70 años de la muerte de Knut Hamsun, premio Nobel de literatura quien capturó el espíritu noruego en su obra

La luz y la sombra sobre uno de los autores favoritos de Juan Rulfo, no opaca la trascendencia de su obra, que aún está por conocerse mejor en español gracias a las traducciones recientes desde los textos originales

Huemanzin Rodríguez/Ciudad de México

Uno de los escritores más importantes del siglo XX es también poco conocido en su país a 70 años de su muerte. Se trata del noruego Knut Hamsun (1859-1952), quien recibiera el premio Nobel en 1920 y fuera celebrado por varios autores desde Thomas Mann (1875-1955) hasta Paul Auster (1947). También ha sido una gran influencia para diversas plumas de Iberoamérica como Juan Carlos Onetti (1909-1994) o Juan Rulfo (1917-1986). En México ha sido editada la obra En el país de las maravillas (Aquelarre, 2020), con traducción actual de Zarina Martínez Børresen, especialista en Hamsun, quien desde Noruega comparte con Noticias 22 Digital, las aportaciones del escritor a las letras universales y las razones de la sombra en su memoria.

«Yo creo que es de los primeros que recurrieron a la corriente de conciencia y al monólogo interior. Es una especie de parteaguas importante en la literatura. A través de una narrativa mucho más personal, vemos el interior de los personajes. Abrió brecha a un tipo de literatura no tradicional y en un momento bastante temprano en el contexto general de las letras a fines del siglo XIX.»

A Hamsun le tocó, junto con otros creadores importantes como el dramaturgo Henrik Ibsen (1928-1906) o el compositor Edvard Grieg (1843-1907), conformar una identidad noruega, no sólo porque vivieron el Romanticismo, también por su Historia. Después de las glorias lejanas de tiempos vikingos, el territorio que hoy conocemos como Noruega estuvo sometido durante 400 años por Dinamarca, que mantuvo al país en la pobreza. Vivió 100 años bajo la protección de Suecia, para lograr su independencia a principios del siglo XX. ¿De qué manera lees en la obra de Hamsun la identidad noruega?

Hay elementos muy claros, como la comunicación con la naturaleza. Sobre todo, en sus emblemáticas tres primeras novelas: Hambre, Misterios y Pan. Pero de cualquier manera en sus novelas posteriores plantea problemas que se dan en la sociedad noruega tanto en la ciudad, como en el campo y en la costa. Actualmente yo estoy traduciendo una novela que se llama Vagabundos, donde Hamsun cubre físicamente toda la costa norte de Noruega, para capturar la vida de la pesca del bacalao, exclusiva de esta región. Cuenta cómo es la seca del pescado, cómo se mueven los barcos para pescarlos, qué tipo de barcos especiales son. Para Hamsun todos estos elementos son muy importantes, explorar y exponer la importancia de la naturaleza, y la vida en la naturaleza opuesta a la vida en la ciudad. También exploró la vida en ciudad, en Hambre puedes trazar un mapa de Christiana —como se llamaba en ese entonces Oslo—, a través del relato sobre este periodista en ciernes que va caminando de una calle a otra, va puerto, a los muelles. Yo creo que sí está muy presente la esencia noruega en Hamsun, en formas diferentes siempre está ahí. Es muy marcada esa contraposición del cultivo de la naturaleza frente al perjuicio de la ciudad a las personas que están entre la naturaleza y la ciudad.

Otra cosa que leo en algunos personajes de Hamsun, es la actitud de “uno mismo ante el mundo”, que se construyen solos ante la adversidad.

Si, es muy claro en su obra, por ejemplo, en Hambre, el protagonista es un periodista que podría sobrevivir haciendo otras cosas. Es talentoso. De hecho, logra colocar varios artículos en los periódicos que le pagan bien. Pero está tan empeñado en hacer nada más eso, que está dispuesto a sacrificar su bienestar físico y mental por perseguir una idea. Me recuerda un poco al personaje de Raskolnikov de Crímen y castigo de Dostoievski, que tiene un principio y con tal de llevar ese principio hasta el final es capaz de lo que sea. Eso lo vemos también en personajes de Misterios o Pan, donde vemos a hombres que por estar en conflicto interno todo el tiempo, entran en conflicto con lo que les rodea. Después eso ya no es tan claro en sus novelas posteriores. Yo creo que Hamsun se va volviendo un escritor algo “convencional”, dentro de su misma literatura, todavía en la primera triología de Vagabundos el personaje es un hombre con un conflicto interno. Pero poco a poco va dejando esta tendencia para volverse más un narrador desde afuera, y ya no un narrador que cuenta lo que experimenta.

Hay un texto muy interesante de la juventud de Hamsun, que se llama De la vida inconsciente del espíritu, que me parece es como su manifiesto, en el que dice que el hombre está manejado por impulsos internos y es más importante lo que pasa en su mente que en los estímulos exteriores.

Ahora que mencionaste a Dostoievski, ¿cuáles eran los autores importantes para Hamsun?

Le gustaban mucho los rusos, era un gran admirador de Dostoievski precisamente por eso, porque se metía en el alma humana hasta lo más profundo para tratar de entender qué era lo que movía el actuar del hombre. Esto lo explora Hamsun y lo utiliza de forma muy efectiva. En el país de las maravillas, que traduje para la editorial Aquelarre, Hamsun hace una digresión más o menos larga sobre ciertos autores rusos y habla también de Ibsen. Él cuenta cómo siente afinidad por Dostoievski, admira a Iván Turguénev (1818-1883) —que era un burgués noble—. Y critica a Ibsen y Tolstoi, porque dice: «En lugar de ser escritores, para lo que son buenos; se han vuelto como filósofos y han adoptado una postura que no corresponde con lo que debería ser la figura y la tarea del escritor». Les criticaba esa actitud de subirse a un pedestal desde donde tratan de dictar cómo debe ser la vida.

Junto con Ibsen, el sueco August Strindberg (1849-1912) y la noruega Sigrid Undset (1882-1949), Hamsun fue de los autores nórdicos de reconocimiento internacional. En 1920 recibe el premio Nobel de literatura. ¿Cómo es la literatura de Hamsun en su última etapa?

Varios críticos señalaron que una vez ganado el Nobel su obra cambió a algo convencional. Sin embargo, me parece que aún tenía la capacidad de crear situaciones y personajes muy interesantes, algunos de ellos son de los mejores de su obra. Es cierto que le quería dar gusto al lector. Pero recordemos que cuando recibió el Nobel, era ya un escritor muy reconocido y leído. Tenía un gran público en países como Rusia o Alemania, que era uno de sus grandes mercados. Sí escribía para sí mismo, pero en esta etapa también lo hacía pensando en el impacto que su obra iba a tener. Poca gente conoce la obra posterior de Hamsun, aquí en Noruega, casi todo mundo ha leído La bendición de la tierra, pero más allá de eso se conoce poco. Es un autor con una obra basta, pero no ha sido leído en su totalidad en Noruega. 

Se ha traducido a Dostoievski del ruso al español, sin el tamiz de las versiones sintetizadas en otros idiomas, hasta el siglo XXI. ¿Cómo han sido las traducciones al español de la obra de Hamsun?

Ha sido un camino largo, hasta los años 90 del siglo pasado, no había traducciones directas del noruego al español. Casi todas eran traducciones de las versiones en alemán, con elementos ajenos al original, como digo yo: “que van recogiendo basurita”, y lo que llega al lector son versiones y no necesariamente traducciones. Cuando se empezó a traducir en España, muchos de los traductores eran escritores o críticos literarios. Y decidieron “mejorar” a Hamsun. O no captaron lo que el traductor en otro idioma había escrito y simplemente lo omitían. Y de pronto, aparecen cosas que no tenía el original. Yo siento que las traducciones previas a los 90, no eran buenas y con pasajes torpes. Además, Hamsun padeció censura, tuvo bastante popularidad en España, incluso en los años del franquismo —por sus simpatías políticas, aunque no escribió nada político—. Si había algo “colorado”, el traductor lo matizaba. Son traducciones que perdieron mucho del original y me parece que eso colaboró en que la obra entrara en decadencia entre los lectores. En España era un best seller, hay una tesis muy interesante sobre la recepción de Hamsun ahí, donde el autor incluyó en su texto fotos de las portadas. ¡Y las portadas son como de novelas de Caridad Bravo Adams! Imágenes entre románticas y eróticas que no tenían nada que ver con el contenido.

Lo curioso es que entre los escritores mexicanos de la generación de 1917-1918, Knut Hamsun era muy popular. Alí Chumacero, Juan José Arreola y otros escritores, todos tenían en su biblioteca obra de él. Claro, en esas viejas traducciones. Juan Rulfo tenía muchísima obra traducida de varios de idiomas al español. Yo creo que captaron la esencia de las obras, dejando de lado la calidad de la traducción.

Estas nuevas traducciones que se han hecho es una labor muy valiosa, debemos de agradecerle a Kirsti Baggethun que empezó este trabajo y abrió el camino, porque la obra de Hamsun es tan basta. Así como a editores como Miguel Pineda de Aquelarre en Xalapa, que apuesta por estos autores. Él dice “autores malditos” porque casi no se conocen y han sido poco y mal traducidos.

Más allá de Juan Rulfo, que se sabe su fascinación por los autores nórdicos, ¿podemos seguir el rastro de Hamsun en escritores de América Latina?

Hay varios, desde luego el uruguayo Juan Carlos Onetti (1909-1994), la chilena María Luisa Bombal (1910-1980), el venezolano Arturo Uslar Pietri (1906-2001), el brasileño João Guimarães Rosa (1908-1967) y desde luego, Juan Rulfo (1917-1986), es muy clara la presencia de Hamsun en Rulfo. Sí tuvo mucha difusión, sí fue leído y asimilado. María Luisa Bombal tiene una novela que se llama La amortajada en donde lo mismo puedes sentir las presencias de Hamsun, Dostoievski, Rulfo y Bombal. Porque se entrelazan las experiencias después de la muerte y los muertos le hablan a los vivos. Es súper interesante. Por ejemplo, Dostoievski tiene un relato que se llama Bobok (frijolito), es la historia de un periodista que va a un funeral, se emborracha, se queda dormido sobre una tumba y de pronto empieza a escuchar la discusión de los muertos de las tumbas. Eso lo vemos en Bombal y en Rulfo como en Hamsun.

Cuando en la Segunda Guerra Mundial Alemania invadió Noruega e impuso un régimen nazi, Knut Hamsun, quien tenía poco más de 80 años en el momento, respaldó al gobierno colaboracionista. Al finalizar la guerra, de haber sido una gloria nacional, se convirtió en una gran decepción. Murió en la miseria. ¿Eso ha marcado la recepción de su obra en generaciones posteriores?

Yo creo que ha quedado de lado como figura literaria en Noruega. Yo no diría que la simpatía que tuvo por el nacional-socialismo, influyó en la recepción de su obra más allá de su país. Probablemente sí cayó en cierto desprestigio entre los intelectuales. Eso lo platiqué con Alí Chumacero (1918-2010), me dijo que cuando eran jóvenes en Guadalajara él, Juan José Arreola (1918-2001) y Jorge González Durán (1918-1986), iban a las librerías de viejo a buscar obra de Hamsun. Y que luego perdieron interés por la actitud que había tenido al final de sus años. Pero eso, sobre todo, es muy patente en Noruega y es lógico. Yo creo que debió ser muy duro que la figura nacional, el representante de lo que era la cultura noruega, el premio Nobel, diera este vuelco tan brutal.

Ahora, si vemos los planteamientos que tiene La bendición de la tierra, coincide con algunos del nacional-socialismo, como el súper hombre de raza pura capaz de dominar la naturaleza y que desprecia a los samis,  es una novela de 1917. Es un germen muy nacionalista. Fue algo terriblemente desafortunado, pero también refleja el temperamento de Hamsun, he leído muchas biografías y libros de críticos y una de las cosas en que coinciden quienes lo han estudiado es que era un hombre que le gustaba ir en contra de la corriente, le gustaba armar escándalos, odiaba a Inglaterra porque pensaba que el resultado de la Guerra de los Bóeres (1880-1881 y 1899-1902) había sido injusto, pensaba que los ingleses eran corruptos, pervertidos, y tampoco su obra fue bien recibida en Inglaterra. Con relación a su apoyo al nacional-socialismo, dijo que no se había enterado de muchas cosas, pues para cuando los nazis tuvieron el poder él estaba ya viejo. Por otro lado, tanto su esposa como uno de sus hijos sí fueron miembros del partido en Noruega.

Cuando terminó la guerra y fueron sentenciados los integrantes del gobierno colaboracionista, las autoridades no sabían qué hacer con él, así que lo metieron a un hospital psiquiátrico para justificar su actitud. Ahí Hamsun se dedicó a escribir su última obra, sin embargo, el parte médico oficial decía que no era capaz de medir las consecuencias de sus actos.

Aún así lo castigaron, le impusieron una multa tremenda que significó la pérdida de todo su patrimonio y efectivamente murió en la desgracia y miseria absoluta.

Yo creo que para los noruegos es muy difícil separar la figura política del escritor, pero como lectora extranjera de Hamsun pienso que la calidad del autor amerita que se separe su obra de su quehacer político, aunque nunca fue activo políticamente.

Ha habido ciertos acercamientos a su obra, cuando se cumplieron los 150 años del nacimiento del autor en 2009 se abrió el Centro Hamsun en Hamarøy, en el norte de Noruega, a casi mil kilómetros de Olso. Siento que hay una actitud ambivalente, sin embargo, insisto que la calidad de su obra es muy valiosa, idealmente eso debería ser el foco de atención de la crítica y los lectores. No defiendo a Hamsun pero trato de entender las circunstancias y eso ha enriquecido mis lecturas y mi quehacer como estudiosa de la literatura.

Y sus personajes son tan reales que impresiona, mi mirada extranjera en Noruega ha encontrado gente que parece haber salido de las páginas de Hamsun.

Eso lo hace un escritor universal en el sentido más amplio de la palabra, abarca todo, desde el punto de vista geográfico y de tiempo, es actual como escritor. Su forma de narrar, sus personajes, la introspección continua en muy importante. No solamente influyó a los latinoamericanos, están Samuel Beckett (1906-1989), Thomas Mann (1875-1955), Isaac Bashevis Singer (1902-1991), Ernst Hemingway (1899-1961) entre otros que celebraron la obra de Hamsun.

¡Qué sería del Ulysses de Joyce sin el diálogo interior!

Exacto. Además, debemos pensar que Hamsun fue un hombre muy longevo. Él ya tenía 80 años cuando la ocupación nazi, nunca dijo nada sobre exterminar a los judíos. Sus ideas que coincidieron con algunas del nacional-socialismo, las escribió muchos años antes de que se aparecieran los nazis o de que Hitler ascendiera al poder.

También pienso que el nacionalismo era muy fuerte en ese momento, Noruega estaba naciendo como Estado, tiene poco más de cien años de existir como lo conocemos. Y Hamsun vive todo ese proceso en un país que era muy pobre.

Noruega fue cobrando fuerza poco a poco con el paso de los años después de dos migraciones enormes que tuvo hacia Estados Unidos. De hecho, Hamsun estuvo dos veces en Estados Unidos.

Tras esas migraciones se va conformando como país, primero 1905 cuando se separa de Dinamarca y en 1914 cuando rompe definitivamente sus lazos con Suecia. Es importante su configuración como Estado autónomo, pequeño en número de habitantes, pero con elementos importantes que le definen como la naturaleza, las obras musicales y literarias, donde por su puesto está la de Hamsun.  

Fueron cientos de miles de personas las que migraron, todo lo que es el Midwest (doce estados del centro-norte) es de origen escandinavo. Y mucha gente no regresó. Hamsun era un crítico de Estados Unidos, decía que era un país sin cultura. Eso pensaba que era el motivo por el cual nunca despegó ahí como escritor. Vivió dando conferencias sobre literatura escandinava, en donde hacía pedazos a Ibsen. Pero nunca se terminó de asentar en Estados Unidos, tampoco creo que era su objetivo, él quería hacerse de recursos para dedicarse a lo que quería. En ese sentido, se parece mucho a su personaje de Hambre o a Raskolnikov, tenía un objetivo que no iba a cambiar. Un artista que no está dispuestos a dedicarse a otra cosa, es realmente de admirar.

Fotografía de portada: Lago Tyin en invierno, Noruega. Huemazin Rodríguez©