lectores.