Redacción/CDMX
¿Alguna vez te has sentido incomodo al escuchar a alguien hablar mal el español?
Un estudio ha revelado que nuestro cuerpo puede llegar a mostrar signos físicos de estrés al escuchar malas pronunciaciones o usos incorrectos de la gramática.
Dagmar Divjak, investigadora principal del estudio explica la relación que existe entre la cognición del lenguaje y la respuesta fisiológica, la cual se exploró mediante el estudio de la actividad cerebral y el seguimiento ocular.
Siendo que nuestro sistema nervioso autónomo controla nuestra frecuencia cardíaca, los investigadores se enfocaron en medir la variabilidad de la frecuencia de las personas al escuchar gramáticas incorrectas y así descubrir un poco más de esa relación.
La frecuencia cardíaca puede ser útil para indicar el estrés según los intervalos de latidos y la duración que estos, ya que en el momento en que la persona se encuentre estresada sus latidos cambiaran en comparación a cuando se encuentre en un estado de tranquilidad.
Con un sensor colocado en el dedo medio, 41 adultos británicos tuvieron que escuchar 40 muestras de habla en inglés. La mitad de ellas tenían errores gramaticales al momento de utilizar los artículos “an”, “a” y “the”.
Los resultados mostraron que había una reducción significativa en la frecuencia cardíaca al escuchar una gramática incorrecta, algunos llegaron al punto de que cuantos más errores escuchaban, más regulares se volvían sus latidos y por ende aumentaba su nivel de estrés.
Para la autora “Los resultados de este estudio ponen de relieve una nueva dimensión de la intrincada relación entre la fisiología y la cognición… Nuestros hallazgos muestran que el sistema nervioso autónomo también responde a las demandas cognitivas”.
Por último, los investigadores creen que los resultados de la muestra podría utilizarse como indicador del conocimiento lingüístico de una persona, debido a que este estrés en sus latidos de su corazón sugiere que esta persona conoce bien el idioma.
“Este estudio nos proporciona un nuevo método para aprovechar aspectos de la cognición que no son directamente observables. Esto es particularmente valioso en el trabajo con usuarios de idiomas que no pueden expresar verbalmente su opinión debido a su corta edad, su edad avanzada o su mala salud”.
(Con información de IFLSCIENCE)