La Guía de arquitectura Ciudad de México, de Arquine, llega a su tercera edición y te lleva por la historia contemporánea a través de 180 edificios construidos en los siglos XX y XXI
Ana León / Ciudad de México
«México es uno de los países de América Latina, y yo diría que del mundo, con mayor riqueza arquitectónica moderna del siglo XX, de lo que se conoce como arquitectura internacional», comenta Andrea Griborio, directora de Mextrópoli, en una entrevista para conocer la tercera edición de la Guía CDMX, pues a principios de este año, Arquine publicó una edición ampliada de la Guía CDMX, una herramienta que contribuye a construir una memoria colectiva de la urbe que habitamos junto a otra con la que aveces las barreras son borrosas: el Estado de México. Y esa arquitectura, además, contribuye a contar una historia cultural, política, económica de un país que no deja de crecer, de mutar y de adaptarse.
«La arquitectura consiste también en esa idea de colocarnos los límites en el espacio para poder habitarlo. Y en esa construcción de límites permeables, sostenibles, etc., es donde también se van formando las ciudades que habitamos. Finalmente, la ciudad es eso que reúne donde vivimos, nuestras viviendas, pero también esos elementos que van amarrando ese gran tejido donde la mayor parte de la población sigue viviendo.»
Sobre ese tejido, el arquitecto y editor Alejandro Hernández Gálvez, recuerda del teórico cultural y urbanista francés Paul Virilio, que la ciudad empieza con esa ansiedad que sentimos al acercarnos a ella. Cuando las personas, las familias y luego los barrios o las comunidades ya no se bastan a sí mismos, cuando ya no pueden ser autónomos sino que dependen unos de otros, o interfieren unos con otros, hay entonces una ciudad.
«Y yo creo que eso es lo importante de que este proyecto haya salido en estos momentos, de que con o sin confinamiento, la ciudad sigue estando allí. Y su riqueza arquitectónica sigue estando allí. Entonces, mientras podamos y tengamos fuerzas, ganas y la posibilidad de salir y conocer un poco más de nuestra ciudad, sin duda creo que es una herramienta súper poderosa.
»Nos da cuenta de una época y como bien tú dices, nos permite hacer reflexiones, ¿cómo construyeron todo esto en aquellos años, por qué, quién lo financiaba, qué había detrás, qué queda de esto?» Y es que la guía cubre cien años de historia de lo construido en esta urbe, más allá de esos edificios icónicos cuya historia es más conocida para el ciudadano de a pie. Pero aquí, con imágenes, mapas y pequeños textos, puedes sumergirte en conocimiento de la ciudad que habitas pero desde el papel. Cerrar la pantalla, palpar el mapa y leer la urbe, caminar la urbe. Sin embargo, ¿qué ha pasado con nuestra ciudad en esta pandemia? ¿Cómo aquello que conocíamos ha cambiado? O tal vez, con un poco de suerte, seamos nosotros los que nos hemos transformado y miramos con otros ojos.
«Yo creo que hay cosas que ya venían sucediendo, como todos estos cambios urbanos de vivir la ciudad más cerca, más peatonal, y que eso sin duda es cambiar la estructura de ese espacio que habitamos y creo que la pandemia ha ayudado a acelerarlo.
»Una de las cosas sin duda en términos de vivienda es el apreciar más, pensar más en la posibilidad de esos espacios más flexibles, de incorporar terrazas. El otro gran espacio y que además surgió y se puso en su apogeo y llegó a su clímax precisamente en en el siglo XX, son las oficinas, creo que lo estamos viendo entrar en crisis importantes, digo, no tengo la respuesta, no sé qué va a pasar con cientos de metros cuadrados de edificios de oficina.»
Sabemos que el confinamiento no ha sido igual para todos. Que las variaciones sociales y económicas han condicionado la experiencia de esta pandemia, de igual forma también han condicionado la manera en que experimentamos el espacio público y privado. «Pero creo que lo que sí prima y lo que sí nos obliga es a pensar siempre en espacios flexibles, que nos permitan de repente cambiar para lo que estaban pensados y absorber otras actividades.»
Imagen de portada: Jaime Navarro