Ángela Gurría, el ritmo de la materia

En la galería Proyectos Monclova se expone parte del trabajo de la escultora mexicana que además de las formas, le interesaba Escuchar la materia

Ana León / Ciudad de México

Ángela Gurría fue la primera mujer en convertirse en miembro de la Academia de las Artes de México en los años setenta. Ángela Gurría fue también Alberto Urías, seudónimo con el que concursaba en distintos proyectos de arte. Ángela Gurría es una escultora mexicana creadora de obra urbana y de pequeño formato. A Ángela lo que siempre le atrajo de la escultura fue el ritmo, el sonido, escuchar la materia

Ángela Gurría. Material de archivo cortesía de Proyectos Monclova / © Kati Horna

© Ana León

Y es parte de la obra de Ángela Gurría la que se exhibe en estos días en la galería Proyectos Monclova. Y es su directora, Polina Stroganova, quien nos habla sobre esta muestra que lleva por nombre Ángela Gurría, escuchar la materia, que se inauguró el pasado 16 de junio y estará abierta hasta el próximo 21 de agosto.

«Tuvo una propuesta sumamente importante a nivel espacio público, escultura monumental, escultura en general. Y sobre todo, tener esta fuerza y este peso en un contexto sumamente masculino.» 

Maestros de Ángela Gurría fueron Germán Cueto y Mario Zamora. De uno abrevó en las formas abstractas. Del otro, de la escultura más tradicional. 

Ángela Gurría inició su trabajo en los años cincuenta. En los sesenta tuvo su primera muestra individual y en 1970 llegó hasta el Palacio de Bellas Artes, también con una muestra en solitario. 

Material de archivo cortesía de Proyectos Monclova / © Kati Horna

«Luchó muchísimos para poder seguir con su carrera artística y con su propuesta. […] Es una mujer sumamente sensible que también involucraba diferentes elementos en su trabajo que van más allá de algo técnico, de resolver, digamos, un tema.»

Sobre las formas, para Ángela Gurría estaba el sonido, el ritmo generado al picar piedra. 

«La exposición se llama Escuchar la materia porque justamente Ángela siempre hacía énfasis sobre el sonido y el ritmo que fue lo primero que la llamó a la escultura. Escuchar la cantera, los martillos “tuc, tuc, tuc”, el ritmo. Pero no solo esta parte, también escuchar la materia en el sentido de qué es lo que te ofrece el material que trabajas, qué propiedades tiene, cómo lo podemos enfatizar y qué formas podemos lograr dentro de este material.

»Ángela, por ejemplo, también toca la guitarra y canta. De hecho escribió también una canción que luego se volvió bastante famosa.»

Y la canción es “El día que me dijiste”, que interpretara la legendaria Chavela Vargas. Esta intención 360 en la que los sentidos están atentos al entorno, es parte de lo que caracteriza la gran sensibilidad estética y matérica de la artista mexicana. 

«La selección de obra que hicimos para esta primera exposición con Ángela es obra en piedra, cantera o mármol, una pieza de ónix y de obsidiana; y luego la otra parte en metal, plata principalmente.

»Y eso es lo que queríamos también enfatizar, justo ese contraste para enseñar al visitante cuáles eran las formas muy diferentes de trabajar. Por un lado la piedra, porque sí siento que ella mantiene la característica de la piedra. Tú sientes que las piezas son pesadas. Tú sientes el volumen de cada pieza.

»Las piezas de plata son sumamente ligeras. Casi, casi que son estos dibujos en el aire, son estas líneas y, a través de línea ella genera la dinámica y el volumen.»

Así, obra de gran formato, urbana, monumental —como la escultura parte de la Ruta de la Amistad—, alusiones a la naturaleza, a las mariposas, a lo prehispánico; la abstracción y el ondulamiento de las formas nos revelan «una gran sensibilidad y de estar viendo y observando el tema también de la cercanía a la naturaleza. Habla de mucho respeto y creo que es algo que destaca muchísimo y que cada obra que vemos comunica.»

Material de archivo cortesía de Proyectos Monclova / © Kati Horna

Material de archivo cortesía de Proyectos Monclova