Redacción/CDMX
Desde hace unos muchos años, diferentes estudios han encontrado restos de plásticos en algunos de los lugares más remotos del mundo, gracias a esto, la preocupación por este tipo de contaminación ha aumentado.
Al grado de que se ha prohibido los plásticos de un solo uso o bolsas, para reducir su consumo.
De este material no solo contamina el objeto completo que tarda siglos en degradarse, también lo hacen las partículas de menor tamaño que se desprenden de él.
Los microplásticos son fragmentos que van desde los cinco milímetros hasta de una millonésima de metro ( o sea 50 veces más finas que un cabello humano), la atención se ha centrado en ellas hasta ahora, pero se sabe que el plástico se puede seguir dividiendo en fracciones mucho menores, casi hasta el infinito.
Por otro lado, los nanoplásticos que son de hasta una milmillonésima de metro son tan pequeños que pueden atravesar todos los tejidos humanos, viajar por el torrente sanguíneo y llegar al cerebro o a la placenta de las embarazadas.
A pesar de que exista cierta preocupación por los efectos que puedan causar en la salud, los estudios aún están en fases iniciales e incluso lo que se sabe sobre su presencia aún es limitado.
Investigadores de la Universidad de Columbia publicaron en la revista PNAS un análisis en el que se estudió si existían los nanoplásticos en el agua embotellada, de qué tipo y en qué cantidades.
Emplearon una técnica llamada microscopía de dispersión estimulada Raman, (uno de sus inventores es Wei Min, coautor del estudio), gracias a ella detectaron que, de media, en cada litro se podía encontrar alrededor de un cuarto de millón de estos trocitos de plástico.
Uno de los componentes más frecuentes encontrados entre nanoplásticos fue el PET, el material del que suelen estar hechas las botellas de plástico.
Según los autores de este estudio, estas partículas se pueden desprender cuando las botellas se calientan, cuando se estrujan o al abrir y cerrar el tapón.
Otro componente que incluso era más abundante era la poliamida, un tipo de nailon que según el coautor del estudio (Beizhan Yan) proviene, probablemente, de los filtros de plástico que se utilizan antes de embotellar el agua para supuestamente purificarla.
“Se habían desarrollado métodos para ver nanopartículas, pero no se sabía qué se estaba mirando”, explica Naixin Qian, coautor del estudio.
Gracias a la nueva investigación han podido observar las cantidades de nanopartículas de siete tipos de plásticos ordinarios y contarlas individualmente.
Sin embargo, esa selección solo representa el 10% de las partículas encontradas, no se sabe si el resto son restos de plásticos u otro tipo de partículas ya que se muestra algo complicado analizar elementos tan diminutos.
En un estudio publicado en enero por eBioMedicin, se advierte que cada vez más pruebas sugieren que la exposicion tanto a micro como nano plásticos pueden tener efectos negativos en distintos órganos humanos.
Sin embargo, aún se desconocen los mecanismos por los que podrían producir estos efectos o si la exposición a largo plazo a estas partículas incrementa el riesgo de sufrir enfermedades.
En general, aunque se han estudiado los efectos de algunas de estas partículas para evaluar su toxicidad hay muchas de ellas que son abundantes en productos de consumo habitual o en el medio ambiente.
Los autores de este estudio afirman que se debería de investigar la exposición a los micro y nanoplásticos considerando concentraciones realistas, la susceptibilidad de cada individuo a estas sustancias o la dosis necesaria par atener un efecto negativo importante.
Igualmente quieren utilizar su técnica para analizar también el agua de grifo por donde también se han encontrado este tipo de partículas .
(Con información de El País)