La agrupación francesa invitó a la actriz mexicana Diana Sedano para una lectura en atril que complementa a la música
Huemanzin Rodríguez/Guanajuato, Guanajuato
Entre los mitos griegos que han trascendido los siglos está el de Orfeo, de manera particular lo que ha contado Ovidio (43 a.C.-17 d.C.) en su obra Las Metamorfosis. Orfeo, talentoso músico y poeta que con sus dones encantaba a cualquier ser, busca recuperar el espíritu de su amada Eurídice, que al morir habita el Hades. Baja al reino de los muertos para recuperarla, pero en su camino de regreso con los vivos, incumple la única condición impuesta por el señor del inframundo, no voltear atrás para ver si ella le acompaña. Su duda lo condena a vivir sin ella. Sus dones prevalecen y enamora a mujeres, aunque él sólo piensa en Eurídice. Rechazadas, dolidas y feroces, ellas desmiembran a Orfeo. Finalmente, su alma se encuentra con Eurídice y en el inframundo la puede ver de frente.
Este mito inspiró a la compositora Silvia Colasanti quien escribió una obra para la Orquesta París Mozart, agrupación francesa dirigida por Claire Gibault cuya participación en el FIC estaba programada para 2019 y que por motivos de agenda aplazaron a 2020, por la pandemia es hasta este 2021 que pueden venir a México. Celosos de tomar distancia en esta nueva normalidad, las actividades de la orquesta con los medios de comunicación se limitaron a una conferencia de prensa en la plataforma zoom.
La propuesta de la Orquesta París Mozart incluyó, en su concierto del Teatro Juárez, una proyección de imágenes que evocan el mito de Orfeo, acompañados por Diana Sedano para interpretar un texto inspirado en Ovidio.
La actriz mexicana, que ha actuado en obras del teatro clásico como Edipo, dirigida por David Gaitán o Medea de Mauricio García Lozano, considera que Orfeo, va de la mano con lo que vivimos en el mundo por la pandemia.
«Todo fue por Mauricio García Lozano, con él sólo he trabajo una vez, en tiempos prepandemia, yo entré a su Medea de Antonio Zúñiga. Sólo pudimos dar tres funciones por la pandemia, pero fue una colaboración increíble, encontré a un director de actores formidable y además un apasionado del mundo griego como yo. No es la primera tragedia que hago, antes en Edipo interpreté a Tiresias. Mauricio anteriormente ya había hecho algo con Claire Gibault y la Orquesta París Mozart. Cuando se enteraron que, por fin vendrían al Cervantino, ella le pidió una recomendación de actriz con ciertas características. Me llamaron y fue un enorme voto de confianza de ellos hacia mí. Por la pandemia, parecía que se iba a hacer y luego no, iban a ser más funciones, luego se acortó y hasta hace tres semanas acordamos todo. Ha sido muy emocionante trabajar con una orquesta.
»De verdad soy una apasionada del mundo antiguo, un montón de mis clases de teatro que doy están vinculadas con eso. Con relación a la música, la orquesta para mí era una figura demasiado grande y estaba un poco aterrada. Te debería de enseñar mi libreto, porque no leo música. Me preguntaron: “¿Sabes leer música? Respondí que no, pero que soy muy intuitiva.”
Y en mi encuentro con la orquesta, tuve un momento de conciencia muy bello, la música no necesita traducción. La música tiene algo que guía todo. La directora también lo tiene, hasta en el gesto que hace cuando me da la entrada. Es como una energía que recibo. Yo lo viví como algo muy mágico, cada vez que su mano me daba la entrada, tenía una energía particular que a mí me alimenta profundamente. Fue más que emocionante. Además, para mí fue increíble darme cuenta de ciertas obviedades, como lo importante que es todo en una orquesta, cada persona y cada segundo; y la idea del ensamble me pareció de una nobleza artística conmovedora.
»Las frases en español son más largas. El tiempo es más largo, había que repetir una serie de frases musicales para que a mí me diera tiempo de decirlas. Pero hubo algo que sentí con ellos que, no sé si había sentido en el escenario, la sensación de “no importa lo que pase, todo esto te soporta, nosotros te esperamos”. Y funciona para todo mundo, si algo llega a pasar, hay un universo que te soporta.
Alguna vez hablamos de las historias que cuenta Ovidio en Las Metamoforsis IV, con Píramo y Tisbe, con su amor proto Romeo y Julieta, posible por la grieta del muro que los separaba. Ahora con tu participación en Orfeo, también me conmueve la obra por el momento, han sido 700 años de Dante Alighieri, quien tiende su mano a la tradición del mundo clásico, ese enlace está a través de la figura de la catábasis (el descenso al inframundo) que podemos ver en las obras de Homero, Virgilio, Ovidio y Dante. Es ese descender entre los muertos, luego a los horrores del infierno, para poder salir de nuevo a la luz.
Totalmente. En algún momento alguien me comentaba sobre Orfeo: «Es una historia de fracaso.» Y no, es entender la transformación desde otro lugar. Está ligado al mito de Dionisios. El final, con el desmembramiento de Orfeo, lo que parecía el momento más trágico es lo que le permite reencontrarse con Eurídice. El mundo antiguo tiene un universo dual, eso es lo que me resulta fascinante. Las lecturas son de profundidades, entrar en túneles y lugares del alma que son muy emocionantes. Y la salida es una especie de pequeña consciencia distinta. No tiene que ver con la moral, ni con dar un mensaje. Uno entra a las puertas del abismo y ¿cómo regresas a la vida después de eso?
Y eso lo vinculo, con la resiliencia necesaria hoy, para volver al escenario, a los conciertos, a la vida tras las pérdidas y los dolores debidos a la pandemia. De hecho, me pareciera leer un proceso similar con los trabajos que has hecho recientemente: Medea (en la vieja normalidad), La grieta (inspirada en Píramo y Tisbe), Tornaviaje (tras la figura del padre) y ahora Orfeo.
Es volver al origen. A lo que me ha fundado: el amor, la pérdida, el escenario, mi padre. Es regresar al origen después de haber visto otras cosas. No lo había pensado hasta ahora que me lo dices. El regreso al origen en todos sentidos, desde lo mítico-fundacional, ¿qué eso? Ir al origen, buscar la primera mirada. Y con lo que dices, y lo que pasó, lo que sigue pasando, siento que hay mucho de esto en nosotros. Nos estamos enfrentando por primera vez a algo, que los mitos nos ayuden a entender. Porque ya no podemos sujetarnos a lo que, había antes. Porque nos aferramos a ciertas estructuras de pensamiento o de acción porque pareciera que si eso no tenemos nada. Que nuestro encuentro con estos temas, como Orfeo, no sea para aferrarnos, como sí para generar una conciencia distinta. Es una conciencia desde el dolor, desde la pérdida, desde el placer.
Orfeo con la Orquesta París Mozart, con la participación especial de Diana Sedano, se ha presentado en el Festival Internacional Cervantino y tiene su última función el 18 de octubre en Monterrey.
Imagen de portada: © Huemanzin Rodríguez