Con agrupaciones como Los Fara Fara Boys, se reivindicó en el Cervantino a la música de Coahuila
Huemanzin Rodríguez/Guanajuato, Guanajuato
A través de la divulgación de la música popular mucho se puede leer de los procesos nacionales. Desde hace algunas décadas la música norteña, que bajo este calificativo agrupa a una región más extensa que varios estados de la república, ha tenido un poder claro ya desde la Época de Oro del cine mexicano. Personajes como Pedro Infante o Eulalio González “Piporro”, entre otros, lograron a través de la pantalla, generar una imagen más rica del país más allá del mariachi, popularizado y muchas veces caricaturizado a través de los medios de comunicación.
La siguiente gran época de la música norteña fue en los años ochenta con Los Tigres del Norte —que a principios del siglo XXI estuvieron en el Cervantino y ofrecieron una de las más impresionantes actuaciones de la música popular mexicana que se haya visto en este festival—. En los años noventa y con el desarrollo del crimen organizado, cuyas estructuras actuales están asociadas a las dinámicas económicas del libre mercado, se habló mucho del financiamiento desde el crimen organizado, de agrupaciones llamadas “bandas”, que fusionaron los estilos norteño, cumbia norteña y sinaloense, con una enorme proyección mediática y con pocas diferencias y riqueza musical entre uno y otro conjunto. Algo así narra Yuri Herrera en su novela Los trabajos del reino (Periférica, 2008). Ese proceso de espectacularización de la música norteña a través de las grandes agrupaciones, de la mano del desarrollo del crimen organizado en México, hizo que ese tipo de música norteña invadiera cada parte del país, y la tradicional música norteña, junto con sus instrumentos, estructuras y formas, quedara relegada como algo del lumpen.
En años recientes ha habido un movimiento de recuperación de la tradición norteña y eso quedó en evidencia el primer fin de semana del FIC, cuando agrupaciones como los Fara Fara Boys, hicieron bailar al público que asistió a su presentación en la Ex Hacienda de San Gabriel de Barrera. Los Fara Fara Boys son Ignacio Arriaga en las percusiones; Lucino Delgado en el bajosexto; Francisco Delgado en el contrabajo y voces; y Florentino Delgado en el acordeón y voces.
El nombre del cuarteto tiene que ver con un estilo relegado, el fara fara, que se identifica tanto en los temas como en la instrumentación.
Ignacio Arriaga: Hace 15 años que se fundó este proyecto, no era muy común ver grupos de Fara Fara, estaba relegado el estilo a cantinas y bares. Nosotros nos atrevimos a dar un paso más allá.
Francisco Delgado: De eso se trata, de venir a dar algo de rescate de la música de antaño, de los setentas, de los ochentas, de los inicios de la música norteña.
IA: En sus inicios sólo se conformaba el Fara Fara por el bajosexto, el acordeón. Como lo fueron Los Alegres de Terán en su momento. Después se incorporó el tololoche para darle un poco más de cuerpo a la estructura de la música ya creada. Y ahí se consolidó el Fara Fara, con el tololoche, el bajo sexto y el acordeón. En nuestro caso lo que hicimos fue implementar percusiones con un güiro, un cencerro y un platillo.
Lucino Delgado: Manejamos todas las ramas de ese gran árbol de la música norteña: La cumbia norteña, el huapango norteño, el chotis, la redova. Eso es lo que hacemos nosotros, de rescatar dentro del estilo fara fara. Como comentaba mi compadre, anteriormente no querían tocar esa música, estaban con lo grupero, con lo más actual, con sonidos enormes y conciertos grandes.
IA: Ya hay mucha gente que respondió a lo que nosotros, hace quince años, nos propusimos hacer. Entonces el resultado es éste, no sólo en el público, también en los músicos jóvenes; se empezó a generar ese gusto por hacerlo.
FD: Ahora prácticamente la música norteña se oye en todo el país. Saltillo está muy pegado a Nuevo León, a Monterrey, donde está la raíz de la música norteña. La cultura se expande y Saltillo le llegó, porque es ciudad y estado vecino.
¿A qué tradición es a la que apelan? El acordeón es uno de los instrumentos que llegan a México en el sigo XIX, junto con ritmos como el chotis o la polka. Es parte de la herencia austrohúngara de Maximiliano de Habsburgo.
IA: Lo que sabemos sobre la música norteña, viene de grandes exponentes como Antonio Tanguma (1903-1989), él fue de los primeros que empezó a versionar con su acordeón a canciones alemanas, chotis, canciones italianas. Fue de los primeros en versionar, traducir, adaptó al gusto mexicano norteño. Hasta ahí hemos llegado para aprender de la música norteña.
Después los Alegres de Terán, que empezaron a cantar a dos voces, a hacer corridos, canciones, no se encasillaron a tocar sólo polkas. También interpretaron canciones de Pedro Infante o José Alfredo Jiménez en versión norteña. Pero la música cambia. Ahora también versionamos temas de otros géneros, temas actuales, pero en el estilo fara fara. Y la gente responde bien, creo que eso es lo más importante que se escuche y se disfrute. Por eso estamos muy agradecidos que las autoridades del estado de Coahuila nos hayan considerado para presentar aquí en el Cervantino nuestra tradición.
Todas las imágenes: © Huemanzin Rodríguez