Aldeas Infantiles SOS: por los derechos de los niños, las niñas y las adolescentes

Un modelo de familia social que provee a niñxs y adolescentes desprotegidos acompañamiento y apoyo para desarrollarse en todos los ámbitos de la vida

Ireli Vázquez / Ciudad de México

La violencia generada tras la Segunda Guerra Mundial dejó a miles de niños y niñas abandonados y sin familia. Su única opción era llegar a un orfanato.

Pensando en la protección y bienestar de los niños, en 1949 el austriaco Hermann Gmeiner, fundo en Imst, Austria, Aldeas Infantiles SOS, para brindar un nuevo hogar a los niños, recreando un modelo familiar para cada uno de ellos.

El éxito de la primera Aldea fue tal, que poco a poco el modelo de atención infantil se replicó en todo el mundo.

Actualmente, Aldeas Infantiles SOS trabaja en 137 países por el derecho de cada niño y niña a vivir en familia, actuando dentro del marco de la Convención sobre los Derechos del Niño de las Nacionales Unidas (CDN) y de las Directrices sobre las Modalidades Alternativas de Cuidado.

Aldeas Infantiles SOS en México

En 1971, gracias al doctor Manuel Mateos Fournier, y con apoyo de Hermann Gmeiner, se construyó la primera Aldea Infantil SOS en México, ubicada en las inmediaciones de la Basílica de Guadalupe, en la Ciudad de México. Actualmente, allí se atienden a 65 jóvenes, niñas y niños.

¿Cómo funciona la canalización de los niños a esta institución? María del Carmen Robles, directora de Aldeas Infantiles SOS Ciudad de México, comenta en entrevista con este medio, que su trabajo va de la mano con el Sistema Nacional para el Desarrollo Integral de la Familia (DIF), así como de la Procuraduría Federal de Protección de Niñas Niños y Adolescentes, siendo estas instituciones el primer filtro para poderlos integrar a Aldeas.

«Lo primero que les presentamos a los niños es que aquí pueden tener una familia social, aunque tengan una familia bilógica al exterior que en este momento no puede convivir con ellos. Esta es la oportunidad de tener una familia», explicó Robles.

Según sus datos oficiales, Aldeas Infantiles SOS actualmente apoya a poco más de mil 700 niños, atendiéndolos en los centros de Baja California, Puebla, Michoacán, Estado de México, Chiapas y Ciudad de México.

Si bien el plan familiar que manejan dentro de la institución es similar, cada centro atiende las diferentes problemáticas que existen en el contexto social.

«Cada programa, cada Aldea tiene diferentes modalidades de trabajo y el objetivo es exactamente el mismo; sin embargo, en el sur y en el norte están trabajando con población en movilidad, y también con población local, porque es la entrada y salida de nuestro país; población migrante no acompañada y también familias. La Ciudad de México también es un punto central de población migrante, sobre todo, con niños y niñas que quedaron prácticamente varados. A través de la Comisión Mexicana de Refugiados, o a través de Acnur, o de la misma Procuraduría, captan a los chicos y empezamos a darles acompañamiento», agregó la directora.

La edad permitida por Aldeas para aceptar y comenzar con el apoyo a los menores, va de los cinco a los diecisiete años. Sin embargo, cuando llega una familia de hermanos directos y hay un niño o una niña menor a los cinco años, es aceptado por la institución.

«Lo que no se quiere es que se desprenda este vínculo, entonces podemos acoger a esta niña o niño de cuatro o tres años, que muchas veces llegan con jóvenes de 16 o 17 y también entran con nosotros».

Restitución de sus derechos

De acuerdo a la Comisión Nacional de Derechos Humanos de México (CNDH), todos los niños, niñas y adolescentes, tiene derecho a la vida, la educación, la supervivencia, la prioridad, la identidad e integridad personal, vivir en familia, a no ser discriminados; derecho a la igualdad, vivir en condiciones de bienestar, un sano desarrollo integral, vivir libres de violencia, derecho a la salud, por mencionar algunos.

En Aldeas, la restitución de sus derechos y una vida feliz es primordial, y la educación es uno de los objetivos principales dentro del acompañamiento que les hacen a los jóvenes, pues se busca apoyarlos hasta los 23 años de edad, con el fin de que concluyan una carrera universitaria, ya que dentro de su método es una de las bases para su egreso a una vida adulta.

Asimismo, dentro de los centros les enseñan diferentes talleres de electrónica y cómputo, así como diversas capacitaciones para que las puedan emplear en su futuro.

«Lo que vamos trabajando con ellos desde el primer momento en que ingresan con nosotros es justo la restitución de sus derechos, como la salud, la diversión, actividades deportivas, la recreación, y sobre todo la educación, para nosotros es importe que los niños continúen con el tema escolar. Para esto tenemos los acuerdos con las escuelas cercanas a la institución, para que puedan ingresar a estos espacios.»

«También trabajamos un plan de egreso para todos los jóvenes, para que cuando tengan los 20, 21 años empiecen a despegar. Parte de este plan de egreso es que ellos tengan la posibilidad de un primer empleo, para eso también nos apoyamos de varias empresas amigas que nos permiten darles la posibilidad de recibir talleres o capacitaciones», comentó Robles.

Más que “cuidadoras”, defensoras de derechos

Si bien el apoyo de las diferentes instituciones y la sociedad en general es primordial dentro de Aldeas, este modelo no sería funcional sin el apoyo de las cuidadoras; mujeres que dedican su tiempo para el cuidado y la protección de los jóvenes.

Irene Santiago es una de ellas. Ella ha trabajado a lo largo de su vida en varias instituciones similares a ésta, sin embargo, en Aldeas ha encontrado la satisfacción de poder apoyar y acompañar a los jóvenes de una forma mejor y más directa.

«Es algo gratificante, incluso como persona, como ser humano, el poder apoyarlos hacia un futuro, hacia un crecimiento. Para que el día de mañana ellos tengan bases y herramientas para poder sobresalir allá afuera», explicó la cuidadora.

Las cuidadoras, se quedan con los jóvenes las 24 horas del día, los siete días de la semana, pues esto se trata de un proyecto de vida. Por lo cual, ellas también reciben capacitación constante para que el apoyo hacía y para los jóvenes sea de calidad.

«El pago hacia ellos no es tanto el monetario, sino que ellos logren un estatus en la vida, llámense en cuestiones educativas, higiene, limites, reglas, etcétera», agregó Santiago.

Aldeas sustentables

Las bases para que dentro de sus comunidades se mantenga un buen ambiente, se asientan en la integración de los jóvenes a sus actividades, y así aprendan del trabajo en equipo y del cómo salir adelante frente adversidades.

Al menos, dentro de la Aldea de la Ciudad de México, buscan la sustentabilidad.

Juan Daniel y Eduardo Alejandro, dos jóvenes que llegaron a Aldeas hace ya un par de años, explican que dentro de este centro han aprendido a desarrollar la agricultura y la crianza y venta de gallinas, con el fin de que en un futuro, esto les pueda ayudar a la Aldea a mantenerse sola.

«Aquí hemos estados trabajando durante años el proceso de germinación de lechugas, actualmente estamos recolectando estas lechugas para venta, asimismo trabajamos el tema de las plagas y todo esto para que sea más saludable y no les meta otros compuestos químicos», explicó Juan Daniel.

Sobre el proyecto del gallinero, Eduardo Alejando comenta que «este proyecto inició por una problemática que estamos pasando aquí en la comunidad, y pensamos que con esto podíamos ayudar a la misma comunidad, entonces uno de los chicos tuvo la iniciativa de emprender con las gallinas. También con ello buscamos hacer susténtale a nuestra comunidad, buscamos que nuestros compañeros tengan más oportunidades de capacitaciones, diferentes enseñanzas que nos puedan brindar personas con grados de estudios. El trabajo que hacemos aquí es recolectar la producción, tener un proceso de limpieza y posteriormente venderlo tanto dentro de la comunidad como a la gente exterior, con el fin de fomentar una buena alimentación.»

Juan Daniel cree fielmente que esto es abrirse a nuevas oportunidades de vida y de conocimiento, pues con estas enseñanzas y aprendizajes puede emprender en un futuro. «Me da felicidad trabajar en equipo, así podemos aprender a socializar más fácil y nos da más puertas de conocimientos y de nuevas experiencias tanto de mis compañeros como mías», concluyó.

Si deseas conocer más sobre Aldeas Infantiles SOS o apoyarlos, puedes seguirlos dentro de sus redes sociales oficiales de Facebook e Instagram.