Javier Espada habla sobre este aspecto en el quehacer cinematográfico del cineasta español en el aniversario de su nacimiento
Ciudad de México (N22/Karen Rivera).- La relación que Luis Buñuel tuvo con el mundo del arte y la pintura en su producción cinematográfica fue una de las líneas temáticas que abordó el cineasta Javier Espada en la conferencia que ofreció en la Cineteca Nacional, como parte de la conmemoración del 120 aniversario del nacimiento del director de cine español.
Javier Espada, cineasta:
«Buñuel era un gran conocedor del mundo del arte, él de joven frecuentó muchísimo el museo del Prado, compró libros de arte que figuran en su catálogo de obras y desde luego le interesaba muchísimo; era sensible a la hora de componer un plano muchas veces usaba elementos que tienen que ver con el mundo del arte. Solamente voy a adelantar uno que es la María Magdalena, esa prostituta que quiere ser santa como la protagonista de Nazarín, cómo Andará. […] Hubo una relación de amor odio con Salvador Dalí, con Lorca evidentemente, en ese momento en que está en la generación del 27 de la que él forma parte activa. Y son influencias de amor odio, de criticarse y al mismo tiempo esas críticas servían para que cambiara para que hiciera algo totalmente nuevo y diferente.»
Previo a la proyección de la película Nazarín, que Buñuel estrenó en México en 1959, y que narra la historia de un clérigo que decide ayudar a una prostituta perseguida por la policía y a una mujer obsesionada con el hombre que la maltrata, Espada aseguró que esta cinta muestra la visión crítica de Buñuel hacia la religión y su libertad como cineasta.
«Estamos ante una de las mejores películas de Buñuel, Buñuel decía que era una de sus películas preferidas de las que había rodado en México, y no solamente eso estamos ante una película que es una transposición del Quijote, pero que en este caso el Quijote es un cura, es un padrecito y sus desventuras, entre lo divino y lo humano. […] La religión en Buñuel está muy unida con el surrealismo, porque su visión de la religión es siempre crítica, por una parte, jugando con mucho sentido del humor y es lo que realmente le encanta. El ver a los eclesiásticos como si fuera algún tipo de insecto con mirada de entomólogo. […] Hice todo una investigación y Buñuel con su cámara Laker hacia el scouting, buscaba los lugares donde se iba a filmar los exteriores de sus películas, y lo hacía humildemente con su propia cámara de fotos, porque tenía que ser muy barato para poder tener libertad. Y eso es una gran elección que pueden aprender todavía muchos cineastas jóvenes.»