Kill Beat aka Vere Delirios, el rap desde la península

Una charla con la joven rapera que lleva cinco años navegando por el universo musical del hip hop desde la península de Yucatán 

Ana León / Ciudad de México 

Nacida en Komchén, al norte de la ciudad de Mérida, en Yucatán, Kill Beat aka Vere Delirios, con tan solo 22 años de edad es rapera y lleva cinco años con este proyecto musical y social a través del cual imparte talleres a jóvenes en comunidades de Yucatán y Campeche. 

El camino que llevó a Kill Beat aka Vere Delirios a volcarse de lleno al rap nada tuvo que ver con lo musical, fue un maestro de literatura en la secundaria quien los llevó por el mundo de la poesía, del cuento y del ensayo. Había ahí un lugar desde donde construir, reconstruir y, por qué no, destruir por completo lo conocido. 

«Me di cuenta que en la escritura existía un momento de catarsis que me caía bastante bien porque quizás en ese momento estaba yo pasando una situación muy turbia que es lo que es ser mujer aquí en Yucatán, una península que ha tenido el conflicto de identidad, principalmente, venir de una cultura colonizada por  españoles. Me topo con padres que quizás son muy cerrados y la escuela, en ese momento fue el mejor lugar para aprender cosas diferentes. En ese momento sí me complementó bastante. De ahí es donde parto, de conocer a gente que hacía grafitti y que hacía también un poco de break dance, pero eran también de otro pueblito, incluso más lejos que el mío y tenían información, tenían discos…»

Los discos a los que Vere Delirios se refiere y de los que me habló en esta conversación que ocurrió por zoom son los de Padre Anderson [Eduardo Vargas parte fundamental del colectivo Ceiba Flava], uno de los fundadores del hip hop e Yucatán que en ese entonces tenía un programa de radio llamado Universo Hip Hop, «entonces estos compas grababan en sus cassetes todos los programas. Descargaban las canciones, descargaban algunas primeras pistas. Y cuando me encuentran, ellos me hablan un poco del rap. Cuando yo conozco el rap simplemente me fluye porque creo que necesitaba yo decir cosas. Entonces, fue bastante bonito. Es algo que yo hasta ahora ni si quiera me explico cómo he llegado, pero sí, fue bastante significativo en ese entonces.»

¿Cómo de este gusto de secundaria das el salto a lo profesional?

Trabajé con las hijas del rap cuando ellas iniciaron. Y las Hijas del rap también se forma por la visita de Rebeca Lane. Rebeca Lane es uno de los iconos feministas del rap. Ella nos viene a hablar de que estando juntas y formando redes, es más fácil que todas podamos mover nuestros trabajos. 

Empiezo a confiar más en las mujeres, porque no conocía, no tenía otra opción. Según yo era solo terminar la prepa, casarte, tener tu familia y ya. Pero cuando me doy cuenta de que puedes ir a espacios a leer libros, poemas, ir a compartir sentimientos con mujeres que están viviendo las mismas circunstancias que tú, cada quien a su subjetividad, fue muy bueno. Me di cuenta de que no estaba sola y de que toda la violencia que recibía en la calle no era personal sino un asunto de toda la sociedad en sí contra las mujeres. 

Frente al machismo, el racismo, el clasismo del que se fue haciendo consciente Vere Delirios, la respuesta fue la potencia del rap, de las letras, de la escritura. De ahí fue el conocer a otras personas, «compas», como los llama, que llevaban más años haciendo rap y preguntar. Siempre preguntar. 

«El momento decisivo fue cuando estaba en la universidad. Una vez una maestra preguntó: –en cinco años si te despertaras, ¿qué quisieras ser? Y me di cuenta que, estaba estudiando psicología, iba a mitad de la carrera y sí, me gusta muchísimo la psicología y me ayudó bastante a escribir, pero no era lo que yo quería hacer. Y la pandemia me ha terminado de recalcar que mi objetivo en realidad era hacer música.

»Ahorita es cuando decido empezar una carrera un poquito más formal y empezar también a apostarle a este rollo de redes sociales, informarse, porque desgraciadamente en la cultura hip hop no está bien visto, o no al cien por ciento, decidirte ir hacia la industria o empezar a monetizar tu trabajo, porque hay este otro rollo que te dice: si vives del arte tienes que hacerlo de corazón, pero estamos en México, es muy complicado querer vivir de algo que no te genera dinera cuando necesitas dinero para sobrevivir.» 

Mencionaste que cuando te topas con la escritura y luego con el rap, pasabas por una situación compleja que fue el proceso de darte cuenta qué es ser mujer en Yucatán. La pregunta sería justo ésa: ¿qué es ser mujer en Yucatán? 

Para mí ser mujer en Yucatán es tener muy presente este rollo de la maternidad. Afortunadamente me tocó ser cuidada por mi abuela, un acompañamiento más cercano. Pero también las mismas mujeres nos hacemos las ciegas a toda la violencia que pasa, porque quizá les tocó otra escuela de pensamiento que era más dura. 

Siento que soy el resultado de esa transición de mujeres que sentían, pero que no sabían expresar sus emociones. Y para mí más bien fue como culminar esta etapa ahora que soy una mujer. Es cierto que tengo 22, pero también estoy en un proceso. Hay chicas de mi edad que están teniendo hijos, casándose… Y yo, a través del rap estoy tratando de aclarar si yo en realidad quiero una vida así, porque estamos acostumbradas a acatar las circunstancias, pero yo sí me pregunto si en realidad es a lo que vine. Y si de por sí me tengo que esforzar para llevar una vida que no me gusta, entonces, ¿por qué no esforzarme más y llevar la vida que sí quiero tener?

¿Qué pasa en tu entorno cercano, tus amigos, tu familia, cuando te sales de ese molde? 

No te dicen no puedes, pero tampoco te animan. Es difícil porque sientes la presión de todos. Incluso, a veces, uno se sugestiona. También tenemos muy arraigadas esas ideas del amor, de la familia; pero estamos en un sistema donde están matando mujeres y donde el amor queda totalmente de un lado. Ahora con la pandemia yo puedo salir y me contagio y me muero mañana, y si yo no fui feliz con lo que estoy haciendo hasta hoy, no puedo seguir postergando todo. 

Creo que lo que siempre me ha impulsado más es el rechazo de los hombres. Creen que porque eres chica no lo vas a poder hacer, pero no ha sido tan difícil. Creo que cuando haces las cosas bien y eres sincera con tu arte, llegas adonde tienes que llegar. 

Ahora estoy en un momento en que toda mi parte creativa la estoy enfocando en hacer un rap que también hable de todas esas cosas que las mujeres hemos acatado, como el tener hijos y cuestionarmelo. Tengo algunas letras en donde las cuestiono bastante; cuestiono a la religión, son temas difíciles de que la gente entienda por qué los estoy haciendo.  

Has señalado que guías tus talleres con base en los fundamentos del hip hop, ¿cuáles son éstos? 

Los valores principales que el hip hop promovía en los noventas, por ejemplo: la unión, la paz y el respeto y, sobre todo, el conocimiento que ahora es más importante que nunca porque estamos teniendo este shock de las redes sociales que están al cien. Para mí esos son los fundamentos. 

Cuando surge el hip hop en el Bronx, estaban teniendo situaciones sociales muy tensas, de injusticia, hago esa reflexión [en los talleres], ¿por qué esas letras de rabia?, porque la gente necesitaba hacerlo de esa forma.  El rap es como si tú te encontraras con tu propio discurso, es como si organizaras tu cabeza en tu libreta. Tú eres el dueño de todo lo que estás escribiendo. Te das cuenta de qué cosas están pasando a través de ti; las nuevas generaciones son las que deberían estar aprendiendo esto porque estamos en una situación muy difícil. Estamos en una decadencia de valores. 

En vez de ver como una competencia en otro hip hopa, más bien darte cuenta de que es un hermano, y de que ese brother el día de mañana te puede invitar a su casa y de que pueden hacer música y de que pueden platicar y compartir experiencias, y te vas a quitar con más ánimo en vez de más miedo y envidia. Te llenas de energía positiva. Creo que es lo que deberíamos de estar promoviendo. 

Es un reflejo de la sociedad. Por eso es importante hacer un análisis constante de qué es lo que sucede en tu sociedad, porque es lo que hace al rapero, el querer demandar algo, el querer decir “ah, bueno, yo soy el que está dando la cara por esto que estoy viviendo”, porque para ti es significativo. 

El hip hop da mucha fe y da mucha esperanza y, sobre todo, salva vidas. Si estás pasando por una situación mala, bailar break dance, hacer grafitti te lleva a otro nivel y te olvidas de enfocarte en esas experiencias negativas. 

El primer taller que dio fue en la zona de Calakmul. Ahí Kill Beat se dio cuenta de que estaba siendo muy afortunada con las oportunidades que le estaba poniendo el hip hop. Dar talleres no sólo la ha enriquecido mucho más a ella que a ellos, dice. 

Mencionas a Rebeca Lane y lo que sus letras te revelaron. ¿Toda mujer que está en el rap es feminista? ¿Todo el rap hecho por mujeres es feminista? ¿Tú te consideras feminista? 

Me he encontrado en conflicto con el rollo feminista. He tenido un momento en el que he estado muy cerca de movimientos puramente feministas. Yo vengo de una comunidad y para mí declararme feminista también sería cuestionar mi familia, mi entorno, ver qué puedo hacer porque mi entorno cambie. No sólo puedo quejarme, sino ver la forma de mejorar mis condiciones. 

Para mí ha sido más complicado. No sólo soy una mujer, también vengo de una cultura, de la cultura maya. Tengo los rasgos, tengo el apellido y tengo tatuajes, Cuando yo salgo a la calle mi sola presencia ya es un acto de rebeldía. Yo apostaría más a la rebeldía como humanos.

No todo el rap es feminista, el que hacen las mujeres, porque también creo que hay que separar lo político de lo creativo. A veces el rap es político, pero también el rap no debería dejar su lado creativo que es como el divertirte o el hablar sobre otras cosas. 

Al inicio de la entrevista ponderaste la escritura, ¿alguien que hace rap también debe ser considerado como un escritor? 

Sí. Yo siempre estoy escribiendo, pero cuando doy un show de rap, hago rap. Cuando me dan chance de ir a lugares donde puedo leer mis poemas, voy a leer mis poemas. Puede ser versátil. Sí nos podemos llamar escritores porque sí es una chamba aprenderte las técnicas, las habilidades, rimar. Yo creo que sí es un trabajo en el que sí nos merecemos poder nombrarnos porque eso también nos hace sentir mejores y más profesionales en lo que hacemos. 

Kill Beat formó parte de la programación que el Centro Cultural de España en México dedicó al mes de la mujer. Aún hay actividades en desarrollo. Aquí puedes consultarlas.

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