Rematerializar el cuerpo y el espacio: La Casa del Lago se traslada a lo virtual

Cinthya García Leyva, directora de Casa de Lago, nos cuenta cómo surge y lo que significa que la casa, en estos días, se haya trasladado completamente a un espacio virtual. Es crítica, sabe que esta propuesta no llegará a todos 

Ciudad de México (N22/Ana León).- Con un nuevo nombre para el Foro Arreola, ahora como Foro Alicia Urreta, reconociendo el trabajo de esta compositora mexicana, La Casa del Lago, como dice su directora, se «rematerializa» en lo virtual. Una propuesta digital que ahora juega, manteniendo la línea que la ha caracterizado –la experimentación y la interdisciplina–, desde este espacio mediado por pantallas que surge de la necesidades marcadas por el confinamiento derivado de la emergencia sanitaria. 

Tiene poco que te incorporas a Casa del Lago. Cuando entras ¿qué significado tenía para ti la idea de espacio cultural multidisciplinario y qué idea tienes ahora que la cosas han cambiado? 

Es súper interesante pensar en esta doble idea de la tradición de la vanguardia que implica la Casa del lago, un sitio en el bosque de Chapultepec que es nodo de experimentación, de la interdisciplina, de la música, del cine, de las artes visuales de la vanguardia y, a la vez, formula este espacio histórico en un lugar histórico de la Ciudad de México. Esas dos líneas, tradición y vanguardia, me parecen centrales para pensar en la gestión. 

Ahora, en esta etapa que nos toca vivir tan difícil pero también, me parece, con rasgos esperanzadores y lo creo de verdad, siento que justo ese pilar, en estas dobles líneas, es lo que nos permite rescatar este espíritu. Si la casa, arquitectónicamente fija en un espacio, detona y dispara este tipo de experimentaciones, hay que buscar qué nos detona ahora y hacia dónde. Es un poco la idea que tuvimos para hacer la Casa virtual. 

La casa está vibrando todo el tiempo y está vibrando con distintos colaboradores y distintas artistas [Aquí puedes checar su actual programación], está vibrando con un equipo bastante grande, súper comprometido, ¿cómo seguir manteniendo esta vibración del espacio en un modo virtual? Me parece eso, que no se pierda y, al contrario, hay que potenciar lo que señala esa casa que es seguir buscando y seguir abriendo y pensar en mundos posibles. 

Y ¿cómo se transforma la Casa cuando el espacio se desmaterializa?

Allí hay una discusión en términos, digamos, de la idea de lo que significa lo virtual frente a lo material, que me parece importantísima: tanto en México, como fuera de México, esa mirada, cuáles son esas discusiones sobre lo que significa lo virtual, lo aumentado, lo extendido, todas estas terminologías que, de pronto, nos parecen ya muy hechas, muy vinculados más al ámbito de lo computacional o de las nuevas tecnologías. Qué significa “realidad aumentada”, ¿aumentada en qué sentido? Es decir, ¿se extiende nuestra realidad física o se aumenta nuestra capacidad de pensarnos en un espacio que no es material? ¿Y qué significa, por ejemplo, virtualizar? Pensemos en esta palabra también tan increíble que es lo virtual es lo que está por venir siempre, lo que está por llegar y no es nada más lo digital.  En ese sentido, a mí me gusta rescatar esta forma de pensar lo virtual no como desmaterializado, sino como rematerializado. No es que se desmaterialice, la virtualidad, internet, las pantallas, el código, son materiales, son plásticos, Internet es completamente material, solamente que no es una materialidad física, es una materialidad que no podemos tocar, pero que ocupa espacio. Están todos estos centros de Data que guardan nuestra información; todas estas bodegas que incluso son físicas, hay cables, suenan, pesan, Internet es material. 

He querido hacer mucho esa distinción de que no es que nos desmaterialicemos, porque en ese sentido nos quedaríamos en puro pensamiento,  sino que nos rematerializamos. Aquí estamos tú y yo siendo cuerpos conectados por este material. 

Aquí sí tuvo mucho que ver esta visión para pensar en esta casa virtual. Justamente, no irnos nada más a anunciar cosas que luego fueran pasando desatomizadamente en redes sociales sino, realmente volver a pensar arquitectónicamente la casa. Y pensar esa arquitectura en el espacio virtual: ¿qué pasaría con esa casa, con ese lago, con ese bosque, con esos foros, si los llevamos a un espacio virtual? 

Aquí podemos darle la vuelta, podemos extenderla, podemos hacer el lago cuadrado. Eso es lo que sí siento que permite la virtualidad, imaginar otras formas que en lo físico no son posibles, otros colores. Y ahí, otra vez, de nuevo, ¿cómo vamos a estar dialogando todas y todos en los próximos meses?, entender que vamos a vivir en un mundo híbrido. Esto es la hibridez, es estar, un cuerpo en presencia conectado con un cuerpo en ausencia. 

Como instituciones, ¿cómo nos enfrentamos a esa realidad y cómo no vemos esto como una pérdida? Justo en ese sentido, no me encanta la palabra desmaterializar porque eso significa perder materia, sino, más bien, nos potenciamos esperando sí volver y mantener esta hibridez de la que hablo. 

Yo creo que el reto va a ser que este espacio, si nos va bien y volvemos a la casa, espero que sí, no se pierda y podamos mantener una programación híbrida. Arte electrónico, arte digital, etcétera, en línea; y arte escénico, del cuerpo, que era mucho de mi línea ahora para 2020, en la casa. 

Si bien el reto de espacios culturales y museos, fue pensar nuevas formas de albergar el arte, ahora el reto es encontrar nuevas formas de hacerlo llegar. Y justo ustedes lo hacen con este camino virtual. 

¿Cuáles van a ser lo canales y por qué, para hacer llegar eso y, además, de qué tipo de públicos estamos hablando? 

De pronto no estamos pensando en un público que ni siquiera tiene acceso a internet. Realmente también hay que considerar en qué país estamos, en qué condiciones de infraestructura tecnológica y digital estamos. Este tipo de apuestas abren la capacidad de públicos a públicos internacionales. 

Ahorita ya estamos empezando a gestionar colaboraciones con Berlín, que también están confinados. Hay apuestas increíbles de radio por internet; vamos a hacer conciertos en transmisión simultánea entre Berlín y México; estamos también con unos músicos chilenos, un plan súper interesante nocturno para finales de abril. 

Creo que sí abre la posibilidad de mostrar la Casa del Lago a un espectro más internacional, pero sí me parece importante ser autocríticos y pensar que ahorita sólo vamos a poder llegar a quien tiene internet y no vamos a llegar a lugares a los que también tenemos que llegar más adelante, por eso es importante recuperar siempre el espacio físico. 

«Qué significa “realidad aumentada”, ¿aumentada en qué sentido? Es decir, ¿se extiende nuestra realidad física o se aumenta nuestra capacidad de pensarnos en un espacio que no es material? ¿Y qué significa, por ejemplo, virtualizar?» 


Me gustaría abordar el tema del público al que están llegando, tuve la oportunidad de hablar con Amanda de la Garza (MUAC) y ella hacía una división ahorita, porque ellos tienen una sala dedicada sólo a lo virtual, de la generación de “comunidades virtuales” y “los públicos”, los separa, son dos grupos con cualidades diferentes, ¿para ti también cabría esa diferencia?

No, para mí la diferencia tiene más que ver, por un lado, con generaciones, creo que hay un público importantísimo, enorme, latente, que consume muchísimo arte por internet que, de hecho, genera sus propias relaciones allí, que construye sus propias redes allí desde hace mucho tiempo, que es una generación más joven, pienso que de 15 años a 30, todavía. Son públicos que están en ambos planos, que van a acceder  y que van a interactuar con esto virtual, pero que también queremos y quieren ir a sentir la vibración de un concierto en una sala especial, esa parte también de la experiencia del cuerpo en el arte, me parece que no la va a suplir nunca el espacio virtual y no tendrían porque dividirse ni contraponerse, son experiencias distintas y preguntas distintas.

También sociocultural, creo que los públicos, mientras tengan cierto acceso a tecnologías van a poder compartir espacios físicos y virtuales.

Para poder pensar en el desarrollo de arte electrónico, para poder pensar en el desarrollo de la gestión cultural en el ámbito de la virtualidad, para poder pensar en la generación de públicos en estas condiciones, tiene que haber políticas culturales que amplíen también las posibilidades de acceso a estas tecnologías.  ¿Quién provee esas infraestructuras?, ¿quién está atendiendo que la gente ahorita pueda estar bien conectada para hablar con sus familiares y con sus seres queridos? 

Nos confinamos a este lugar, hacemos un montón de planes muy interesantes, muy valiosos, me parece, pero a la vez estamos viviendo a través de internet y eso alimenta otra máquina que ahí sí no estamos viendo. Esos puntos claves que justo son los que conectan el mundo físico con lo virtual, capitales, jerarquías, narrativas de poder. Eso es ahí, donde va a ser interesante cómo nos posicionamos como entidades culturales y gestores culturales.  

«…. esa parte también de la experiencia del cuerpo en el arte, me parece que no la va a suplir nunca el espacio virtual y no tendrían porque dividirse ni contraponerse, son experiencias distintas y preguntas distintas.»

¿Cómo se modificó tu programa, que si bien hace un rato decías que iba mucho a lo físico, al cuerpo, y ahora está enfocado totalmente a lo virtual?

Algunas cosas sí las vamos a posponer, tampoco queremos caer en la necedad de que todo tiene que caer ahí. Por ejemplo, tenemos una línea importantísima que tiene que ver con las poéticas del goce. También, desde el baile y su relación con el arte, hay muchas maneras de unir públicos que de pronto parecen que están separados. Estábamos programando conciertos de sonideros en la casa; todo lo que están haciendo las artes vivas con el performance, talleres para niños. Hay mucho por ahí que necesita la unión de gente en el espacio público, porque justamente la línea era “tomar la casa”, no solamente la salas cerraditas, el cubo blanco, etcétera, sino tomarla completa. La línea era “vamos a hackear la casa”, ahora la estamos hackeando de otra manera. 

Hay una parte corporal, del tacto, que sí tendremos que recuperar porque me parece también un modo de resistencia. 

Teníamos una exposición sobre feminismos en México que también tuvimos que posponer. Hay una línea que me sigue interesando mucho que tiene que con lo que decía, los hackings y las intervenciones arquitectónicas desde la mirada virtual. Hay también todo un programa que tiene que ver con la literatura y las otras artes, que es un tema que especialmente me interesa, la materialidad del texto, que ahora también, en esta dimensión, va a ser increíble explorar. 

Los temas se mantienen, no nos interesa virar por completo, sí es una oportunidad y sí fue una decisión la atención al arte electrónico y saber qué están haciendo los artistas desde hace tanto y qué podemos ofrecerles como espacio. Esto tiene que ver también con el concurso de carteles digitales  [que actualmente ya se puede ver en la página de la Casa]. Imaginar cómo mostrar obras que finalmente están haciéndose desde Internet y mostrarlas en esas rejas. 

Me decía alguien que tiene un carácter hasta nostálgico, también fue una decisión, pedí que no se hiciera demasiado realista [el modelo de la casa virtual], no queríamos que justo nos fuéramos a la tecnología por la tecnología, sino al contrario, gestos visuales: aquí está el espacio, pero ahora lo puedes voltear. Y eso es bien interesante también: ¿cuál es nuestra experiencia con la espacialidad como personas? 

Este espacio [el virtual] no abandona el físico. Y estarlo interviniendo te retrae inevitablemente a la casa, a la casa original. 

«Creo que sí abre la posibilidad de mostrar la Casa del Lago a un espectro más internacional, pero sí me parece importante ser autocríticos y pensar que ahorita sólo vamos a poder llegar a quien tiene internet y no vamos a llegar a lugares a los que también tenemos que llegar…»

Me queda muy clara esta idea de mantener la fisicalidad de todo. Una frase que resaltan en la presentación de la Casa virtual es «no descobijar los cuerpos y las imaginaciones» y siento que a partir de ahí marcan mucho su postura, el no romper los vínculo, no romper lo físico, como una especie de recordatorio de que, cuando todo esto se acabe, vamos a volver a reunirnos. Porque también está el tema del miedo al otro, el miedo al contagio, ¿y qué va a pasar cuando podamos salir? Hay que volver a reunirnos. ¿Es una invitación a eso, a no olvidar volver a reunirnos?

Sí, totalmente es una invitación, es un statement. Incluso para pensar el propio equipo de trabajo, estás llegando [a principio de año Cinthya asumió la dirección de Casa del Lago], estás haciendo un equipo y al mes y medio tienes que cerrar y al mes y medio esas personas se van a sus casas con miedo. No puedes abandonar eso para empezar. Tristemente no está el personal completo, son noventa personas, pero sí hay una buena cantidad de manos en esto en todos los sentidos. 

Sí es una invitación porque a mí parece que ya todos sabemos lo que estamos viviendo, ya sabemos que estamos en nuestras casas, ¿y nosotros qué podemos hacer hoy?, mostrar que hay una posibilidad en el mundo. Yo sí creo que vamos a volver, pero vamos a volver cambiados.

Creo que esa es la batalla también súper fuerte que tenemos que librar más allá del virus o cuando pase la etapa tan ruda de contagio, ¿cómo nos volvemos a reconectar? Mientras no perdamos eso, conexión con el otro, va a ser más fácil. 

Por eso, no podemos abandonar cuerpos, de entrada, cuerpos que laboran, que hacen que ese lugar exista, desde la persona que corta el pasto hasta la persona que hacen la propuesta virtual. Y luego, el público, los artistas. En ese sentido el párrafo de no descobijar es eso. Tenemos que estar muy coordinados como instituciones, en UNAM y en Secretaría de Cultura, para no descobijar a esos artistas y a esos colaboradores freelance que dependen de su trabajo en espacios públicos 

Podemos pensar que la salida es ahora Instagram, Facebook o es la casa virtual, pero más bien, ¿cuáles son las preguntas detrás de eso? Eso es lo que se me hace más interesante. 

El Foro Arreola cambia a Foro Alicia Urreta, cuéntame. 

Era un cambio que ya estaba por anunciar, Alicia Urreta fue una compositora importantísima para Casa del Lago, en primer lugar; pianista destacada. Y en este plan que traíamos y que traemos, el de las pioneras electrónicas, pues ella es una de las compositoras mexicanas a revisar en estas pioneras. 

El foro es un espacio en el que la mayoría de las veces se presentan apuestas musicales o de experimentación sonora. Y hay una necesidad de renovación en muchos sentidos. La casa ya tiene un apellido, no era necesario seguir repitiendo un foro con ese apellido. Y creo que también marca un statement. Y en ese mensaje de posibilidad que queremos lanzar, también esto sigue ocurriendo. Es un nombre que tiene que estar y también hizo vibrar la casa mucho tiempo.