La sonoridad de Hildur Guðnadóttir

Necesario es poner atención en el trabajo de la chelista islandesa cuyo último premio, el Globo de Oro a Mejor banda sonora, es tan sólo la punta del iceberg del trabajo de una artista consolidada

Ciudad de México (N22/Redacción).- Al ganar el Globo de Oro por Mejor banda sonora en Joker, Hildur Guðnadóttir escala un peldaño más en su ya de por sí consolidada carrera musical. Es una exponente que se mueve en un espectro amplio de la composición: desde su proyecto en solitario Lost in Hildurness, hasta la colaboración con grupos tan experimentales y under como Throbbing Gristle; así como su trabajo para series como Sicario, Chernobyl  y Trapped, o cintas como Kapringen y Mary Magdalene

Su primer álbum en solitario fue Mount A, lanzado en 2006, un paisaje sonoro sombrío, gélido e introspectivo creado a través de instrumentos como el cello, el piano, la gamba, el khuur y el vibráfono, entre otros. 

Se habla de ella ahora como «la primera mujer en ganar el Globo de Oro por la banda sonora de una película», pero lo cierto es que en el camino andado de la chelista hay toda una historia de mucho trabajo. 

Ha sido comisionada para crear piezas para la Orquesta Sinfónica de Islandia, para la Compañía Nacional de Teatro también de Islandia, para la Tate Modern, para The British Film Institute, The Royal Swedish Opera in Stockholm y la  Gothenburg National Theatre, entre muchas otras instituciones. Fue nominada, en 2014 al Nordic Music Council Prize como compositora del año.


Hija de una cantante de ópera y de un director de orquesta, Hildur se formó en la Academia de Música de Reikiavik, pero desde los cinco años de edad había iniciado en la práctica del cello. Estudió, también, nuevos medios en la Academia de las Artes de Islandia y en la Universidad de las Artes, de Berlín, país en el cual ha fijado su residencia. 

En 2009 llegó Without Sinking, un disco en el que participaron Jóhann Jóhannsson y Skúli Sverrisson, y que apuntaló el camino que ha seguido hasta ahora, un pop experimental que se ha extendido a la creación de música para obras de teatro, instalaciones de arte, piezas de danza. 

Es una chelista que no teme a la experimentación, cuerpo de trabajo en solitario lo completan, hasta ahora, los discos Leyfðu Ljósinu (2012) y Saman (2014). Y es una incansable creadora de atmósferas intimistas y paisajes sonoros. 

Imagen tomada de: https://www.hildurness.com/media