Amalia Pérez, la potencia del interior

La medallista paralímpica nos habla sobre su llegada a la disciplina, su experiencia y las metas conseguidas

Ciudad de México (N22/Ireli Vázquez).- ¿Qué es lo que hace realmente fuerte a una mujer? Muchas pueden ser las respuestas que podrían contestar a esta pregunta, para Amalia Pérez su fortaleza viene desde el interior, del apoyo de su familia, de siempre verse igual ante todos, pero sobre todo de querer salir adelante sin depender de absolutamente nadie.

Amalia Pérez es Medallista Paralímpica en la especialidad de powerlifting. A los cinco años le confirmaron la discapacidad que padecía: artrogriposis congénita. «Yo no me sentía ni más ni menos, yo veía que había discapacidades más severas y yo valoraba la mía porque yo podía moverme, caminar, sentir, hablar, oír, ver. Mis padres afortunadamente no maximizaron mi discapacidad, yo creo que al ser tantos hermanos y tampoco tener una solvencia económica solida o estable, no tenían ese tiempo para «apapacharme». Siempre me trataron como a mis hermanos, e hice las mismas actividades que ellos: pelearme, hacer limpieza, lavar trastes, hacer mi cama…», explicó en entrevista Amalia Pérez.

Programadora analista de profesión, pero deportista de corazón, desde niña siempre estuvo involucrada en el mundo de los deportes, practicó nación, basquetbol y tenis de mesa, hasta que, quizá, por necedad de algunos entrenadores incursionó en el deporte que la llevaría a conocer su verdadera vocación: el powerlifting.

«Muchos entrenadores me decían que yo tenía las características de una pesista y me preguntaban que por qué no probaba dentro de la disciplina de pesas, pero la verdad yo creo que el tabú de muchas mujeres de nuestra sociedad dirige esa modalidad directamente a los hombres, entonces te encajona en un círculo de la rama varonil y como que las mujeres no encajamos y yo me decía, ¿yo que voy a hacer ahí con hombres o encerrada en un gimnasio?, no me visualizaba. Y un día me probo el entrenador. La barra por si sola pesa 20 kilos, me pusieron la barra, le subieron, 5, 10, 20 llegue hasta los 60 kilos y me dijeron “de aquí eres”, y como clásico mexicano, pues no me preguntaron, me anotaron directamente al nacional que se presentaba dentro de un mes y participe en mi primer nacional en 1991, en Guadalajara, y ahí quede como la mejor levantadora de pesas a nivel nacional, levantando 75 kilos», mencionó Amalia.  

Siempre con la finalidad de no quedarse sentada en una silla de ruedas, la cual la acompaña desde niña. La atleta es hoy en día la mejor de su disciplina, sitio que se ha ganado con muchas horas de entrenamiento arduo y constante.

«Ha sido difícil muchas veces. Cuando yo incursioné no era una modalidad que estuviera en el paralimpismo, yo no tenía un gran reconocimiento, a mí me daban una beca mínima, y prácticamente pues tú te costeabas todo, tú pagas tu equipo, tú pagas tu entrenador, prácticamente tú pagas tu gimnasio, […] yo sabía que no había juegos paralímpicos para la rama femenil, y mucha gente me decía que desertara de esta disciplina, de esa modalidad, porque nunca iba a asistir a unos juegos paralímpicos, […] nunca lo solté, seguí entrenando, seguí compitiendo, seguí ganando, y la sorpresa nos la dieron para irnos a Sídney 2000, en la que por fin se integraría la rama femenil.»

Ahí Amalia logro quedar con medalla de plata, posteriormente participó en Atenas 2004 quedando en segundo lugar, en Beigin 2008, Londres 2012 y Rio 2016 ganó medalla de oro. Hoy se encuentra preparándose para la justa paralímpica de Tokio 2020.

Pero, ¿qué pasa con la situación actual como deportistas paralímpicos y como mujeres?

-Todavía vivimos en una sociedad discriminatoria y todavía falta trabajar para que hagamos esa igualdad y esa equidad de procesos para que nosotros como seres humanos, independientemente del sexo, se deba reconocer el esfuerzo, se nos promueva al desarrollo del deporte. Que mejor que vivamos al tú por tú que la rama femenil viva la misma experiencia que la rama varonil.»

Amalia ha servido como inspiración para muchas personas, «a mí me han tocado boxeadoras, atletismo, nadadoras, mucha gente que se inspira en mí, me dice: “es que tú me estas inspirando, yo nada más al verte a ti, me inspiré para salir adelante”, entonces que mejor que tú puedas ser parte, un parte aguas bajo ese esquema de desarrollo de crecimiento del empoderamiento, de elevar el autoestima, que somos capaces de llegar a eso, que somos capaces de buscar ese camino y alcanzarlo, y sobre todo que tenemos esas capacidades, solo falta que nosotros nos la creamos y las busquemos y las desarrollemos, para poder alcanzarlas», concluyó.