La odisea de ocho horas que es Sleep, pieza del músico alemán, fue llevada a la pantalla por la documentalista nacida en Zimbabue, Natalie Johns, y proyectada en Sundance. Aquí un intercambio de ideas con Richter
Park City, Utah (N22/Redacción).- Por más de dos décadas, Max Richter (Alemania, 1966) se ha hecho de un lugar como uno de los compositores más influyentes de su generación. Su acercamiento a la música clásica y al minimalismo de la electrónica y la fusión de éstas en una misma idea sonora devenida una experiencia inmersiva lo ha conectado con una gran audiencia.
En 2015, Richter creó Sleep, una obra de ocho horas de duración que combina piano y cuerdas con toques de electrónica y algunas voces. En paralelo, la galardonanda cineasta y documentalista Natalie Johns, siguió el proceso de montaje de Richter, su performance más ambicioso hasta la fecha, un concierto al aire libre en Los Ángeles, en Grand Park.
El resultado de lo captado por la cámara de Johns, es un retrato visual que nos sumerge en la vida del músico alemán y de su compañera creativa, Yulia Mahr.
Aquí algunas impresiones del músico durante su estancia en el Festival de Sundance, donde se proyectó el trabajo de Johns.
Entrevista por Ana Laura López Flores
¿Cómo fue tu experiencia como creador, al conocer las experiencias del espectador, de alguna forma desapareciendo la distancia que existe cuando estás en un escenario?
Fue muy interesante. Como músicos estamos muy involucrados en comunicar algo con el sonido, experimentamos la música en tiempo real durante la presentación. La experiencia del público es realmente la otra mitad de esto. Al ver la película [Max Richter’s Sleep] puedo asomarme un poquito a los sentimientos del público, a la manera en que viven este viaje a través de la noche. Es realmente fascinante, de hecho.
¿Descubriste algo al verte en este retrato visual de una experiencia tan agotadora y extrema como lo es Sleep? Ocho horas es mucho tiempo.
Como músico, mi experiencia tocando se trata mucho de estar en el momento, sólo tocando la nota siguiente. La música está frente a ti —en mi caso, tengo alrededor de doscientos cincuenta páginas de música que toco durante el concierto. Uno está simplemente tocando lo que viene, no pensando sobre el tiempo que pasa. Pero entonces, al ver la película, descubro que es trabajo. Es un esfuerzo físico. Todo el asunto tiene algo de deporte extremo.
¿Qué piensas acerca de la posible relación entre imagen en movimiento y música? ¿Crees que exista alguna especie de arco narrativo en lo que compones?
Sí. Para mí, la música es un lenguaje capaz de contar historias. Creo que, como seres humanos, amamos las historias. Inventamos historias y amamos escuchar historias. La música es una manera de hacer esto, así como el cine. Por esto, reunir los lenguajes del cine y la música de esta manera me pareció maravilloso.
Imagen de portada: © Ana Laura López Flores