«Tinta bruta», la construcción de la identidad más allá de las palabras

Luego de estrenarse en 2018 en la Berlinale y de recorrer diferentes festivales en el mundo, la cinta de los brasileños Marcio Reolon y Filipe Matzembacher se estrenó ayer miércoles en salas del país

Ana León / Ciudad de México 

Pedro (Shico Menegat) cronometra los cinco minutos que permanece sentado en un parque público en Porto Alegre. Se obliga a permanecer afuera solo ese breve periodo de tiempo. No habla con nadie. No va a ningún lugar. Son sólo cinco minutos para estar afuera. Lejos de casa y un poco fuera de sí mismo. Hay mucho que Pedro no dice y es através de esos silencios que se reconstruye poco a poco, que se enuncia. 

Meses antes Pedro se enfrentó a un incidente en la universidad —que lo llevó a abandonar la carrera de química—: luego de ser acosado constantemente por un compañero, Pedro explota y lo ataca. El incidente deja ciego al acosador y enfrente a Pedro con un proceso legal donde además es violentado por el sistema: ¿Si yo me hubiera suicidado producto de ese hostigamiento, esa persona estaría ahora mismo en el lugar que yo me encuentro?, pregunta el personaje de Shico Menegat a la funcionaria que le explica su situación legal, que lo conmina a ser más «moderado» en sus palabras y que le recomienda qué decir y qué no decir. En este proceso sólo es acompañado brevemente por su hermana mayor, periodista que se va para vivir en Centroamérica. 

Solo en su casa y a través de una pantalla que lo conecta con miles de personas alrededor del mundo, Pedro es otro. Se vuelve un hombre joven que baila, con el cuerpo semidesnudo y con destellos neón, por dinero pero también para conectar con los que están del otro lado. 

Tinta Bruta es un largometraje de ficción de los directores y escritores brasileños Marcio Reolon (1984) y Filipe Matzembacher (1988), quienes también estuvieron a cargo del guion, y que desde que se conocieron en la escuela de cine trabajan juntos. Su largometraje no sólo se centra en la temática gay, sino que extiende su mirada a temas como la soledad, el acoso, la creación de vínculos y la hiperconectividad; las ficciones que creamos a través de las redes y de internet; la violencia sistémica y las historias minúsculas de las urbes que quedan veladas por los grandes relatos. La suya es una narración sensible y meticulosa del interior que demanda una mirada y una escucha sensible del espectador a todo lo que el personaje principal no dice. En esos silencios está lo más relevante de esta historia. 

De izquierda a derecha: Filipe Matzembacher y Marcio Reolon / Todas las imágenes son cortesía de Machete Cine

En un breve encuentro por zoom sus directores y su protagonista nos hablan un poco más sobre esta cinta. 

Si bien Tinta bruta está la temática gay como uno de los temas centrales de la película, también se aborda la soledad el y el acoso, y la violencia que el sistema ejerce sobre aquellos “excluidos”, quienes se salen de los moldes de dicho sistema, ¿cómo llegan a Pedro, a conjugar esa historia y ese personaje? 

Filipe Matzembacher: Más que la temática gay, nos gusta pensar más en este personaje disruptivo y su relación con la sociedad, y el hecho de que elige pelear contra esta especie de arquitectos de la sociedad y los ideales que imponen. Estos es muy importante. 

También está el tema de la hiperconectividad a través de esta relación que establece Pedro con sus seguidores en su página. A través de la pantalla encuentra una forma de poder ser él mismo, pero fuera de la pantalla eso se rompe. Pienso que la cinta también pone sobre la mesa esa crisis social que estamos viviendo respecto a la construcción de vínculos, de conectar con nuestro mundo “real”. En este sentido, ¿cómo fue la construcción del guion que estructuran en tres partes? 

Filipe Matzembacher: Nos tomó mucho tiempo escribirlo y lo cruzaron muchas cosas. Iniciamos con la idea de cómo conectarlo con Porto Alegre [su ciudad natal] que en el pasado era más progresista y poco a poco se fue tornando cada vez más conservadora, y cómo mucha gente empezó a irse. Nosotros creamos este personaje en relación a ese irse que está vinculado con la soledad y el abando, también. 

A la mitad de este proceso de escritura la situación política cambió, se quitó a la presidenta que estaba en ese momento y la gente estaba muy enojada y eso fue muy importante para crear este personaje en esta sociedad, fue una manera de canaliza nuestro propio enojo. 

Marcio Reolon: En referencia a la hiperconectividad que mencionas, una vez que estamos lejos de los otros, nos mantenemos conectados a través de internet, las relaciones no terminan realmente, no como era antes, al menos en la mayoría de los casos. 

Pensamos que era muy interesante aproximarnos a la manera en que la gente se mantiene en contacto en la virtualidad y cómo usualmente se crean personajes on line, muchas veces de manera inconsciente. Pedro crea un personaje on line para ser capaz de comunicarse, y crea una idealización de sí mismo en esa virtualidad, el Chico Neón que es este deslumbrante y seductor joven que es capaz de conectar con miles de personas alrededor del mundo, cuando en su día a día es diferente. 

Hay también una atención a esas historias mínimas que habitan las grandes urbes y una mirada a lo anodino de lo cotidiano que muchas veces se pierde en los grandes relatos. Siento que la cinta demanda del espectador una mirad y una escucha atentas de los silencios de Pedro, de todo lo que Pedro no dice. En este contexto, ¿cómo ha sido recibida Tinta Bruta desde su estreno hasta la fecha? 

Filipe: Desde el principio intentamos crear este personaje y la cinta a través de los sentimientos de Pedro, de sus emociones. Fue muy importante tomarnos el tiempo para escuchar, cómo reaccionaba a las cosas que le pasaban; enfocarnos en sus ojos, en la mirada, en el lenguaje corporal. 

Marcio: Muchas veces nosotros estuvimos más atentos a cómo el personaje estaba recibiendo algo y no necesariamente en lo que estaba diciendo o lo que estaba haciendo. La cámara nunca deja a Pedro, esta el cien por ciento del tiempo a su lado. Y para nosotros eso era lo interesante, seguirlo incluso cuando no dice nada, cuando no hace nada, cuando simplemente está observando. Hacernos de eso a través de lo que ve, de su lenguaje corporal, de sus movimientos. Eso era algo atractivo para nosotros. 

La audiencia la ha recibido muy bien. Y es que esto fue un reto para nosotros: crear un personaje que en el inicio de la cinta no pareciera precisamente agradable —de hecho nos han dicho que al inicio no simpatizan con Pedro—, pero poco a poco, mientras avanza la historia, empiezan a entender su punto de vista. Y al final se preocupan porque el personaje esté bien. 

¿Y cómo fue para ti Shico la construcción del personaje de Pedro desde ese silencio? 

Shico Menegat: Creo que el silencio y las miradas fueron muy importante para la construcción del personaje de Pedro, fue mucho de estar abierto a la escena, al momento de grabar la escena; escucharnos unos a otros, qué estaba pasando en la escena. El silencio es donde creo que el público puede llegar a conectarse realmente con Pedro. 

Pedro es como un volcán a punto de hacer erupción constantemente. Por dentro está siempre presente esta ira y sus ojos son los que nos van contando y los que nos van guiando en la historia. Y el silencio es la forma de crear esta atmósfera donde están presentes siempre sus sentimientos. 

La construcción del personaje fue una escucha profunda, conectar mucho con Leo [Bruno Fernandes cuyo personaje vincula a Pedro con el exterior, con la calle, lo hace socializar, salir de sí mismo a ratos] y Pedro, de escucharse entre ellos y leer entre líneas más allá de lo que está en el guion. 

Tinta Bruta se estrenó en 2018 en la Berlinale donde obtuvo el Oso al Mejor Largometraje LGBTQ+; ese mismo año estuvo también en el Festival Internacional de Cine de Guadalajara donde se llevó el Premio Maguey a Mejor Película y obtuvo el Mejor Largometraje Internacional en el OutFest LA, en el mismo año.