El gran Fellove recibe homenaje este sábado

Sergio Verdugo/CDMX

Nació en La Habana, Cuba el 07 de octubre de 1923, en una familia de rumberos, donde el tambor y los toques de percusión era el pan de cada día, desde muy joven se destacó por su virtuosismo en el manejo del scat, una técnica de improvisación surgida del jazz y consistente en inventar melodías a base de sílabas sin palabras.

Ojos negros y saltones, sonrisa de principio a fin, bromista y carismático , nació para cantar, siempre tenia una frase de cariño y motivación hacia las personas, el gran tema que lo consolido fue Mango mangue, inspirado de los vendedores ambulantes de los barrios de La Habana, comerciantes que vendían: guineos, fruta bomba (papaya) y mangos, mangos.

El gran Fellove, perteneció al movimiento Feeling amigo de cantautores y compositor como César Portillo de Luz y  José Antonio Méndez, este último  lo apoyó para emigrar a la Ciudad de México, una ciudad que vivía el esplendor de la época oro de la música tropical, el bolero, la rumba, sin olvidar el el cine, los cabarets y teatros de revista.

En nuestro país encontró el éxito ansiado, descubierto por el productor musical Mariano Rivera Conde, quien no dudo de firmarlo como exclusivo de la RCA Víctor.

Trabajó en teatros y cabarets de la época, alternando con figuras  como  Tony Camargo, Cheo Marquetti  y Orquestas como la de Gonzalo Curiel y su compatriota Arturo Núñez, ya para los años 60, el rock invadió la gran metrópoli y luego las variedades arrasaron con el panorama de la música latina.

A finales de los años 90, era un genio caído en el olvido. Cuando el músico y compositor californiano Joey Altruda dio con él y se planteó hacerle grabar el último disco de su vida.

Una aventura en la que lo siguió su amigo Matt Dillon para filmar el proceso de grabación del disco. Sin tener del todo claro cuál sería el resultado final, un proceso documental y una gran amistad con que el cineasta Dillon.

El desafío era grande, ya que Francisco Fellove llevaba 25 años sin sacar un disco, y según recuerda el propio director del documental, por momentos de la producción hubo tensión, porque Fellove andaba fuera de ritmo musical, frente a la exigencia que implica un estudio de grabación.

Con todo, el profesionalismo de Fellove lo saco adelante, luce de buen humor a sus 77 años, pues según el propio Dillon, tenía el espíritu de un niño, quien no paraba de bromear y reír, cantar, e improvisar con su viejo amigo el trompetista Alfredo «Chocolate» Armenteros, otro veterano de la música cubana venido especialmente desde Nueva York para grabar el disco.

En una entrevista, hecha en 2008, antes de su muerte declaraba “Mango, mangue” es mi sello, ese número lo tengo que poner siempre y hay veces tengo que repetirlo hasta dos veces, ¡no es por nada, pero cada vez que lo repito me gusta más porque le hago más cosas!, ese número me motivo de una forma tan fuerte y fue el que me dio el triunfo aquí en México”.

Durante los años 60, Fellove participa a varios programas de televisión y canta en la mayoría de los cabarets de México.

Después de haber sido uno de los iniciadores del scat en Cuba, Fellove populariza en México una de sus variantes y autor, el chua-chua. En una época cuando produce un disco con el baterista Tino Contreras y con el percusionista venezolano Batamba.

En esos años 60, hace una gira a los Estados Unidos Fellove canta en el Palladium de Nueva York y de Los Ángeles con la Orquesta Nuevo Ritmo de Cuba; también canta con las orquestas de Tito Puente, Tito Rodríguez y Machito.

En el Palladium de Nueva York, Fellove canta por primera vez la versión en español de Volare. De regreso a México graba el álbum El Puntillita para la RCA.

En el mundo de la música caribeña, así como en su vida cotidiana tuve una estrecha amistad con figuras internacionales de la talla de Celia Cruz, Miguelito Valdéz, Tito Puente, Machito, Joe Cuba, la extraordinaria cantante Graciela, el maestro Arturo Chico O´Farrill, Charles Aznavour, Chilo Moran, Roberto Morales y Tino Contreras, en fin, una lista interminable teniendo participación con varios de ellos.

Su lugar de gran recuerdo  y que frecuentaba con regularidad era el Café de San José, los alrededores de la legendaria XEW y un sinnúmero de cabarets y salones de baile, como el Wayquiqui y el histórico Salón Los Ángeles.

Dentro de sus aportaciones a la musica tropical en México, se puede considerar que fue el creador del movimiento musical, basado en el rápido ritmo de sus guarachas , al que denominó Chua Chua, desrrollando una técnica de canto scat, junto con su compañero y vocalista Dandy Crawford.

En octubre de 2008, la Sociedad de Autores y Compositores de México otorgó al Gran Fellove el Reconocimiento Trayectoria 50 años, en una emotiva gala que compartió con otros grandes como Armando Manzanero, Ema Elena Valdelamar y Rubén Fuentes, entre otros.

Esto es un pequeño homenaje por el centenario de su nacimiento, en el recuerdo imborrable del hombre de ojos negro y saltones y sonrisa permanente: el Gran Fellove  en el cual sus amigos lo recordarán en un este 7 de octubre en el salón Los Ángeles a partir de las 20:00 horas.