La arquitectura desde la fotografía

En este espectro de imágenes que representan lo construido, para el fotógrafo Tomás Casademunt el interés está no tanto en la descripción certera sino en el crear una personalidad

Ciudad de México (N22/Ana León).- La Academia de Verano Arquine 2019 tendrá actividades en julio y agosto: un taller (Cómo presentar un proyecto), un seminario (La modernidad en la arquitectura mexicana) y un taller (Fotografía de Arquitectura), justo por este último charlamos con Ana Adrià acerca de las actividades de este curso y con Tomás Casademunt, uno de los ocho fotógrafos que impartirán este taller, sobre las implicaciones, los alcances y el discurso de las imágenes.

Fotografía de Arquitectura

Ana Adrià: Sobre el curso, es un programa cortito que se va a realizar los jueves de julio y agosto, y básicamente lo que nos interesa es invitar a ocho fotógrafos diferentes [Santiago Arau, Tomás Casademunt, Alejandro Hernández Gálvez, Ana Hop, José Jasso, Onnis Luque, Jaime Navarro y Sandra Péreznieto], van a ser ocho sesiones, para que cada uno de ellos nos de su mirada, su manera de trabajar la arquitectura desde la fotografía. Entender sus procesos de trabajo, sus intereses, por qué lo hacen de una manera o de otra, qué es lo que les interesa retratar o capturar en ese instante.

Sobre el público al que está dirigido

Ana Adrià: Creemos que la mayoría serán arquitectos. El programa es abierto, para diez o quince personas; a diferencia de otros cursos que hacemos en Arquine este es completamente abierto.

La selección y los perfiles de los fotógrafos, ¿cómo fue?

Ana Adrià: Entender. Cómo uno lo hace desde el aire y cómo enfocan los espacios. No es sólo hablar de arquitectura, sino hablar de los espacios como tal. Esta selección permite entender diferentes maneras de capturar estos espacios, no hablar de lo mismo, que sean unas miradas completamente diferentes. Es un fotógrafo por sesión y cada fotógrafo tiene tres horas.

Tomás Casademunt en el curso, ¿cómo abordar el tema en una sesión?

Hacer un planteamiento de manera abierta, exponer los trabajos que he hecho en los 25 años que llevo trabajando en México. Mi trabajo siempre ha estado muy vinculado a la arquitectura. De algún modo es invertir el acercamiento, porque habitualmente un arquitecto hace un encargo a un fotógrafo para conformar una carpeta de fotografías que les sirva, invertirlo en el sentido de cómo el fotógrafo asume el reto del encargo. Se va a enriquecer la comprensión de parte del arquitecto como también el nivel de exigencia.

Se trata de enriquecer los elementos de búsqueda, enriquecer la mirada.

Retos de la fotografía de arquitectura

Tomás Casademunt: A pesar de todos los avances que hay increíbles de programas de computadora, de cámaras digitales, drones, he seguido trabajando con tecnología analógica, trabajo con películas, con cámaras del siglo pasado. Para establecer un contrapunto, mi apuesta es por trabajar con esas cámaras antiguas y lograr un resultado que no es tan común. Quedamos muy pocos trabajando de ese modo y pienso que hay proyectos que encajan más con eso y otros que no.

El proyecto de la Biblioteca Vasconcelos, quizás uno de los más populares, lo trabajé con una cámara de medio formato, con película en blanco y negro, no hay una corrección de paralelas y demás, no es tan pulcra, pero tiene un encanto que  puede lograr la película, al trabajarlo en el laboratorio. Mi apuesta es ésa, y cuando encaja es justo uno de las cuestiones interesantes. Saber encontrar el fotógrafo que te conviene para cada proyecto.


Todas las imágenes: Biblioteca Vasconcelos, Tomás Casademunt

Otro proyecto es uno que trabajamos con Arquine, la producción del libro de la serie de Espectografías que se expondrá el año próximo en el Centro de la Imagen. He estado fotografiando durante catorce años edificios en construcción y son cámaras que yo fabrico y sobreexpongo una misma placa, 8×10 pulgadas, el resultado tiene que ver con cualquier cosa menos con la tecnología, es más lo azaroso, lo que se manifiesta por debajo. Quizá podríamos resumirlo en que lo que capta muy bien es toda la espiritualidad y la astucia que encierra todo el tema de la construcción. En mi caso, quizás es la antitecnología.

Cuando visualizo una obra que voy a estar fotografiando cuatro años, a mí me ayuda más ver la maqueta que ver un render. Soy más como de lo tangible, de trabajar con las manos más que apoyarme en software.

Sobre la fidelidad en la captura de una imagen

Esa es la cuestión de fondo. Recientemente cuando entregué la espectografía de la Torre Patriotismo, de Sánchez Aedo, pensaba un poco “bueno, esto no es tu torre, es una espectografía de la torre”.

La fotografía, pasa, que ha sido tan grande el abuso y se ha metido tanto en nuestra concepción mental de las cosas que la verdad, el edificio no es esa fotografía. Me parece más interesante la proyección que tiene ese edifico más que el edificio en sí. Un poquito como en la moda, que eso la moda lo ha trabajado muy bien. No necesitamos ver toda la colección completa, el detalle de ese vestido. Es como percibir un olor que nos identifica. A mí esa ésa es la parte que me interesa, no tanto la descripción certera sino el crear una personalidad.

Responsabilidad de la fotografía, además del registro, en la narración de la historia de un país

Pienso que la responsabilidad de los fotógrafos es una, pero quizás menor. Porque donde está el poder de crear esa historiografía quizá está en manos de los editores de los medios de comunicación, la labor del fotógrafo es puntual porque puede ser un proyecto personal, pero la mayoría de las veces es un encargo del arquitecto o del constructor. Pero de ahí que esas fotografías o ese ensayo visual pase a formar parte del imaginario colectivo, quizás escapa un poquito al rol del fotógrafo.

Es algo más complejo y a veces es totalmente intencional, y va relacionado con el poder y con el dinero, y en otros casos son cosas fortuitas.

El caso de la Biblioteca Vasconcelos es interesante porque nació de un encargo de Arquine para que ilustrara un libro que estaban haciendo de la Biblioteca Vasconcelos, y de ahí se generó otra propuesta, pero nació de un encargo. Yo generalmente cumplo con un encargo y cierro. Pero esto encontró su propio camino y salió. Lo señalo como ejemplo porque es de esas cosas que yo no tenía la intención, pero se generó un aporte nuevo sobre un edificio icónico de la ciudad donde intervienen otros personajes.

La ciudad en la mirada del fotógrafo

Es fascinante ver cómo crece la ciudad, pero por otro lado da miedo. ¿Cómo va a ser esta ciudad en cincuenta años? Es una locura. Es fascinante ver cómo sucede todo tan rápido en ejes, yo empecé en eje Reforma donde empezaron a suceder muchas cosas, pero luego se empiezan abrir canchas como, por ejemplo la Torre Patriotismo que es pionera en una zona de casas habitación muy bajitas. Es fascinante y terrible lo rápido que se genera un cambio. Y está esa parte que da miedito, que es la gentrificación tan fuerte que yo ya viví en Barcelona y que creció tan rápido, y que en la ciudad ya está sucediendo. Mucha gente se tiene que ir a vivir fuera y genera polaridades, entonces se rompe toda la dinámica habitual de los que habían vivido en la zona. Ésa es la parte fea, y dinámicas que son imparables. También entiendo que está la política como para pintar rayas (límites). En Barcelona fue muy clara la lección del tema del Airbnb que se prohibió. Siento que lo que queda en evidencia es que como ciudadanos estamos absolutamente desprotegidos. Y eso es lo que espero que suceda en la Ciudad de México, que se ordene un poquito todo esto.

Toda la información sobre la Academia Arquine 2019 la puedes encontrar aquí: